Más espionaje
Bulevar 13/07/2019 09:21 pm         


John le Carré, el novelista británico que recuperó lo mejor de la tradición de Chesterton y ejerció un potente influjo gracias a su voz y su estilo



Su verdadero nombre es David John Moore Cornwell, pero si nos refiriésemos a él de esta forma pocos sabrían de quién se trata: John le Carré (Poole, Dorset, 1931), el novelista británico que recuperó lo mejor de la tradición de Chesterton y ejerció un potente influjo gracias a su voz y su estilo. Agente secreto durante los años de la Guerra Fría y el más grande escritor del género de espionaje, el británico regresa con una nueva novela, Un hombre decente (Planeta), que se publicará en España el 22 de octubre.

Nuevamente el británico trae una historia de espionaje. Pero en clave Brexit y en un mundo donde Putin y Trump urden componendas. Su protagonista es Nat, un veterano de cuarenta y siete años de los servicios secretos británicos, cree que sus años en la agencia han concluido. Está de vuelta en Londres con su mujer, la resignada Prue. Pero con la amenaza creciente de Moscú, la Oficina tiene otra misión para él: hacerse cargo de una difunta subestación de Londres con un desorganizado grupo de agentes. El único destello de luz en el equipo es la joven Florence, que tiene la mirada puesta en el Departamento Rusia y en un oligarca ucraniano involucrado en oscuros tejemanejes.

Su novelística supuso, en opinión de algunos avezados lectores, una nueva forma de mirar en un mundo que ya no se repartía (sólo) en los buenos y malos ambos lados de una línea; sino de uno acaso más complejo, más humano, que se repartía –entonces- a ambos lados de un muro. El de Berlín. Dueño de un estilo inconfundible, Le Carré ha publicado más de 24 libros en 50 años. Sus primeros textos, una combinación de humor y el género policíaco, terminaron destilándose en un universo de espías, dobles agentes, topos, aristócratas y elegantes sujetos del Servicio Secreto Británico, que ahora aparecen retratados y descritos en Volar en círculos (Planeta). Hay quienes afirman que los agentes de la KGB amaban sus novelas; y razones no faltaban. Entre otras cosas porque se levantaban sobre el escarmiento de la experiencia vital de Carré.

Fue la combinación de su capacidad de mirar con la sustancia de sus mejores años como agente, lo que hizo sus libros un prodigio. Le Carré se hizo famoso a raíz de sus historias con el telón de acero y la guerra fría. Su segunda novela El espía que surgió del frío (1963), reconocida con el Premio Somerset Maugham y Premio Crime Writers Association Gold Dagger, fue descrita por Graham Greene como la mejor novela de espías que había leído jamás. Incluso, apenas cuatro años después de Llamada para un muerto, (1961), fue llevada al cine con James Mason como el protagonista implicado en la investigación del suicidio de un miembro del Foreign Office. Hay un gran número de obras de Le Carré adaptadas a la pantalla grande o chica. El Topo –que forma parte de su serie de cinco novelas protagonizadas por el agente George Smiley- inspiró la mítica serie de la BBC realizada por John Irving. Pero a esa se suman muchos otros títulos: El jardinero fiel o El sastre de Panamá.

Polémico –sus desavenencias con Salman Rushdie se dieron por resueltas hace apenas unos años-, John Le Carré no admite ningún tipo de premio literario ni títulos ni distinciones. A pesar de todo, algunas instituciones persisten en premiarle, como el Instituto Goethe, que le otorgó en 2011 la Medalla Goethe. A pesar de esta naturaleza espartana y áspera, el hombre que se expresa en estas páginas es capaz de dejar asomar en la discreción de estas páginas una capacidad de empatía para entender, muchos a veces, a quienes le tocó perseguir -en el caso de los rusos de los años del MI5- o también personajes algo más complejos, como su padre, a quien dedica unas durísimas páginas.

Un hombre decente (Planeta) el tono escéptico de los últimos libros de Le Carré, quien al menos en la ficción parece cada vez más enojado, más enconado contra el mundo manejado por los financistas que todo lo atropellan, acaso por eso transmitía en ellos una ira contemporánea, ya fuese en las acciones terroríficas de los laboratorios (El jardinero fiel) o la actual situación de los inmigrantes en la Europa de nuestros días (El hombre más buscado) o la –para él- malsana guerra de Irak, en Amigos absolutos. Este parece volver a ser el caso.

Tomado de: Vozpópuli





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