Ojos sobre Venezuela
Análisis 04/06/2019 01:00 pm         


El caso Venezuela sigue ocupando lugar prioritario en la agenda política mundial



Pese a versiones en contrario y propias de la guerra mediática que se desarrolla en las redes sociales, los contactos entre las representaciones del oficialismo y la oposición que comenzaron en Noruega continuarán a través de las gestiones de los países interesados en encontrar salidas al conflicto que se vive en el país. El propio gobierno de Oslo saludó la iniciativa y considera que ella se encamina satisfactoriamente, tomando en cuenta las dificultades inevitables en estos casos; y lo mismo podría decirse de la reunión sostenida esta semana en El Vaticano por el enviado de Estados Unidos Elliot Abrams y el secretario de Estado de la Santa Sede Pietro Parolin, en presencia del arzobispo de Caracas Baltazar Porras, lo cual de alguna manera implica la incorporación más activa de la instancia papal en las gestiones internacionales. El lunes 3 se reunieron en Nueva York representantes del Grupo Internacional de Contacto y el Grupo de Lima para abordar salidas al cuadro venezolano, que también sirvió como tema en el encuentro sostenido en Moscú entre el canciller ruso Serguéi Lavrov y su homólogo colombiano Carlos Holmes Trujillo.

Habría que tomar en cuenta también que los encuentros en este caso no responden exclusivamente (como ocurrió en el pasado reciente), al interés de los factores en pugna sino que el escenario nórdico ha sido escogido, si bien es cierto por invitación de su Gobierno, por el Grupo de Contacto, la Unión Europea, Rusia, China, Cuba, Uruguay y México, solo con el acompañamiento diplomático norteamericano y del Grupo de Lima que mantienen como premisa el llamado "cese a la usurpación" que consiste en el abandono del poder del presidente Nicolás Maduro como condición previa. 

Y esa precisamente es la "piedra de tranca" para lograr un acuerdo, toda vez que ya las partes coinciden en el camino electoral como la solución final. 

Para el oficialismo la no presencia de Maduro en unas elecciones generales solo se explicaría como consecuencia de la renuncia del mandatario o su salida de la Presidencia de la República por otra vía, lo cual significaría de hecho un cambio de gobierno no consensuado y lo cual por el contrario agudizaría los términos de la confrontación. 

Los mediadores internacionales estiman que la convocatoria a elecciones generales con nuevas condiciones de participación incluyendo la remoción del CNE y la vigilancia internacional serian el paso fundamental para definir un nuevo escenario político, exento de violencia y de mayor pugnacidad. 

En esencia el planteamiento que sustenta principalmente el Grupo de Apoyo tiene que ver con las características de la crisis nacional, que desborda los límites de la mera polarización política y cuyas implicaciones sociales y económicas definen una catástrofe de dimensión nacional pero con implicación directa en el plano exterior, lo cual exige como respuesta la colaboración y el aporte del mayor número posible de países y de instancias internacionales. 
 
Una situación, que más allá del interés particular de los partidos oficialistas o de la oposición, afecta cada vez de manera más dramática a la población venezolana que la padece. De esta manera la mediación externa no estaría vinculada solamente a la búsqueda de un clima de mínima convivencia democrática sino a la creación de las condiciones necesarias para superar lo que ya es una costosa debacle histórica. También la Unión Europea designó como enviado especial para la situación venezolana a Enrique Iglesias, economista y diplomático de conocidas vinculaciones con el mundo político nacional y conocedor de la realidad del país. Iglesias se desempeñó como secretario general de la Cepal en los años ochenta y conoció los detalles del famoso "Viernes Negro" en el gobierno de Luis Herrera Campins y luego por gestiones de varios mandatarios fue propuesto como canciller en su país Uruguay, en la transición postmilitar, y designado luego como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) teniendo que ver con las gestiones emprendidas por Carlos Andrés Pérez en su segundo Gobierno para la recuperación económica con el llamado Plan de Ajuste de 1989. 

Ya retirado desde España Iglesia ha seguido con particular interés la actual problemática y en este sentido ya inició contacto con el canciller Jorge Arreaza y los principales dirigentes opositores. Ambos sectores han reclamado su urgente presencia en suelo venezolano, para ofrecer su versión de la crisis y plantear sus probables soluciones ante ella. 

De esta manera el caso Venezuela sigue ocupando lugar prioritario en la agenda política mundial.





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