El Covid Venezolano
Análisis 19/07/2020 07:00 am         


Últimamente se han incrementado sensiblemente las cifras de contagios y muertes por el coronavirus y no como se ha explicado solamente por la presencia de los famosos “trocheros” fronterizos



El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud declaro como pandemia mundial el nuevo coronavirus “Covid-19” después de su aparición en diciembre del 2019 en Wuhan-China y su rápida expansión por el mundo entero, con sus mayores focos en los países europeos y su posterior propagación en niveles críticos en otras zonas, especialmente en Estados Unidos y en las últimas semanas en América Latina. Si bien es cierto que en algunas naciones descendió el nivel de contagio, ahora se notan de nuevo síntomas de graves rebrotes en ella; mientras se hacen esfuerzos también en laboratorios del mundo entero en busca de los elementos para una vacuna capaz de enfrentar el continuo crecimiento de las cifras de contagios y decesos. Sin embargo los resultados hasta hora no alientan el optimismo en los círculos especializados. Recientemente el 14 de julio el Director general de la OMS Tedros Adhanom Gebreyesus señalo: “Quiero ser sincero: no habrá retorno a la vieja normalidad en el futuro previsible y las personas que esperan la llegada de una vacuna, deben centrarse en las herramientas existentes para frenar la transmisión del virus y salvar vidas.” Opinión que suscriben diferentes expertos, como Michael Osterholm, director del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, quien sostiene que la pandemia podría durar varios meses y que por ahora el planeta solo ha visto el comienzo. “El virus se va a desplegar en los próximos meses”, dice por su parte el experto de la Universidad de Singapur Hsu Li Yang que la pandemia se extenderá hasta final de año y sin una vacuna a la vista. Para Nathan Grubaugh, Epidemiólogo de la Universidad de Yale, “es difícil predecir cómo terminará la pandemia antes de que cause millones de infecciones”.


CRECE LA CUARENTENA

Según las cifras de la OMS correspondientes a la última semana la pandemia ofrece el siguiente balance: desde el comienzo de la epidemia, alrededor de 13.660.780 personas en 196 países o territorios se han infectado con el virus, cobrando la vida de al menos 585.750 personas, aunque se cuentan al menos 7.442.700 recuperadas. En los últimos días los epicentros de contagio se encuentran en Estados Unidos y en América Latina, en especial Brasil. El jueves 16 las cifras indican que el territorio norteamericano registra alrededor de 3.499.398 infectados con 137.419 muertes, mientras que los países latinoamericanos donde el virus ha cobrado fuerza en las últimas semanas, entre otras razones dado los conocidos niveles de desigualdad social de la región los números ofrecidos son los siguientes: Brasil con 1.966.748 de casos, Perú con 337.751, Chile con 321.205 y México con 317.635, siendo Brasil y México los que mayor registran casos de fallecidos con 75.366 y 36.906 respectivamente.


¿LOS TROCHEROS?

El caso de Venezuela es digno de una especial consideración. Se sabe que el país enfrenta una severa crisis económica y social, sin hablar de una larga conflictividad política que ha significado (mucho antes de la aparición del virus) un cuadro de deterioro que ha llamado la atención de la comunidad internacional y que se expresa con la caída brutal de su industria petrolera que es la fuente de más del noventa por ciento de su ingreso fiscal y una fuga de nativos que según organismos de la ONU se acerca a los cinco millones en la llamada “diáspora” más alta del continente: A ello habría que agregar también el deterioro de los servicios públicos, entre los cuales es significativa la situación de la atención sanitaria. En consecuencia existían las razones suficientes para el efecto del Covid-19 (que de por sí ha sido catastrófico en países de alto desarrollo como las naciones europeas o Estados Unidos por ejemplo), en el caso venezolano teóricamente podría diagnosticas los alcances de una terrible tragedia de hambruna y muerte. En los primeros meses con la aplicación de la llamada cuarentena y medidas de confinamiento el efecto esperado resulto ser menor, lo que no dejo de sorprender a los observadores internacionales. Sin duda en los modestos números de contagiados y de muertes en comparación con las naciones vecinas privo un hecho de otra naturaleza: el control social que se deriva del modelo del chavismo-madurismo y que se sustenta en la estructura y la creación de instancias asistencialistas como el carnet de la patria, cajas clap, red de atenciones comunales, chamba juvenil, entre otras, que operan en el caso de las elecciones y la movilización de calle que han sido utilizadas para la divulgación y prevención de la pandemia y no para su tratamiento médico tal como ocurrió en el resto de los países que carecen de estas estructuras y cuyos servicios de hospitales y consultorios en mejores condiciones que el venezolano seguramente serian inevitablemente afectados por el volumen de los contagios y las víctimas de la pandemia.


ESTRUCTURA VENTAJISTA

La llamada “estructura ventajista” del régimen, que se soporta también en la presencia hegemónica de las Fuerzas Armadas Bolivarianas operó en los primeros meses en la existencia de cifras discretas en la materia. Por ejemplo: en el informe oficial del pasado jueves ofrecidas por el Vicepresidente de Comunicación e Información Jorge Rodríguez se indica que en las últimas 24 horas se reportaron 426 nuevos casos, de los cuales 345 son producto de transmisión comunitaria y 81 internacionales, elevando a 10.854 la cifra total de contagios y a 104 la cantidad de fallecidos. Datos que si bien son inferiores a los que se registran en América Latina como nuevo epicentro del Covid-19 indican un crecimiento de los números ofrecidos en los meses anteriores. Una de las explicaciones para lo que parece puede convertirse en una “explosión” del coronavirus ha sido ofrecido por el propio Maduro en el sentido de que en buena medida la mayoría de los infectados proviene de la “diáspora del regreso” de Colombia y Brasil que como se sabe son dos naciones severamente castigadas por la pandemia y que huyen hacia Venezuela tal como salieron por los viejos “caminos verdes” hoy conocidos como trochas para evadir el control y confinamiento sanitario, pero también por otras razones de orden público y político. Ello es cierto en alguna medida y no es novedad el clima de anarquía que se vive en la frontera, pero si resulta exagerada la afirmación, además de un argumento fácil en extremo, aprovechar la situación de los “trocheros” como el detonante del terrible Covid-19 en el país.

En todo caso la situación de la pandemia es de tal naturaleza que de la misma manera que genera rebrotes alarmantes en países que ya habían conocido sus terribles efectos, como en Italia y España, o el mismo Estados Unidos, e incluso en regiones chinas que registran la reaparición de la pandemia, resultaba lógico suponer que Venezuela con el trasfondo critico que se conoce no fuera también afectada por un fenómeno que como recomiendan los especialistas habrá de permanecer, incluso con mutaciones, por mucho tiempo y más allá del descubrimiento y aparición de la esperada vacuna, tal como ha ocurrido con todas las pandemias que ha conocido la humanidad. 








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