Por Francisco A. Casanova SLuego del desarrollo cinematográfico francés, ruso y norteamericano, Italia desarrollo su propia industria a través de estudios como Ambrosio e Italia Films. Sus inicios fueron con películas ambientadas en la antigua Roma (cine peplum) con superproducciones como Quo Vadis (1913) de Enrico Guazzoni. Luego de la primera guerra mundial y con la llegada al poder de Benito Mussolini con el Partido Nacional Fascista en 1922, Mussolini entendió la importancia del cine como órgano de propaganda y creo el Centro Experimental de Cinematografía de Roma y los famosos Estudios Cinecitta, y se hicieron películas propagandísticas del régimen, entretenimiento sin sustancia y escapista, que eran comedias livianas de clases pudientes y las llamaron cine de “teléfono blanco”, porque la heroína tenía un teléfono blanco en su habitación. Este cine, marcado por el signo del fascismo, es decir, por la censura, por lo que el arte cinematográfico no podía levantar un vuelo sostenido más allá de la atenta vista de sus censores. Las películas no podían mostrar la delincuencia o la pobreza y tampoco estaba permitida la sátira; se trataba de dar la imagen de una nación intachable y perfecta.
Mussolini trataba de que el Cine representara una sociedad italiana ideal y no la auténtica, la real. Esta realidad social, se hace patente con la caída de Mussolini en 1943, la invasión aliada desde el sur y el final de la segunda guerra mundial.
En 1945, una vez terminada la guerra, el cine en Italia comienza a tomar una nueva visión donde como alternativa al cine del Fascismo, afloro una nueva corriente cinematográfica con profesores, estudiantes y cineastas del Centro Experimental de Cinematografía de Roma, corriente conocida en la historia del cine, como El Neorrealismo Italiano.
Esta extraordinaria corriente, retrataba casi de forma documentalista, la perspectiva de las personas sencillas, como protagonistas esenciales de la miseria y la devastación llevada a cabo por la guerra, con la utilización de personas comunes como actores. La actuación y el relato, retrataba la tristeza que debían padecer en aquella Italia de la posguerra. El Neorrealismo salió de los estudios y tomo las calles como su set de filmación. A través de una narrativa clásica tratan de enseñar cómo era la vida real de la sociedad italiana en aquella época. El neorrealismo cambia la visión del séptimo arte como mera forma de distracción para convertirse en una herramienta de polémica y crítica social a la situación de posguerra que sufrió Italia durante y sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial.
El Neorrealismo se puede valorar por su calidad cinematográfica y por su valor histórico. Si atendemos al puro concepto cinematográfico, nos hallamos ante un tipo de cine desarrollado por una serie de directores y autores en forma de acciones colectivas e individuales. Apareció un estilo estrictamente nacional, intransferible e italiano. Así, en cada una de sus obras se respira esa "italianeidad", tanto en el aspecto formal como en el temático. En Roma, cita a perta (Rossellini, 1945) o Sciusciá (De Sica, 1946), es que se refleja con total transparencia la Italia triste, en blanco y negro y hambrienta de la posguerra, la resistencia y los caídos en la contienda. Siguiendo la línea del cine de Charles Chaplin, el Neorrealismo da más importancia a los sentimientos que a la composición, sin despreciar ésta y se otorga mucha importancia al guion como foco fundamental de expresión. Aparecen dos nuevos protagonistas, la mujer y el niño. El primero de ellos fue la mujer, debido a que, durante los últimos años de la guerra, el cine italiano apenas contaba con intérpretes femeninas. El otro protagonista que introduce es el niño, elemento influenciado (una vez más) por el cine de Charles Chaplin (The kid, 1921), el cual fue perfectamente explotado en películas como Ladrón de bicicletas (1948) o Milagro en Milán (1950), ambas de Vittorio de Sica. La improvisación fue un recurso indispensable del movimiento neorrealista, ya que para describir la realidad hay que entender su naturaleza dinámica. Por ello, no hay rigidez, todo es flexible y cambiante. Ejemplo de ello es la película Paisá (1946) en donde Rossellini cambiaba los guiones a medida que entrevistaba a sus personajes y ellos le contaban sus historias reales. El Neorrealismo se basaba en las premisas éticas (el documento social y la protesta moral) y estéticas (veracidad formal).
El Neorrealismo fue un grito al mundo a través del cine, diciendo “vean, aquí estamos y miren como estamos”.
En los antecedentes literarios del Neorrealismo, encontramos, las obras de Giovanni Verga, como Historia de una cantante (1873), y en especial (La mala voluntad,1881) que influencio a Luchino Visconti, referencia fundamental de la corriente, y una de sus películas más importantes: La terra trema (1948).
Roberto Rossellini, Luchino Visconti y Vittorio De Sica, representan los directores fundamentales y originarios del Neorrealismo Italiano. El antecedente cinematográfico del Neorrealismo es la película Ossessione (Obsesión, 1943) de Luchino Visconti. Ossesione, se basa en la novela negra “El cartero llama siempre dos veces (1940, James Cain). Visconti trasladó, al ambiente y cultura italiana, el asesinato de un hombre por el amante de su esposa, con la complicidad de ésta. Otro antecedente del neorrealismo son las realizaciones del director Alessandro Blasetti, como 1860 (1933), donde hay elementos del neorrealismo, como el empleo de intérpretes no profesionales.
La mayoría de los directores del movimiento neorrealista se formaron en el Centro Experimental de Cinematografía, cuyo destino eran los Estudios Cinecittá. Un grupo de ellos abogaban por una orientación de cine diferente, con contenidos censurados ordinariamente por el Fascismo. El comienzo del neorrealismo cinematográfico italiano se marca en1945, fecha de estreno de “Roma, cittá aperta”, de Roberto Rossellini, quien retrata el alma de resistencia antinazi de la población romana ante la salida de las tropas alemanas empujadas por la ofensiva aliada. La crudeza de la expresión, acompañada de un magistral guion y las condiciones históricas, y de filmación, la convierten en una obra maestra de la época, así como la actuación de Anna Magnani. Rossellini siguió la línea neorrealista con obras como: Paisá y Desiderio (1946), El Amor (1947), Alemania año cero (1948), Stromboli, tierra de Dios (1949), Francisco, juglar de Dios(1950), La machina ammazzacattivi (1952), Ya no creo en el amor, Giovanna d´Arco alrogo (1954) e India: Matri Bhumi (1959).
Luchino Visconti, luego de su trabajo con Jean Renoir en Francia, y de Ossesione, realizóuna serie de obras relevantes para el movimiento, como La terra trema (1948), la cual muestra un neorrealismo de profundo sentido social, polémico, de protesta, no exento de lírica y heroicidad. Visconti filmo en esta línea a: Bellísima (1951), Siamo donne (1953),
Senso (1954) y Le notti bianche (1957).
Vittorio de Sica impregno sus películas de un profundo sentimentalismo humano, con cierto tono humorístico y su obra maestra Ladri di biciclette (Ladrónde bicicletas,1948), en donde logra una magnífica expresión psicológica de las relaciones entre los protagonistas (padre, madre e hijo), representados por actores no profesionales; con un retrato minucioso de la calle, de los transeúntes, de los lugares y captando la angustia y desesperación planteada por el robo de la bicicleta. Otras de las películas de De Sica, en el neorrealismo italiano, son: Milagro en Milán (1951), Umberto D. (1952)y Stazione Termini (1952).
Hubo una segunda generación de directores neorrealistas, representados por Luigi Zampa, con L´attore scomparso (1941), Fra Diavolo (1942), Signorinetti, C´esempre un ma! (1942) y L´abito nero da sposa (1945); Pietro Germi, fundamentalmente con dos películas: I nome della legge (1949) y Ilcamino della speranza (1950); Augusto Genina, con Cielo sulla palude (1949); Giuseppe De Santis, con Roma ore 11 (1952) y Alberto Lattuada, con Giacomo l´ idealista.
Cesare Zavattini fue un importantísimo representante del movimiento neo realista y era un estricto defensor del neorrealismo, y pensaba que el neorrealismo, elevado a su máxima expresión, debería representar simplemente la crónica de lo cotidiano, el retrato de la vida habitual de un hombre reconstruyendo su jornada (la nueva ola francesa recogería este testigo). Para dar vida a su utopía, rodó Italia mía, la cual no se pudo terminar, la cual concibió como un viaje cinematográfico por Italia con el objetivo de captar en cada lugar del país aspectos puros de la realidad verdadera. Otro exponente del movimiento fue Federico Fellini, aun cuando muchos opinan que el no pertenecía al movimiento neorrealista, es innegable que muchos de sus títulos poseen componentes propios del movimiento y en especial con La Strada (1954) donde se observa el neorrealismo italiano de la posguerra que dio forma a Fellini, y sus extravagancias autobiográficas de fantasía que siguieron después.
El Neorrealismo fue cambiando de acuerdo con la evolución de la sociedad y economía italiana de la posguerra a la década de los 50, s. Entre 1945 con Roma, cittá aperta y Due soldi di speranza 1952 de Renato Castellani, se pasa del espíritu de protesta y desgracia generalizada que expresaba la película de Rossellini, a un símbolo de esperanza y frescura en el film de Castellani. Los dos largometrajes reflejan la sociedad italiana del momento: la situación de posguerra de los 40 y la recuperación y comienzo de la modernidad de los 50.(D. Caldevilla)
El Neorrealismo impulso el cine italiano e influencio la “Nouvelle vague” francesa, el “Free cinema” ingles, a M. Scorsese, al cine latinoamericano y el más reciente ejemplo Roma de Alfonso Cuarón.
Y como dice Nicolas Amelio Ortiz,” los ecos del Neorrealismo siempre resonaran en todo aquel que mire a su alrededor y decida retratar con imágenes y sonidos la dura realidad social”.