De nuevo el gatopardo
Bulevar 24/08/2019 05:00 am         


Sesenta y un años después, en una nueva bisagra, el mundo sigue repartiéndose entre don Fabrizio y Tancredi



Fue la única novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (Palermo, 1986 - Roma 1957). Se publicó de manera póstuma, un año después de su muerte. Se trata de El Gatopardo, un libro que narra la decadencia de una familia aristócrata siciliana durante la reunificación de Italia y que aún retumba con la fuerza de las historias que no prescribe. Anagrama la ha recuperado en una nueva edición con posfacio de Carlo Feltrinelli, hijo de Giangiacomo Feltrinelli, el fundador del sello que publicó la novela de Lampedusa.

Lampedusa pertenecía a una familia aristocrática de Palermo que sirvió de inspiración al momento de acometer la novela. Luego de participar en dos guerras mundiales y viajar por Europa, se volcó en la escritura de El Gatopardo, "una de esas obras para las que se trabaja o se prepara uno toda la vida", como dijo el escritor Giorgio Bassani de esa novela de la que él fue editor y la que Lampedusa dedicó los últimos dos años de su vida.

La novela se centra en don Fabrizio, príncipe de Salina, un hombre respetable y de poder, que procura preservar a su familia y su clase social de los tumultuosos cambios de finales del siglo XIX, con la llegada de las tropas de Garibaldi a Sicilia en 1860. En El Gatopardo hay una oposición entre la tradición y lo nuevo, entre la vejez y la juventud. La desaparición del reino borbónico de las Dos Sicilias y la Reunificación. Esa tensión está representada en Tancredi, sobrino de don Fabrizio, quien abraza la causa garibaldina, y en la bella Angélica, que retrata el ascenso de nuevos ricos. La bisagra entre el antiguo régimen y el advenimiento burgués, que marca una mirada melancólica e incluso crepuscular.

Tanto las editoriales Einaudi como Mondadori rechazaron el manuscrito. Entonces Lampedusa vivía. Sin embargo, el interés que despertó el libro en Bassani convenció a Giangiacomo Feltrinelli para publicarla. La novela suscitó polémica y debate al instante. El crítico literario Mario Alicata, junto a Alberto Moravia, Leonardo Sciascia, Pasolini y otros exponentes de la cultura de la izquierda rápidamente calificaron El Gatopardo como un libro reaccionario. Después de ser reconocido con el prestigioso premio Strega, y luego de la URSS decidiera traducir al ruso, el Partido Comunista Italiano cambiaría la estrategia y apoyaría a Luchino Visconti dirigiendo la adaptación de la historia al cine.

"Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie", esta frase al oportunismo político y que se ha convertido en la cita más imprecisa y generalizada de la novela, es producto de una supuesta lectura inducida de Lucchino Visconti en la adaptación de 1963. Tanto ésa como algunas omisiones e interpretaciones afectadas un fuerte sesgo del Partido Comunista Italiano, al que el propio Visconti estaba limitado.

Esa es la tesis que asumen Alberto Anile y María Gabriela Giannice en la obra Operación Gattopardo, publicado por Feltrinelli. A partir de una larga búsqueda de materiales inéditos, documentos de archivo, guiones, testimonios y crónicas de época, Operación Gattopardo describe el objetivo ideológico de la película: alterar muy sutilmente algunos aspectos de la novela, para acercar la visión histórica de Lampedusa a la del Partido Comunista.

Tan solo las reediciones y reveses de este libro componen un capítulo en la historia de la cultura en Italia. La novela vio la luz en 1958. Cuatro años después, en 1962, el crítico literario Francesco Orlando cuestionó algunos aspectos de la edición y puso en duda que se trata de la original. La controversia sobre la autenticidad textual del libro con respecto al manuscrito de 1957 tuvo éxito, hasta el punto de la editorial Feltrinelli tuvo que volver a una nueva edición, en 1969. Finalmente, Gioachino Lanza Tomasi, heredero y pariente del escritor, revisó todas las últimas etapas del libro y evaluar hacer una versión en la que se corrigiesen todas las diferencias con el texto original.

Para conseguirlo, Gioachino Lanza Tomasi se valió de distintos materiales: un fragmento inicial de la parte IV, llamado Fragmento A, y que fue luego eliminado por el autor; varios textos manuscritos encontrados por Giuseppe Biancheri en los papeles de la princesa Alessandra Wolff-Stomersee, viuda Tomasi di Lampedusa, recogido como Fragmento B.

Todos esos materiales, publicados por Feltrinelli hace un año -cuando la novela cumplió sesenta años-, aparecen en la edición que ha hecho Anagrama en español, justo en la celebración de su cincuenta aniversario y cuando el grupo italiano se ha hecho con el sello impulsado por Jorge Herralde. Sesenta y un año después, en una nueva bisagra, el mundo sigue repartiéndose entre don Fabrizio y Tancredi, revisados ​​en las múltiples variaciones de quien detenta un poder y quien desea hacerse con él.

Tomado de Vozpopuli






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