La Historia como Espejo
Análisis 19/12/2021 08:00 am         


En la nota anterior planteábamos una interrogante sobre las opiniones que vieron en la batalla de BAGHUZ, librada en febrero del año 2019, y en la muerte del máximo líder y autoproclamado Califa del Estado Islámico, Abu Bakh al Baghdadi



Por Manuel Salvador Ramos


Una muestra de la derrota definitiva del ESTADO ISLÁMICO. Nada mas alejado de la realidad, porque si bien es cierto el revés tanto en lo militar como en lo referente al impacto que trajo la desaparición física del líder que con notoria habilidad había conducido la organización durante catorce años, no podía nunca pensarse que ese contexto determinase la extinción de una estructura con amplio enraizamiento territorial.

EL ARRAIGAMIENTO DEL ESTADO ISLÁMICO

A la muerte de su cabeza-líder el mando recayó en Amir Muhamad Said Abdelrahman al Mawla, también conocido como Haiji Abdulah, pero tuvieron que transcurrir mas de dos años para que el portavoz del Estado Islámico hiciese el anuncio respectivo; además, en todo ese lapso, el propio A Mawla no hizo público ningún mensaje. Algunos analistas interpretaron ello como signos de debilidad y hasta de decaimiento, pero por el contrario todo ello trajo consigo un progresivo fortalecimiento.

Para apuntalar la conclusión anterior debemos considerar que el Estado Islámico no fue concebido como una fuerza de expansión militar, sino como un ESTADO, y por ello la meta, luego de las exitosas acciones bélicas en Irak y de haber proclamado en el 2013 el ESTADO ISLÁMICO Y DEL LEVANTE, fue dar el decisivo paso político de proclamar el CALIFATO en el año 2014. Ello quiere decir que las agrupaciones del ISIS en diversos lugares de Asia y principalmente de África, conformaron la estructura provincia la imagen y semejanza de como ocurrió en toda la historia del musulmanismo. Es fácil inferir que la “desaparición del califato físico” permitió que sus provincias tuviesen mas peso, produciéndose un proceso de descentralización principalmente orientado hacia África. Alí el Estado Islámico cuenta hoy con filiales en Egipto (Sinaí) y Somalia, pero su actividad es relevante en el África Occidental, a través el ISWA y en la zona de la triple frontera de Malí Burkina Faso y Níger, donde se establece como ESTADO ISLÁMICO DEL GRAN AHARA (IGSS) en el espacio conocido geográficamente como SAHEL, región con características socioeconómicas e históricas que son altamente propicias para el cultivo de la radicalidad. Debe agregarse a este panorama la creación de otra filial particularmente importante, el ESTADO ISLÁMICO DEL ÁFRICA CENTRAL, la cual cubre un área al este de la República Democrática de Congo. 

La expansión y consolidación del ESTADO ISLÁMICO en África es el factor real que deben manejar y analizar los países occidentales para diseñar estrategias valederas dentro de la búsqueda de equilibrios de paz. No debe olvidarse que cuando el ISIS desarrolla ofensivas terroristas de distinto impacto en África, no ha dejado de fortalecer paralelamente sus nichos de acción en Afganistán y Pakistán y como ejemplo de ello apuntaremos que en momentos culminantes de la victoria de EL TALIBÁN, su encarnizado contrincante, se atrevieron a ejecutar atentados de gran impacto solo para demostrar la fuerza de su presencia y para advertir al mundo sobre su poderío.

VISIÓN ACTUAL

Las interrogantes que acuden al mundo occidental y a la humanidad entera sobre el significado y la profundidad de este conjunto de factores conflictivos, obliga a voltear hacia los planteamientos de Samuel P. Huntington en su libro “El choque de civilizaciones”. El famoso profesor de Ciencias Políticas desarrolló en la última década del siglo XX su tesis sobre como las pautas progresivas de cohesión e identidad histórico-cultural de las civilizaciones, habrían de operar como elementos que propiciasen el enfrentamiento bélico entre ellas. Es obvio entonces que luego del paneo histórico con el cual hemos querido enfocar la ruta histórica del musulmanismo hasta las presentes décadas de la postmodernidad, nos vemos en la situación de preguntarnos si las tesis del eminente politólogo son adecuadas hoy en día para captar integralmente la problemática.
 
Sería pretencioso colocarnos en una tarea crítica ante los enfoques provenientes de un pensador de tal nivel, y además, si tenemos en cuenta la naturaleza pedagógica de esta secuencia, desbordaríamos el sentido informativo de las consideraciones que hemos venido desarrollando. Dentro de esa perspectiva debemos plasmar los criterios que refrendan el trabajo secuencial y para ello manifestamos una opinión que a la luz de la dinámica geopolítica actual sincretiza planteamientos diversos.

Las guerras no son decisiones de los pueblos sino de los gobernantes, quienes por intereses concretos arrastran a éstos usando motivaciones y manipulaciones de variada índole. Los conflictos bélicos puede estar atizados por el odio cultural y racial, lo cual ya ha ocurrido en la experiencia histórica, pero ello, per se, no sería realmente un choque de civilizaciones sino la estrategia de los “señores de la guerra”. En el ISLAM no se odia a Occidente como tal, sino su arrogancia y dominio sobre ellos, pero a pesar de ese contexto subyacente, la posibilidad material de un enfrentamiento generalizado no es concebible hoy día por razones tan contundentes como serían la debilidad económica y la fragmentación del ISLAM y, además, porque éste necesita del desarrollo de Occidente para su propio progreso.

Aparece en ese panorama el factor China, el cual despierta temores por su crecimiento económico prodigioso y por su potencial demográfico, sin obviar que a largo plazo puede convertirse en una superpotencia también en el terreno militar. A Occidente le interesa el desarrollo chino como extensión de su mercado, pero igualmente recela de su potencial futuro. La situación mundial deriva del deseo estadounidense de aprovechar su privilegiado status para asentar su hegemonía en las regiones que hoy y mañana pueden tener importancia estratégica. Esa es su forma impedir que surja otra potencia con su misma capacidad, y que en caso de que China se convirtiese en tal y rivalizara con Norteamérica, ésta sin duda buscaría su propio espacio y podría querer atraerse al mundo islámico, pero en ese juego de futurología también estaría por verse qué ventajas reales y tangibles obtendría el ISLAM junto a China y no junto al bloque occidental. Por otro lado, desde el punto de vista económico se observa una presencia creciente de China en los intercambios comerciales y también en la asistencia técnica que brinda a algunos países, pero todavía hoy son los países occidentales el núcleo comercial de todo su mercado, tanto de importación como de exportación.
 
Europa por su lado se esfuerza en incrementar sus lazos de unidad, periodista mucho de ser una única voz ante el mundo. Su asimilación al bloque occidental parece indiscutible, pero no siempre coincide con los intereses norteamericanos y ello propicia que las posibilidades de cooperación y amistad con el mundo islámico sean hoy importantes, sobre todo porque ya no hay colonialismo y las relaciones pueden ser más igualitarias dentro del papel de interlocutor con actitud proactiva.







VISITA NUESTRAS REDES SOCIALES
© 2024 EnElTapete.com Derechos Reservados