Nueva Economía
Análisis 25/10/2019 05:00 am         


Por Benjamin Tripier: Así como el chavismo no logró que este sea un país chavista, la oposición no evaporará los 20 años de chavismo



Benjamin Tripier

Las sanciones están presionando sobre Venezuela, produciendo, entre otros efectos, que el estado se vaya retirando de la economía, y que lo privado vaya tomando nuevos espacios, cediéndoselos, informalmente y por default, al sector privado de la economía. Las oportunidades están allí; es cuestión de identificarlas y trabajar para conseguirlas. Hoy nuestra economía se está volviendo más orgánica, y está arrancando desde 0.

Cada producto o servicio que consumimos es resultado de la inversión privada de algún empresario que está usando su propio dinero para importar o producir; no proviene ni de la renta petrolera, ni de un dólar subsidiado, o de un crédito “blando”, sino de su bolsillo; sin embargo ese empresario privado, no ha tomado conciencia de la responsabilidad histórica que está asumiendo, de demostrar que los emprendimientos privados, si se organizan adecuadamente, son capaces de sacar a la economía adelante en un momento de crisis; lo cual no quiere decir que se lograrán todos los cambios, pero en el modesto espacio que se ha ido creando, y que va creciendo, tratar de hacerlo lo mejor posible.

Deben comenzar a enfocarse en el aquí y en el ahora, y con esas bases, hacer planes a uno o dos años (2021-2022), con los pies en la tierra, dejando de lado el pensamiento mágico de que el chavismo va a desaparecer y que se van a poder implantar todas las cosas que están en los sueños, pero que en la realidad no serán posibles.

Por ejemplo, el tema Citgo: ¿no podrían los empresarios privados constituir un fondo de 5.000 millones de dólares para armar una arquitectura que permita que la empresa quede en manos de empresarios venezolanos? Los trascendidos son que hay entre 170 mil y 250 mil millones de dólares privados en el exterior. Algo se podría hacer…aunque el tiempo es cada vez más corto.

En los anuncios de esta semana donde el estado nacional le traspasa al estado provincial una cantidad de empresas, si bien, siguen quedando en manos públicas, está claro que en el caso de las minas van a tener que llegar a arreglos con el sector privado, nacional e internacional. El gobierno dijo: “nosotros hacemos los planes y los privados los ejecutan…pero nosotros ponemos los planes”. Y eso es un cambio, porque antes, unos meses atrás, ellos mismos los hubieran ejecutado, sin contar con nadie y quebrando a la empresa.

Hoy, casos como Caminpeg, o desarrollar una Pdvsa, como la que teníamos, no hubieran sido posibles; todas las empresas en manos del estado son absorbidas por el presupuesto nacional, por lo que sería razonable comenzar un proceso de reversión para aligerar las cargas y permitir a la economía respirar nuevamente, pues está siendo sofocada por el peso del estado; un estado que debido a las sanciones ya, ni remotamente, puede ser parte de la solución. Y ya no deberían volver a crearse empresas del estado. Pero no hay caso, no escuchan, y si lo hacen, es con una sordina ideológica que distorsiona hasta las buenas ideas.

Por eso, cuando mencionó que el movimiento hacia lo privado es informal, se debe a que por su perfil ideológico el chavismo no puede convalidar el cambio de rumbo, aunque ya esté claro en que es sumamente costoso regresar a los controles y sostener el estatismo a ultransa. Fíjense que, por ideología, sigue manteniendo el control de cambios, pese a que les resultaría beneficioso levantarlo y permitir operar con euros, yuanes, rublos y hasta criptos…y hasta podría usar al petro como una unidad de cuenta para manejar la contabilidad pública, como un interfaz móvil con el bolívar, que sigue funcionando como un colchón de seguridad que podría servir para armonizar la competitividad entre sectores, y con las importaciones. Cabe mencionar que, para nosotros, la palabra competitividad, en cualquiera de sus acepciones y alcances, es más una quimera que una posibilidad.

Así como el chavismo no logró que este sea un país chavista, la oposición no evaporará los 20 años de chavismo. Convivencia es la palabra clave, aun cuando el chavismo ya no esté en el poder.







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