Reunión que es una celebración del pensamiento, aun
cuando resulta insoslayable meter el dedo en la llaga común, coro de voces para
incluso contrariarse en torno a nuestro penar, veinticinco autores del
gentilicio,ubicados en distintas disciplinas y saberes—intelectuales, críticos
de arte, filósofos, científicos sociales, investigadores, políticos, ensayistas,
profesores y periodistas—, y en distintas topografías,convergen en el libro
delta ¿Qué sucede en Venezuela? con la
intención de explicar por qué y cómo la espada de Damocles —ahí viene el lobo—nos
cayó encima. Cómo se dio el proceso, a qué temperatura hierve el drama, cómo se
entremezclan en el caos emociones y lances, cuál solución podría producir lo
anhelado: librarnos de la estaca que nos vampiriza.
Cualquiera diría que si al cabo de 20 años no sabemos la
respuesta a la pregunta de ¿qué nos pasa?estamos en pañales. Un periodista
podría decir que una pregunta es a veces la respuesta misma. Cuando uno de los
casi cinco millones de migrantes soltó ¿qué
hago yo aquí? anunció que iría por su pasaporte. Lo que ha publicado la corajuda
editorial venezolana, BID and CO, tesis y conjeturas expresadas con argumentación
y nombres propios, sin pelos en la lengua,es una obra fundamental para la
consulta así como materia prima para la propia reelaboración. Un trabajo plural
de la palabra con el compromiso de reconstruir el reguero.
Atendiendo a la invitación de la Universidad Austral de
Chile, en Valdivia, Chile, a responder cuatro preguntas: ¿Qué sucede en
Venezuela? ¿Podría elaborar una interpretación de los cambios que se hayan
realizado, en lo político, económico, cultural, jurídico, social durante los
gobiernos de Rafael Caldera, Hugo Chávez y Nicolás Maduro? ¿Cómo evalúa la
situación política, económica y social de Venezuela en el contexto
internacional? ¿Qué perspectivas y variables vislumbra y considera para la
resolución del conflicto que vive el país? un puñado de articulistas fueron invitados
el año pasado por los profesores chilenos Mauricio Mancilla Muñoz y Rodrigo
Browne Sartori, y Jonatan Alzuru Aponte, caraqueño trasplantado al país sureño, a
participar en esta suerte de diagnóstico sobre la circunstancia nacional y dar
cuenta desde sus púlpitos y celosías de la cuantía de la carencia, el desmán,
las motivaciones, los hechos y sus subjetividades, y desbrozar la maleza que ocultó y
oculta lo que pudo verse venir y no detectamos. Cuánto de albur ha habido y
cuánto de planeado. Qué eventos fueron orillados y cuales tal vez fueron salpimentados
con polvo royal. Qué mañas quedaron al descampado y qué ímpetu, qué gota, qué
detonante, volteó la escena para que nuevas botas volvieran para dar el pisotón.
Y algunas patadas.
Enjundiosa compilación que nos acerca a nosotros mismos,
también aproxima, desde la juntura de las piezas del puzzle, e incluso la refutación,
a esa claridad que puede ser luz al final del túnel. El país diseccionado en una
sala de operaciones con tantos cirujanos, acaso queda más exangüe aún en la
radiografía de tantos pero no hay quien crea que no vale la pena el esfuerzo de
reinventarlo y creer en sus potencialidades o que no es posible. Queda claro
que Venezuela tiene no solo quien la analice sino quien la quiera.
Entrevistado por el trío de compiladores habla Carlos
Oteyza; prosiguen los textos que suscriben Rodolfo Izaguirre, Faitha Nahmens
Larrazábal, Pedro Arturo Moreno, María Luz Cárdenas, Ivo Hernández, Keta T.
Stephany, Jesús Puerta, Rayda Guzmán, Mario Bonucci Rossini, Orlando Albornoz
Corina Yoris-Villasana, Francisco Rodríguez, Mibelis Acevedo Donís, Sary Levy,
Marco Tulio Alvarez Blanco, José Vicente Carrasquero, Ana Julia Bozo de
Carmona, Oscar Pérez M., Iván Daniel Gómez, Yoyiana Ahumada Licea, José Rafael
Herrera. Las coincidencias asombran tanto como los contrastes.
Que los militares que precedieron a Gómez intentaron
reformas pero las necesarias o suficientes y no leyeron el país. Que Betancourt
tuvo la visión del creador, aunque se alió con Pérez Jiménez, y vino bronca. Que
Pérez Jiménez no admitió tutía y le sacó la silla a todos para quedarse sentado
solo con trampas. Que la democracia tuvo fallas, para algunos superables, para otros
garrafales, y las enumeran. Que el 27 de febrero es yesca y antecedente. Que la
bota regresó montada sobre la ola de denuncias a veces exageradas o no contra
la democracia imperfecta. Que el autoritarismo regresó como modelo a caballo del
ideario paternalista y dividiendo (y venciendo)
como nunca antes: hizo una zanja.Que detentamos tales hábitos,
maravillas y defectos en el perfil común. Que se mezclaron los arquetipos y
prejuicios con la realidad, tendencia ancestral. Que una cosa trajo la otra.
Que todo está relacionado. Que la bipolaridad, izquierda versus derecha, no
aproximan. No aproximan la solución.
A vuelo de pájaro —el libro es enjundioso y entra en honduras—el país se ve traslucido y así, expuesto, es fardo y también lo que nos entraña. Es un animal herido que relincha y vive. Que tiene cura. Leídos los textos, devorados, se ve en 3D el panorama, con sus saltos de tiempo al pasado remoto y al futuro incierto que vendrá. Queda más en el tintero, la enjundia está servida, y no disminuyen, a lo largo del trazo de líneas curvas o pespunteadas o cruzadas,la voluntad y la esperanza. Eso también se comparte.