Consecuente con la costumbre de generar expectativas en torno a eventos futuros, el presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaido, ha venido anunciando últimamente lo que sería una nueva sorpresa de la “operación libertad” el próximo sábado 16 de noviembre. Días antes, de su anuncio el pasado 23 de enero en la Plaza de Chacao, para asumir la responsabilidad de Presidente encargado se conformó una natural expectativa que de alguna manera fue satisfecha por el inicio de La línea política sustentada en el mantra “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. Días después se anunció, en medio de una expectativa ahora internacional, un extraordinario y costoso concierto, con la presencia de mandatarios extranjeros, para el 23 de febrero día fijado para la llamada “ayuda humanitaria” desde Cúcuta, que como se sabe fue frustrada y generó una mayor crisis en las relaciones colombo-venezolanas. En la misma línea, Guaido anunció el 1 de mayo Día del Trabajador como el escenario de un posible cambio político. Veinticuatro horas antes, sorpresivamente como suele ocurrir en estos casos se registró un intento de insurrección militar en la base de La Carlota, que facilitó la liberación de Leopoldo López luego de 5 años de prisión y que una vez frustrada provocó nuevas medidas represivas como la detención del primer vicepresidente de la AN Edgar Zambrano, quien posteriormente por gestión de la llamada “Mesa de Diálogo Nacional” fue puesto en libertad.

¿Qué se espera el 16 de noviembre? Sectores de la oposición ya anuncian para ese día, movilizaciones a nivel nacional para respaldar la operación que encabeza Guaido, ahora en el marco del agravamiento de la crisis económica y social, que justamente el pasado jueves el secretario adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock de visita en el país, consideró “al borde del colapso en materia sanitaria” y exigió en consecuencia “un urgente acuerdo político”. Habría que tomar en cuenta además que durante diez meses, el presidente de la AN, ha realizado una intensa campaña de contacto con sectores sociales, a lo largo y ancho del país, en lo que tradicionalmente se considera como una movilización electoral, por lo que las acciones previstas serían ahora el resultado de una eficaz activación previa. Tomando en cuenta también que las últimas semanas diversos gremios en particular el universitario y los sindicatos del sector salud han iniciado paros parciales y elevado el tono de sus protestas y que desde el 2002, los sectores opuestos al régimen de Hugo Chávez, protagonizaron las movilizaciones continuas más importantes registradas hasta entonces en América Latina, (incluso obligando al gobernante al abandono de poder por tres días) no tendría porque sorprender que ahora en un escenario mucho más complicado, y cuando en los países vecinos crece la tendencia a el uso de la calle, en esta ocasión pueda generarse una jornada popular de tal magnitud que tenga efecto incluso en una salida a la crisis. 

En las últimas semanas, el líder opositor Julio Borges en el exilio y el comisario Ivan Simonovis quien fue liberado también junto con López el pasado mes de abril trabajan activamente junto con el canciller de Colombia Carlos Holmes Trujillo, para activar las acciones previstas en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR en materia policial y penal, que permitan extender sanciones incluso medidas más concretas a altos funcionarios del gobierno y a personas vinculadas a ellos en los territorios de los países signatarios del acuerdo, lo cual reforzaría las medidas similares ya aplicadas por el gobierno norteamericano. De ello ocurrir, sería un nuevo paso en el endurecimiento de sanciones cuyos resultados en la práctica han complicado el cuadro venezolano tal como lo ha señalado el senador Marco Rubio y altos funcionarios de la Casa Blanca. En este sentido, también se inscriben las nuevas decisiones del “Grupo de Lima” reunido desde el viernes en Brasilia para acentuar la presión sobre Nicolás Maduro, así como la decisión del gobierno del El Salvador Nayib Bukele, que será replicada por el futuro gobernante de Guatemala Alejandro Giammattei, de expulsión del personal diplomático venezolano.