San Bernardino, parroquia de 25
Bulevar 11/10/2019 10:13 am         


Dobladillo de las faldas de El Ávila



Dobladillo de las faldas de El Ávila, San Bernardino exhibe como inicio de sus periplos jurídicos y territoriales, como su partida de nacimiento, el registro en documentos poscoloniales fechados en 1632 de un acontecimiento aislado pero promisorio: se asienta entonces !la primera casa! Rodeada de verde, ese que será por siempre leitmotiv de ese copete del valle, por un largo trecho histórico San Bernardino mantendrá la misma estampa bucólica de haciendas y fundos.

No es sino hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando comienza su proceso de urbanización. Recientemente considerada por el arquitecto y profesor de la Simón, Henry Vicente, como uno de los distritos petroleros de la Caracas que arropa el modernismo —cuando los empresarios estadounidenses de la industria invirtieron en los años cuarenta en hoteles, restaurantes, tiendas que espejearan el american style way of life—, convoca a historiadores, periodistas y vecinos un suceso también reciente que destaca en la bitácora de San Bernardino. Se trata de su ascenso a parroquia, el 13 de octubre de 1994. Los parroquianos celebran los 25.

Territorio cuyo paisajismo exultante va de la mano de una arquitectura mayoritariamente de escala amable representada por edificios alzados en los años treinta y cuarenta, con balcones que parecen abrazar, San Bernardino está surcada por vías y ramblas arboladas que se desentienden del trazado cuadriculado y se bifurcan lúdicas como en un delta, que te llevan a las tantas clínicas y escuelas. Perfumada por las panaderías que invaden de dulzura este señero barrio judío a las 4 de la tarde, la animan espacios culturales linajudos como la Asociación Cultural Humboldt, el Museo de Arte Colonial y el Museo de Arte Afroamericano. Tiene asimismo en su mapa dos hoteles señeros, el Waldorf y el Ávila, ese donde han tocado las grandes orquestas de la ciudad y del mundo y se presentaron Celia Cruz y Dámaso Pérez Prado, y fue huésped el presidente francés Charles De Gaulle a quien, por cierto, hubo que hacerle a las volandas una cama especial para que cupiera con sus casi dos metros de estatura.

Tiene de todo, incluyendo construcciones patrimoniables, históricas y modernas, como la sede de la Electricidad de Caracas, o la de la antigua sede de la Embajada de Estados Unidos, ahora invadida. El cambio político que desde la confianza producirá el derrumbe del miedo y las tapias, aunado al pañito caliente que merecen sus fachadas harán de San Bernardino, sin duda, imán turístico.

Entre las casas patrimoniables puntea la quinta Anauco Arriba, espacio que, como el Esequibo, es zona en reclamación. Cuando fue alcalde de Libertador Jorge Rodríguez la colonizó, privatizó y convirtió en sede del partido rojo al que él pertenece por lo que lo que fuera lugar de encuentro de vecinos se volvió, a juro, sala de reuniones de los pocos que persisten en el pensamiento único y punto y sanseacabó.

Lugar posible y de historias fantásticas, de resistencia y devoción, resiste y celebra sus 25 contra viento y marea. En la sede de la iglesia Claret la arquitecta y vecina María Teresa Novoa, el sexto cronista de Caracas Guillermo Durán y el político y activista de la ciudad Carlos Rodríguez conversan de la historia, las anécdotas, del Marqués del Toro, añoso vecino, de las potencialidades y lo que puede lograrse. Convocan a una tertulia a las 4 el jueves 10 (ver Uso Horario). 





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