Los venezolanos estamos sometidos a diversas expectativas que van desde lo político a lo económico y social. En lo político destaca el diálogo establecido el cual ya tiene alrededor de dos meses de iniciado, promovido por Noruega con el apoyo de la comunidad internacional. Este se mantiene de una forma donde no se conocen hasta dónde se está avanzando con los temas en los cuales se estableció la agenda. Lo cual crea un manto de discrecionalidad para las conversaciones. Hay que destacar que el país se encuentra sumido en una crisis muy inconveniente para los ciudadanos, donde se observa cómo cada día se desmejoran nuestras condiciones de vida y se dificulta más sostener nuestras necesidades familiares, causadas por la caída de la capacidad de consumo como resultado de los altos niveles inflacionarios al cual nos encontramos sometidos.

En lo social se observan elevados niveles de pobreza sobre todo el crecimiento de la extrema, la cual se duplicó entre el 2018 y lo que va del 2019, igualmente se reflejan en calidad de vida y desarrollo humano. Los cuales están en los más limitados del mundo según la organización mundial de la salud y las Naciones Unidas. Es por estas razones por las cuales los venezolanos tienen las esperanzas en que este diálogo concluya en soluciones reales que faciliten las alternativas para resolver la complejidad política, económica y social en la cual nos encontramos. La situación en que se encuentra más del 90% de la población obliga a soluciones inmediatas que le traiga respuesta a las expectativas creadas con el diálogo. Lo preocupante es que no se logren decisiones que le den esperanzas al país de que sí se va en la dirección correcta y se van a lograr consensos y acuerdos convenientes al interés nacional.

Ya se hace evidente que existen signos de convulsión social expresados en las cientos de protestas que se observan día a día en las distintas comunidades a lo largo y ancho del país, que van por fallas de agua, electricidad, cajas de comida, gas, transporte o cualquiera de las grandes limitaciones que tenemos y afectan a la base popular, la cual se siente olvidada y sin posibilidades de resolver sus más urgentes necesidades para ellos así como para las comunidades en las cuales se encuentran viviendo sus múltiples calamidades y limitaciones.