En la actualidad,cuando están congelados los últimos intentos de diálogo estimulados por la Corona de Noruega en Oslo y en Barbados,( pues la reunión que sostuvieron hace algunos años atrás los jefes de la oposición con Maduro y su equipo en Miraflores, así como lo de República Dominicana resultaron un fiasco total), en que se acaban de activar los mecanismos del TIAR, hay un amago de búsqueda de entendimiento de última hora entre factores del gobierno con sectores minoritarios de la oposición (MAS, Cambiemos, AP y Soluciones), sin presencia internacional, plasmado en la Casa Amarilla ¿Es posible que se produzcan algunos desenredos? Tal vez. Todo sigue dependiendo de la voluntad de Maduro, quien controla al PSUV, la FANB y la mayoría del aparato del Estado y quien siente que el horizonte se le achica con la posición firme en su contra de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, la Unión Europea y el Grupo de Lima que piden nuevas elecciones presidenciales en Venezuela.

Si el gobierno acepta lo acordado en el cónclave realizado en la Casa Amarilla y la fracción del PSUV y del Polo Patriótico se incorpora a la AN tal como ocurrió; si libera los presos políticos (se destaca la liberación de Edgar Zambrano) y nombra un nuevo CNE en el seno de la AN electa en el 2015, sin duda le estará dando un segundo aire al debate político nacional, pues obligaría a la oposición, como conjunto, a que también revise muchas de sus agendas y discursos.

¿Será esto posible? En el corto tiempo lo sabremos. Ya el martes 24 el PSUV y el PP dieron el primer paso de reincorporarse a la AN abriendo un interesante debate con evidentes repercusiones nacionales e internacionales, mientras Maduro, estratégicamente, se encontraba en Moscú entrevistándose con Vladimir Putin y Diosdado Cabello viajaba a Corea del Norte.

Ello seguramente hizo que Juan Guaidó, presidente de la AN pronunciara un sensato discurso de recibimiento a la fracción oficialista, la cual no dejó de sacar sus estiletes planteando una averiguación sobre presuntas vinculaciones del presidente interino, reconocido por más de 50 países sobre presuntas vinculaciones con el narcotráfico y los paramilitares colombianos basadas en unas fotos tomadas con un par de ellos en las trochas de la frontera colombovenezolana, donde el gobierno de Iván Duque en esa oportunidad le dio un acogida de jefe de Estado.

Pasar ese trago no será nada fácil para las partes que requieren de una buena dosis de moderación, de amplitud, de tolerancia, de capacidad de entendimiento en aras del bien del país, que no soporta los giros que ha tomado el devenir político, ni el alcance de la crisis en todos los órdenes que nos consume. Los oradores de la oposición, obviamente sorprendidos por la inesperada presencia del adversario, aunque estaba anunciado el viraje del PSUV en el que no creían, fustigaron con fuerza a esa fuerza política, a la ANC, al TSJ y al gobierno de Maduro. Del otro lado no salieron de sus bocas juegos florales, sino críticas mordaces y duras de similar tenor.

Lo cierto es que, en ese nuevo caballo, quiéralo o no, un nuevo hecho como el de la AN, montó al todo el país político. Pareciera abrirse un nuevo espacio de convivencia y de negociación y no de destrucción. ¿Serán capaces los dirigentes de los polos antagónicos de digerir esa posible nueva realidad? No hacen falta muchas palabras, escritos, discursos o dimes y diretes. Ha llegado una hora de concreciones. No hay otra. Corto y sencillo. Al pan, pan y al vino, vino. La emoción debe dar paso a la razón.