La agenda privada del encierro - Oscar Tenreiro
Bulevar 03/05/2020 07:00 am         


Oscar Tenreiro, la casa como despensa de la memoria



Caballero de la arquitectura, filósofo del espacio, Oscar Tenreiro asume su pasión como una manera de proyectar la cotidianidad y alentar desde la disposición de paredes y balcones, relaciones, amores, sueños.Merecedor del Premio Nacional de Arquitectura, el autor de obras de uso público y en el área de la vivienda —la plaza Bicentenario,el hospital central de Baruta, el hotel Verticem Space—, puede, a partir de una acera, pontificar sobre la democracia, explicar la Historia o contar el país. Hombre que ejerce desde siempre la rebeldía juvenil contra la que no pueden sus sexis canas, asume su vocación como una forma de entender la vida.

Autor también de suculentos ensayos en el papel y en el formato digital, el por tantos años profesor de la Central sigue dictando cátedra en nuevos púlpitos. Con la palabra también puede armar andamiajes. Los argumentos desde los cuales elabora ese mundo suyo de resistencia e indagación.

Coordenadas. Trabaja, vive, lucubra, lee en la estancia que guarda planos, libros, la discoteca. Está en el sureste de Caracas, en su casa, una muy hermosa diseñada por él mismo, con niveles y suculentos espacios vacíos a través de los cuales entra el cielo, con franjas de colores que hacen juego con la paleta tropical. Antes de la pandemia tenía tiempo con desgano por salir por la ciudad. Está encapsulado. No le gusta lo que ve. Que es más que la fachada. “Mi esposa dice que me impuso un régimen de casa por cárcel”, siendo inocente. 

Ha querido distanciarse, guardarse, mantener a raya lo absurdo, lo inexplicable, el caos y el desmadre que le produce tanto pesar. Bravura. Súmese al despropósito el virus que anda socarrón haciendo de las suyas. Vive la incertidumbre que esponjada se exhibe oronda por todo el mundo. No ve la solución inmediata a esto y aquello, como todos no sabe qué vendrá, cómo sobreviviremos, cómo quedará el paisaje cómo será el conjunto: depresión económica, tensiones sociales, desmán, crisis política ¿enmienda? ¿cambio? ¿esperanza? Eso sí nadie le quita lo bailado. Sigue escribiendo“al mismo regularidad de siempre”.

Hallazgos en el espejo. Justo cuando los días se suceden con el ritmo de cuenta gotas de una botella de aceite, o más bien por esa lentitud que nos distancia del futuro, o acaso porque siente que es un buen momento, en la cúspide de su trayectoria, para hacer un repaso y organizar el follaje hasta la raíz, Oscar Tenreiro trastea en los baúles virtuales y reales tanto todo lo escrito y producido, que han de ser miles de textos, como en los álbumes familiares. Entonces se ha encontrado con el tiempo, el suyo, el vivido y eso le produce una emoción inédita de ganas de abrazar lo que no es tiempo perdido, en ningún sentido. También un inmenso placer. Ver aquellas postales de sonrisas y encajes, pajaritas y predominante sepia de los retratos en grupo lo tiene conmovido. Ganas novedosas de comprender la ruta vital de los antepasados y comprenderse como continuación, hilo y bisagra también, es una inquietud de novísima data que achaca al momento suyo, que en realidad es el de todos. La nostalgia está de moda. Hay un tráfico inmenso en el retrovisor.

Lo que proyecta el proyectista. Todos estos materiales deberían servir para un texto que llamará Autobiografía interesada, una introspección en primera persona —y el plural— que pondrá de relieve las raíces y las inquietudes de sus ancestros. Está comprometido con esta búsqueda y en convertirla en un producto, en un hecho tangible, en memoria para la consulta.Con llamadas a parientes y sacando conclusiones de las tantas cartas y fotografías que ha atesorado, desentraña enigmas acerca de su propia vida desde el espejo que es la vida de los otros. Los tantos testimonios encontrados lo deslumbran. “Sí, y extrañamente me han puesto ansioso, es un viaje hacia lo no necesariamente conocido”, confiesa.
“El otro proyecto, el que me lleva a leer en la computadora todos mis textos de arquitectura escritos en la prensa es una compilación que me propuse hacer a partir de las columnas que suscribí para El Diario de Caracas entre 1989 y 1993, Tal Cual, a partir del 2000 y el blog Entre lo cierto y lo verdadero (oscartenreiro.com) que comencé en 2007 y prosigue”, anuncia. “Ya he adelantado mucho, claro que sería más fácil con la ayuda de alguien pero ¿quién tendría el tiempo y la paciencia de hacer esta curaduría? Se hace más lento así, pero por otra parte sé qué quiero buscar y por eso puedo diseñar con acierto mi propio embudo”, desliza. Sí, la idea es también hacer una publicación. Acaso ¡dos o tres volúmenes! que darán cuenta del país, de sus circunstancias, de lo que somos. Tinta enfocada la suya, que sí, desde un balcón ciego ha logrado contar Caracas y el país.

Cabilla en su tinta. Oscar Tenreiro escribe con donosura y profundidad textos referenciales que repasan con conocimiento de causa la realidad artística, psicológica, emocional, política, histórica o urbanística de distintos puntos del planeta. Pero sobre todo hace vínculos con la realidad nuestra que lo crispa. “Es que me duele que no se construya, que no se repare, que no se busque solución, que los que están a cargo, es un decir, estén abocados a otros manejos”, consigna, “duele la falta de amor y compromiso, la falta de decencia”. Ojo entrenado que ve la posibilidad perdida y el camino ideal, la chapuza y la argucia, la intención y la desfachatez, reniega de los edificios sembrados en Las Mercedes, y entiende a Ciudad Caribia como una idea mal concebida que derivaría en tragedia. Mal hecha también, se suma a la lista de depauperaciones y desfiguraciones.

Todo lo escribirá con elegancia, la que caracteriza su verbo cáustico y franco, y en tono didáctico y bien argumentado. “Será no ficción, no me atrevo a explorar la imaginación pura, tengo mucho material, en todo caso, materia prima desde la que puedo armar mis dos proyectos editoriales, claro que puede haber un bache en el camino, pero intentará soslayarlo desde la conjetura, en cualquier caso; no desde la invención”, dice. “Eso sí, intentaré producir un trabajo poético, creo que el esfuerzo de contar la realidad intentando la luz es poesía”.

Cable a tierra. Las llamadas, por cierto, incluyen también a amigos. En la búsqueda de información se ha topado con nombres, rostros, figuras que han tenido que ver con su trayectoria y su vida, amigos que hace tiempo migraron, o están aquí pero no ha visto en años. “Algunos no sé dónde están, pero me vienen inmensos deseos de confirmar que están bien, saber qué sienten”. De otros que ve como protagonistas del desamor no quiere ni hablar.

Leer es despertar. Todas las mañanas, además de sus textos para discriminar cuál sí cuál no en esta primera colada, además de las cartas amarillas de amor de sus padres, bebe literatura. La biografía de Magallanes de Stefan Sweig, la vida de San Francisco de Asís o los documentos de Tomás Polanco, que lo situarán en el contexto. “Insólito, hay temas nuestros que han quedado sin cerrar”, como babeando, a la vez que guardados en las gavetas del desdén o el olvido. Solo en torno a Juan Vicente Gómez hay, al menos, dos grandes incógnitas, como el asesinato de su hermano—“¿Quién habrá matado a Juancho Gómez?”—Otra: ¿sería que Zoila, la mujer de Castro sí tuvo amoríos con el general?.

Ateneo doméstico. Cultor de las bellas artes, conoce museos del mundo y locales —no lo conmueve ni pizca el Musarq—, sabe de arte, y él mismo pinta. Autor “figurativo” desde su entusiasmo por las imágenes, los volúmenes y las perspectivas de la realidad, se sumerge con frecuencia en el lienzo el caballero del caballete que como William Blake el poeta iba de la estilográfica al pincel. Raro. No oye ahora mismo mucha música. Casi nada. “Tengo una colección variada de música que incluye muchos géneros, rarezas que van de lo clásico a lo popular, pero siento que me distrae, no quiero oír ningún de fondo, por maravilloso que sea, mientras escribo, la música ahora la valoro en sí misma y como tengo tanto que hacer pues no la escucho, mi hermano Jesús en cambio no podía dejar de escucharla”.

Tarea: tomárselo con calma. Nada con calma. Vive, idea, pontifica, crea, produce, denuesta, no sucumbe. Entre una cosa y otra, café. Que toma con gusto y en abundancia. Paladea pero no demora mucho los sorbos. Desde que abre los ojos. Durante toda la mañana. Y hasta la tarde.
Sobre la mesa. Autor de Todo llega al mar, pensamiento y obra del arquitecto Oscar Tenreiro, una compilación de su obra arquitectónica, el libro es una joya. En el hotel Verticem Space que se inauguró hace poco, su hijo Esteban el ingeniero del proyecto, Oscar Tenreiro quien lo diseñó, imaginan que este enclave en la naturaleza baruteña será un espacio para el descanso, el romance, la gastronomía, el goce de los sentidos y también guardar la obra del autor. Planos, maquetas, libros. Un salón para él. 

No, no es culto a la personalidad. Nada más lejos de esa intención tan maluca.No es lo mismo tu imagen a juro en cada poste, en cada canal de la tele, en cada oficina reproducida que visitar por propio gusto donde vivió Jane Austin y poder ver las pertenencias y el secreter donde escribió sus novelas,entrar a la casita donde vivió Salmerón Acosta en el estado Sucre o disfrutar de este lugar que nos hace enamorar de la arquitectura. Es justicia poética. Es una forma de compartir lo creado y sus huellas. Y de desahogar la casa tan llena de tanto.O es que todo llega en efecto al mar.







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