Tentación totalitaria Española
Análisis 17/05/2020 07:00 am         


Al declarar el estado de Alarma, dentro de los cánones constitucionales, el presidente Pedro Sánchez se ha revestido de altos poderes absolutos



Por Carlos Pérez Ariza


Estaba todo amarrado para iniciar el Plan Tercera República y llegó el virus letal desde China. España es un territorio histórico donde no es infrecuente que la historia se repita. Nunca se repite con exactitud, pero aparecen los rasgos distintivos del carácter hispánico inmortal. Es que ya lo dice el lema: ‘Spainis different’, y tanto que lo es. Con la tormenta oriental encima, la prioridad es gobernar la nave sin que la pandemia la haga naufragar. Por los momentos, la sentina hace agua a chorros. No sólo se llenan los hospitales, que, a rebosar, necesitan abrir los de campaña, pues el virus hace retroceder a los sanitarios (40 mil contagiados) en todas las líneas de defensas. También las morgues españolas no pueden con tantos cadáveres sobrevenidos. Sin dejar de tener un ojo avizor en la economía toda: la pequeña, la mediana, la grande y la macro-global. El PIB de España se ha desplomado en un 5,2% en estos dos meses virulentos, se vaticina el doble como mínimo a las puertas del verano. No ocurría tal cosa desde que se tiene memoria estadística. Tal presente no presagia ningún futuro halagador.

El Plan denominado en círculos progresistas ‘Segunda Transición’, ‘España es un país de países’, responde a la intención política de sustituir el Estado, que instauró la actual Monarquía Parlamentaria, por una nueva República. Discutir si España funcionaría mejor o le conviene más una organización republicana o la actual forma de gobierno no es, en este día, prioritario con el microscópico enemigo en casa. En democracia todo se puede parlamentar, pero solo en democracia. Aunque no parece este el momento más adecuado para cambios tan radicales. ¿Qué tipo de República? ¿Quién sería el jefe del Estado (ahora es el rey)? Tal proceso de cambio institucional requeriría una nueva Constitución. El líder de Podemos, Pablo Iglesias (ahora Vicepresidente del gobierno de España) lo viene diciendo claramente: ‘Necesitamos una Asamblea Constituyente, para eso necesitamos formar un gobierno de mayoría’. ¿Copia, tal vez, a su líder inspirador, cuando juró sobre aquella Constitución moribunda venezolana? Ya asaltaron el Ejecutivo, en coalición con ese nuevo PSOE/Sanchista, que, desde los postulados de José Luis Rodríguez Zapatero, viene escorándose hacia su ala más izquierdista. Estos compañeros de viaje parecen estar de acuerdo en lo fundamental: Un sistema republicano está en sus horizontes, se sentirían más cómodos sin un jefe del Estado, que, en ocasiones, viste uniforme militar (lo ha declarado Iglesias, siendo Vicepresidente). El Plan viene cuajando, y la epidemia del virus chino, parece haberles dado un resquicio para comenzar a aplicarlo. Confinado el pueblo español, con el miedo metido en el cuerpo y sobre treinta, cuarenta mil cadáveres; con decretos-leyes se gobierna con mayor soltura.

Al declarar el estado de Alarma, dentro de los cánones constitucionales, el presidente Pedro Sánchez se ha revestido de altos poderes absolutos, como nunca antes ningún presidente en los 40 años de la joven democracia española. En la práctica, tal Alarma que se viene prolongando con el indispensable apoyo parlamentario desde hace dos meses, y va para uno más al menos, el Ejecutivo ha traspasado las fronteras y se vive en un estado de excepción no declarado. Las voces se alzan desde el Poder Judicial, al señalar que se violan derechos constitucionales. Mientras tanto el virus chino corre a sus anchas. Las cifras oficiales de contagiados, fallecidos y curados, no convencen. Hay indicadores desde las Comunidades Autónomas (CCAA) de que son muchos más los infectados y muertos. La polémica de los Test para establecer un mapa cierto de los ciudadanos que pueden dar positivo o no, está en la opinión pública, sin que el gobierno aclare cómo, dónde y cuándo se harán esos chequeos masivos. Voces científicas aseguran que sin Test no se puede garantizar la seguridad sanitaria de la población. En medio de tal epidemia mortal, los que gobiernan parecen empeñados en prolongar la Alarma, para aplicar su agenda particular con mejor y mayor maña.

España, ciertamente no es Venezuela, ni aquella era Cuba, pero Iglesias actúa como Vicepresidente del gobierno de España luciendo, al mismo tiempo, el traje de Agit Pro, propio de su carácter asambleario. Recrimina tener un rey/jefe de Estado que luce uniforme militar, como si él no hubiese alabado a su querido ‘comandante eterno’ venezolano, que militarizó a su país. Tiene como jefe de gabinete a un exgeneral, militante de Podemos. No es cualquier militar, José Julio Rodríguez Fernández (72), general de la aviación, fue JEMAD (Jefe del Estado Mayor de Defensa). Evidentemente, el astuto discípulo del chavismo tiene ya una pica en el ejército español al tener a dicho general a su lado. El otro campo donde abona este joven leninista, que esparce loas a Stalin, es el del Poder Judicial, al que sataniza; sin olvidar a los Medios, que deben ser controlados ya sean públicos o privados. La empresa no escapa tampoco, aquel famoso lema del extinto comandante venezolano, ‘ser rico es malo’, lo asoma Iglesias con hay que cargar de impuestos a los poderosos capitalistas, sin avisar que ser pobre es mucho peor. El Poder Legislativo, en sus dos Cámaras, viene siendo ya disminuido tras la excusa del estado de Alarma. Los poderes extraordinarios facilitan así la aplicación de una Agenda que corroe los contrapesos del Estado de Derecho, cuyo virus letal es la dupla gubernamental, Sánchez/Iglesias. Éste le viene quitando la mano del timón a Sánchez, que para mantener el poder le deja hacer, hablar y actuar contra el Estado español, desde dentro. Cualquier similitud con aquel plan castrista que ha acabado con Venezuela, no parece pura coincidencia. Claro, que tampoco se puede perder de vista que esto es Europa, que los estadounidenses aún tienen bases militares aquí y que no será tan fácil que el plan podemita prospere. Pero en este nuevo orden global, tras el virus que nos cayó desde China, un escenario como este es factible.

Se han juntado el hambre con las ganas de comer. Si el nuevo PSOE de Sánchez ha tomado la deriva guerra civilista de poner orden en la historia del franquismo, el Podemos de Iglesias, bolchevique y anticapitalista, aúnan fuerzas para alumbrar a una nueva España republicana. El Estado, sobre el papel constitucional, es una Monarquía Parlamentaria, donde el jefe del Estado reina, pero no manda. El mapa de la administración política está dividido en 17 CCAA, donde el poder central es mínimo. Parece funcionar como un Estado federal, pero no lo es en la Ley. Unas regiones tienen más beneficios que otras, por motivos históricos y las diferencias son ostensibles. En estos días de epidemia se ha comprobado que este gobierno pleno de poderes, ha sido superado en muchos casos por las administraciones territoriales, que se le han enfrentado, destacando no sólo las gobernadas por otros partidos distintos al de gobierno central (PSOE/PODEMOS), sino a los de su propio signo. De federal solo tiene apariencias. Ellos, los social comunistas desean una federación de países en una fórmula asimétrica. Eso parece marcar el camino a contentar a los independentistas como Cataluña y vascos. Por ahora, esa decisión está aparcada. Aunque los secesionistas esperan su momento, ya que el gobierno de Sánchez/Iglesias también depende de ellos. Así que España vive un momento de profunda reflexión sobre su presente y porvenir incierto a todas luces. La Era de la mascarilla enmascara la realidad para que podamos creer que la vida es verdad.







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