Fue Miss Venezuela en 1977. Cristal Montañez estudió arquitectura en la Universidad Central de Venezuela y, posterior a su reinado, se convirtió en afamada modelo de comerciales internacionales, siendo también rostro Max Factor para toda Latinoamérica. Hoy, conserva su natural belleza y distinción. Su vida de comodidades, sus privilegios y fortuna, todo lo ha puesto cara o cruz, fuertemente dedicada al trabajo por los inmigrantes. Fue incluida en la Lista de las 100 Personas más influyentes del Mundo. Y no es para menos cuando, aparte de ser una madre, esposa y venezolana ejemplar, ha desarrollado una intachable y reconocida trayectoria como embajadora de los derechos humanos en la lucha por la democracia y la libertad en Venezuela. Ella representa el heroísmo y la capacitación de la mujer venezolana.

Tiene dos hijos, Gabriela y Hank . Está casada con George T. Baylor, un exitoso empresario. Vive en Huston (Texas), pero su corazón está en Venezuela y no aparta su mirada de los compatriotas que han partido huyendo de la crisis y necesitan asistencia humanitaria. Cristal pertenece a organizaciones como Paren Clinton Global Initiative, Global Philanthopists Circle y Salzburg Global Seminar (pobreza y desigualdad). Es miembro del Comité Internacional del Greater Houston Women Chamber of Commerce, del Comité de Asesoría Internacional de Women Powerful International y miembro honorario de la junta directiva del Programa de Microcrédito de la Universidad de St. Thomas.

Cristal describió el proyecto que impulsó y que permite llevar asistencia a las fronteras donde se encuentran campamentos de refugiados venezolanos, al cual se ha dedicado en cuerpo y alma junto a un eficiente equipo de voluntarios que ha logrado integrar. Se desplaza constantemente a los lugares donde se escenifica la tragedia venezolana y llevan ayuda, pero también amor, sonrisas, confianza y, sobre todo, ilusión para los niños.

Ha logrado alianzas con organizaciones como el Rotary Club, el Eclub y Bear Hugs Venezuela. “Tenemos una coalición de organizaciones aliadas con las que estamos trabajando de manera extraordinaria”, agregó Cristal. Recolectan y entregan toneladas de alimentos fortificados. Se multiplican las pailas brillantes y nuevas que recibe el alimento fortificado de Rise Against Hunger, donado por la organización que lidera la ex miss Venezuela. Llega en una bolsa de 385 gramos que incluye soya, vitaminas, vegetales deshidratados y minerales, Sosa y un pequeño grupo de migrantes agrega gusto para el paladar. El delicioso producto final es preparado por los cocineros de World Central Kitchen, quienes también se han enrolado en el proyecto.

Trabaja con la iglesia, tanto en Venezuela como en Colombia. “Son confiables administradores y distribuidores”, afirma. Los Clubes Rotarios de Cúcuta y de Houston desarrollan desde hace algunos meses un proyecto piloto en favor de los migrantes y de los colombianos, el cual consiste en respaldar a 14 comedores comunitarios de esta ciudad y cuatro en la vía hacia Pamplona. Los alimentos enviados para ser distribuidos en estas instalaciones son enviados desde EEUU. El Gobierno de Colombia presta toda la colaboración necesaria y la logística para los puntos de acopio en el puente internacional de Tienditas. El régimen de Maduro no colabora de manera alguna. La presencia en este puente binacional es para abogar para que quienes padecen la falta de alimentos e insumos médicos en el vecino país reciban la ayuda humanitaria.

Trabaja con la iglesia, tanto en Venezuela como en Colombia
 
“Nuestro proyecto piloto Hope For Venezuelan –explica Cristal- nace en respuesta a la crisis humanitaria causada por los miles de venezolanos que han perdido todo: empleos, atención médica, sus familias y muchos han perdido sus hogares. Como sabes, este tremendo colapso económico y social ha llevado a los venezolanos a emigrar en un éxodo masivo, creando así una de las peores crisis de refugiados en la historia de América Latina”.

En consecuencia, más de 1.3 millones de venezolanos han cruzado la frontera de Venezuela a Colombia. Sin embargo, la ciudad de Cúcuta y el Área Metropolitana no están preparadas para recibir esta migración masiva de personas. Por lo tanto, muchos refugiados/migrantes continúan a otras ciudades colombianas o a otros países como Ecuador y Perú.

“La primera fase de nuestro proyecto –continúa Crystal- contribuyó a aliviar el hambre y mejorar la condición de malnutrición de aproximadamente 5,000 refugiados y caminantes venezolanos al día a través de la donación de 20 toneladas de alimentos fortificados y 20 toneladas de alimentos complementarios producidos localmente y distribuidos en 9 de los 10 centros de distribución de alimentos seleccionados en Cúcuta y 4 albergues en Pamplona”.