Ante la posibilidad cierta de que en razón de los juicios en su contra que se ventilan en instancias estadounidenses, la empresa Citgo propiedad de Pdvsa pueda caer en manos de los acreedores, ha surgido una propuesta razonable y pertinente. El economista Víctor Álvarez junto a otros expertos, sugieren una fórmula que resultaría factible siempre y cuando el gobierno de Maduro y el gobierno paralelo de Juan Guaidó coincidan en conservar (más allá de la pugna por el poder) la propiedad sobre el más importante activo venezolano en el exterior. Se trata de formular una petición ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que el caso sea tratado conforme ocurrió en el pasado con activos de Irak en materia energética y de Argentina en el famoso caso de los “bonos buitres”. Una decisión de esa instancia blindaría la posesión del Estado. Para su aprobación no habría inconveniente para la activación del derecho a veto por los principales miembros del organismo, por cuanto Estados Unidos apoyaría la iniciativa de avalada por Guaidó a quien reconoce como legítimo presidente; mientras que Rusia y China también votarían a favor por cuanto ambas naciones tienen convenios y planes conjuntos con Pdvsa. El control de Citgo es una causa nacional.


SIGUE OSLO

Pese a la suspensión de las últimas reuniones programadas en Barbados entre el oficialismo y la oposición, todo indica que los encuentros continuarán en las próximas semanas, por cuanto la iniciativa del gobierno de Noruega es compartida por la Unión Europea, el Grupo Internacional de Contacto, China, Rusia, Cuba y Turquía, que en la práctica han discrepado de la actitud de John Bolton y Estados Unidos según la cual debería abandonarse el camino de la solución electoral y confiar solo en el endurecimiento de las sanciones económicas para el cambio de gobierno. En el plano nacional, en los últimos días, más allá de los partidos del G4 y en especial de Voluntad Popular, han surgido plataformas independientes cuya fortaleza consiste en una significativa influencia en la formación de la opinión pública y que se inclinan también por un acuerdo inclusivo y pacífico, el cual solo es posible mediante el diálogo y las negociaciones, en este caso con el uso del ya comprobado “método de Oslo”.