Yo Pactara
Análisis 07/06/2020 07:00 am         


Elucubraciones de un domingo, con un cafecito, en un centro comercial.



Por Roseliano Crespo


Una de las preguntas que me repito con frecuencia es porqué este gobierno no ha pactado su salida.

Vamos a estar claros. No parece que las cosas les hayan salido como las pensaban. Por lo menos, no como pensaban los que los escogieron. Pienso que genuinamente en algún momento creían que todo lo hacían por el bienestar del país. Pero la cosa como que se descarriló. Hoy pareciera que "El Príncipe" es la lectura de cabecera, mantener el poder a cualquier precio. Que puede ser muy caro cuando el precio es el futuro propio.

Me cuesta mucho pensar que de verdad haya algunos que crean que van bien. Que crean que se la están comiendo en algo. Que de verdad crean que todos los males son culpa de la guerra económica. La luz, el agua, la salud, la pobreza, el abastecimiento, las comunicaciones, y ahora, la gasolina y dicen que mañana el gas. Sería muy chimbo si en serio crees que todo ha sido culpa de la guerra económica y precisamente has tenido un desfile de expertos en guerras como responsables de todas esas cosas. Ahora, si lo de la guerra es para la galería, está bien, pasa. Pero si alguno de los responsables se lo cree, o cree que es una buena excusa, si sigue responsable, cámbienlo. No va a poder.

Ahora es el peor momento para estar al frente de Venezuela. Hay que reconocerlo, la cosa no ha salido bien. Yo imagino que muchos afectos al gobierno deben recordar con nostalgia cuando eran oposición. Esa si era una oposición de la buena. No estos mansos de ahorita. ¿Se imaginan lo que hubieran hecho en contra de un gobierno como este? Nada más de pensarlo se te eriza la piel. Las protestas de BLM serían unas niñas de pecho.

Y no tiene porqué ser un sueño. Podría ser una realidad. ¿Te imaginas a la oposición tratando de enderezar este enredo? Discutiendo sin cesar. Todos opinando. Todos aspirando. Todos expertos. Es difícil imaginarlo, porque en el gobierno lo que sobra es disciplina y lo que falta son expertos. Pero no hay caos. ¿Qué haría falta para que fuera una realidad? … Un acuerdo.


Ni los tirios ni los troyanos

¿Qué impide un acuerdo? ¿Que el gobierno no se quiere ir? Si uno se pone cerebral y no emocional, ante las perspectivas de solución, nadie debería criticar que uno dijera: "Está bien. Que se friegue otro. Me voy. Dale tú.". Se pondrían furiosos unos camaradas. ¿Que la oposición pide cabezas? Pues el acuerdo explícitamente excluiría cabezas. Y, seguramente, incluiría unos troncos de términos. Al fin y al cabo, el que está concediendo pide y el que solicita tiene que dar. Se pondrían furiosos unos opositores. Extremistas hay de todos los colores. Para ellos todo acuerdo es una entrega. Pero ni modo. Porque si no, no hay acuerdo. Ni cambio de guardia. La historia puede dar algunas ideas. Chile post-Pinochet es una. Sin Pinochet, pero con Pinochet.

Vamos a estar claros. Un acuerdo le interesa a todo el mundo. Literalmente, a todo el mundo. Otro día, con otro café, elucubramos porqué. Pero hoy, hoy nos quedamos en nuestro microcosmos venezolano, de tirios y troyanos. Si la guerra económica no tuvo la culpa de todos nuestros males, el bloqueo económico si está poniendo bien difícil la cura.

Por otra parte, otra vez la historia nos da algunas ideas. La historia latinoamericana es terca. Tengo un amigo que tiene dextrocardia, una rara afección congénita en la que el corazón está en el lado derecho del cuerpo. Latinoamérica no pareciera tener ese problema. Pareciera que el corazón lo tiene bien claro a la izquierda. Y las izquierdas latinoamericanas parece que siempre rebotan. Rebotaron en Chile. Rebotaron en Argentina. Rebotaron en Brasil. Y sin esperar mucho. Un período. No más. (Los que parece que no rebotan en Latinoamérica son los gobiernos militares)

Todo el mundo dice que la democracia está firmemente arraigada en el pensamiento colectivo del venezolano. Yo si lo creo. Pero la papita, también. Los sentimientos de desigualdad, también. Los derechos de los trabajadores, también. Los deberes, no tanto. Si llegara el acuerdo, el camino de retorno de los que dejarían el gobierno ya estaría bien asfaltado. Para que ese camino se bloqueara, el nuevo gobierno tendría que hacer milagros. Y si los hace, bueno, ¿no es lo que todos queremos para el país? Bienestar, progreso, educación, salud. La máxima felicidad, pues. Eso no le puede disgustar a nadie en Venezuela. No sé si a algunos en otro país. Pero eso es problema de ellos. No de nosotros. Como tiene que ser.

A todas estas, ¿los chavistas haciendo oposición? En su salsa. Con recursos. Formándose. Preparándose para el regreso. Para no depender de nadie y para hacerlo mejor esta vez. Sin tener que calarse, ni ser responsables, de los horrorosos dolores de parto que va a significar salir del bloqueo económico.

La verdad es que lo que el chavismo debería estar tratando de hacer es convencer a la oposición de que se deje de bolserías, que sean hombrecitos y se encarguen del coroto. Pero eso sí. Que arreglen este enredo rapidito, que mucha paciencia no les van a tener.

Para tirios y troyanos, todo esto son puras herejías. Ojalá que sean los menos.








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