El Virus que no Descansa
Análisis 01/10/2020 08:00 am         


Como el mundo no camina de la mano y los pecados de pocos los pagamos en muchos, seguiremos con altos y bajos hasta dar con una cura efectiva a la enfermedad



Por Nelson Totesaut Rangel 


Resulta evidente lo extenuante que ha de estar la Covid-19. Sobre todo después de este verano europeo, que ha festejado como nunca antes. El virus, controlado con éxito en paraísos de la fiesta veraniega como Italia y España, salió de su cuarentena. Y es que luego de observar como las fechas del verano intenso (que circulan alrededor del 15 de agosto) los bares, playas y discotecas estaban llenas, era solo esperable que el virus no estuviese muerto, sino de parranda.

Más allá de eso, las medidas de contención exitosas demostraron ser incompatibles con la humanidad. Recuerdo, por allá en marzo, un Profesor de la Universidad Luigi Bocconi (Milán, Italia) que decía que bastaban 15 días de cuarentena mundial para eliminarlo. Hoy, luego de 8 meses (circa), extenuados de un encierre infinito y de una indumentaria que nos es ajena y nos roba las expresiones faciales, sacrificaríamos medio mes de nuestra libertad para volver a la normalidad.

Pero, como el mundo no camina de la mano y los pecados de pocos los pagamos en muchos, seguiremos con altos y bajos hasta dar con una cura efectiva a la enfermedad. Ya que también se demostró que resulta más sencillo curar un virus, que la estupidez humana.

Ejemplos de ello lo veo con frecuencia en España, con imágenes que contrastan una triste realidad. Esta semana, en una foto divulgada a través de Twitter, sorprende un niño parado frente a un parque público infantil clausurado por la pandemia. Mientras el menor lucha con entender la situación, contrasta un bar al fondo con puros adultos (cuya capacidad de discernir creemos desarrollada) a capacidad máxima.

LOS P...

En nuestro contexto criollo también tenemos realidades similares. Mientras algunos no pueden circular libremente porque cualquier alcabala lo imposibilita, otros gozan de permisos (o salvoconductos) que los exoneran de las reglas. “Otros” refiriéndonos a una inmensa parte de la población que circula a sus anchas. Años atrás, específicamente en 1989, en un contexto distinto, Uslar Pietri fue de los primeros en usar la palabra “pendejos” en televisión para referirse a aquellos que respetan las reglas. Hoy, 30 años después, dicho concepto sigue más vigente que nunca.

Y el buscar saltarse las normas es natural cuando la impunidad reina con cierto descaro. “Influencers” que celebran cada evento con total normalidad abundan en las redes. He visto fiestas de cumpleaños, revelaciones de género, entrenamientos en gimnasios e inclusive matrimonios con aforos que preocupan. Todo eso de personajes públicos, a través de plataformas de divulgación masiva, como lo es Instagram.

No me extrañaría que la falta de respuesta oficial se deba a una errada interpretación de la pandemia. Quizá se piense que el virus ataca solo a los pobres, como ya se cree que el mismo trabaja una semana sí y otra no. De no ser el caso no entendería el escenario, ya que el 7x7 resulta una de las políticas más absurdas de todas. La misma se basa en el supuesto de que el 90% de las personas presentan síntomas antes de los 10 días, cosa que es cierto. Sin embargo, 7 no son 10 y, para cualquiera que tenga ojos, puede percatar como las calles se inundan a diario, cualquier semana.

Este tipo de políticas no son exclusivas del gobierno venezolano. Se trata del balance entre lo que se debe hacer y lo que se quiere hacer. Por ejemplo, los ingleses han resuelto que el virus se acuesta temprano y los pubs podrán trabajar hasta las 10 pm. Similar es el tema con los aforos, que se restringen a 6 personas nada más. La regla de 6, como se le llama, al igual que el 7x7, siguen pareciendo matemáticas equivocadas contra un virus que no sabe contar.

Existe una página en Twitter que se ha aprovechado desde el día 1 de la situación para hacernos reír, en vez de llorar. Se llama @CoronaVid19 y goza ya con más de 870.000 seguidores. El ingenio de la misma resulta fabuloso y ayuda en cierto sentido a crear conciencia social. De ejemplo tenemos un tuit estrella de esta semana: “Es la primera vez que me siento en todo el día”. Y es que al virus no lo queremos dejar descansar.








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