La ficción y la realidad son una espejo de la otra. Dos
gemelas que parecen ver hacia puntos opuestos pero, sudando tinta, procuran
credibilidad. Quizá por eso, porque además de novelista y poeta es sesudo
articulista, José Luis Peixoto, autor revelación de las letras portuguesas,ganador
del premio José Saramago, del Premio Libro de Europa, del Premio da Sociedad
Portuguesa de Autores y del premio Océanos, de Brasil, compagina ambas:
entiende de recrear con imaginación —la ficción no es una mentira, es una
construcción que puede ser posible—y de intuir entre los intersticios de la
historia.
También dramaturgo, ensayista y traductor, este escritor de
prosa lírica vigorosa quería venir a Caracas al bautizo de En tu vientre que tendría lugar en el Festival de la Lectura de
Chacao de 2018; no hubo festival y no hubo bautizo, ya lo habrá. Entre tanto, editado
en español en Caracas por BIDandCo no solo por lo importante que es la colonia
lusitana en el país sino porque se trata de un autor de culto,estudiado en
diferentes universidades del mundo,el libro conmueve en las librerías tenaces
de la ciudad, escenario surreal para esta obra real maravillosa de susurros garcia marquianos.
Licenciado en Lenguas y Literaturas Modernas (inglés y
alemán) por la Universidad de Nova de Lisboa, y publicado en más de 20 idiomas, En tu vientre es un libro delicado que
puede acompañarnos en este mayo de milagros y despropósitos universales y
dramas locales que nos atenazan con saña.
¿Cuán
biográfica es su literatura? Está la Virgen, la madre de Lucía la pastorcita ¡y
la tuya!
Todos tenemos una madre. Esa persona tiene muchísima
importancia al longo de nuestra vida y en la formación de nuestra personalidad.
En muchos aspectos, la persona que somos depende de la madre que tuvimos la
suerte de tener. Para mí, escribir este libro el algo que yo nunca podría hacer
ignorando las referencias que tengo de mi cultura y en lo que respecta a las
distintas perspectivas que el libro tiene sobre las distintas madres, la
experiencia y las referencias que tengo de mi propia madre son también
fundamentales. Hacer literatura siempre es una tarea que implica un trabajo
sobre esas experiencias.
¿Qué
signó la escogencia del tema?
En Portugal, esta es una historia muy sensible. Hay que
tratarla con mucho cuidado por la importancia que tiene para tantos, en distintos
niveles, desafío que tuve que resolver. Como sea que se trata de una historia
que lleva algunos aspectos a los cuales estoy muy ligado como el tema de lo
rural, me sentí muy atraído entonces por lo que tenía de difícil y arriesgado,
como por lo que tenía de familiar.
La
literatura es cada vez más híbrida ¿hace una crónica poética y una historia
novelada?
Hoy en día me parece que es fundamental buscar una
perspectiva literaria que favorezca la novedad. Las fronteras de los géneros, como
la mayoría de las fronteras artísticas, son un desafío a esa libertad esencial
que la arte siempre busca. Por eso hay que manejar esas fronteras, hacerlas
trabajar. Este libro tiene consciencia de toda la posibilidad de transgresión
que los géneros literarios ofrecen y, por eso, intenta transgredir con una
intención a favor de lo que se quiere decir.
¿Cuánto
investigó en la historia para hacer la novela? ¿Es la realidad competencia de
la imaginación o viceversa?
La historia tiene siempre una importancia muy grande para
la literatura y la literatura nunca puede abdicar de su historia. Debe tener
consciencia de ella y utilizarla. La historia es un patrimonio muy importante. Por
otro lado, las palabras que se eligen llevan el sentido que tienen en el momento
en que se escriben, pero ellas tienen el poder de travesar el tiempo. En este
caso, lo que escribí solo podría escribirse ahora. Leí mucho sobre ese tema
pero no abdiqué en mi posición, tal vez sutil, de que es de este tiempo.
El
embeleso del verbo ¿puede paralizar, opacar, extraviarnos?
Hay momentos en que la búsqueda de la belleza es un
objetivo. Hay otros en que puede ser una distracción, un error. En este libro,
creo, ese cuidado está presente con dos intenciones. Como intento de dar cuerpo
a un ideal y también como ironía con relación a lo que aplasta la realidad. La
perfección es una característica que no pertenece a los humanos, que hace parte
del divino. Una de las reflexiones que este libro intenta es, justamente, sobre
las fronteras entre el humano y el divino.
¿Es
meta de En tu vientre esperanzar?
Sin esperanza, no somos personas. Hoy en día, con lo
difícil que está el mundo, tenemos que mantener la esperanza como un valor
imprescindible. La esperanza, creo, es la fuerza vital más esencial, es lo que
nos hace acreditar que cada día será importante, que vale la pena seguir vivos,
construyendo el futuro. Es muy importante creer que seremos capaces de
construir un tiempo mejor de lo que tenemos.
¿Le
parece que la literatura del boom
latinoamericano pasó o más bien que se regó como líquido? ¿No es su trabajo real maravilloso?
Este libro tiene ligaciones muy claras con algunos
aspectos del estilo de ese boom
latinoamericano. Esa manera de narrar permite dejar una interrogación para el
lector: ¿milagro o imaginación? La respuesta, espero, será encontrada por el
propio lector.
¿Los
milagros son eso que nadie espera? ¿Cree en ellos?
Me parece que hay dos formas de entender lo que pueden
ser los milagros: o todo es milagro, o nada es milagro. Personalmente, prefiero
la primera. Me parece que la vida está llena de milagros, desde que nacemos
hasta que morimos. A nuestro alrededor hay mucho que no entendemos, el libro
intenta llamar la atención sobre eso real maravilloso: no necesariamente de una
perspectiva religiosa. Acaso un milagro es tener ganas de vivir al máximo.
¿Cómo
es su vida antes de llegar a la literatura? ¿Leía mucho desde la infancia?
Escribir es una forma de vivir. Entrar por las palabras,
buscar su verdad, es una aventura, una experiencia vívida por cuanto tenemos que
estar presentes para hacerlo. La literatura me hizo perder mucha de la timidez
que tenía en joven, cuando nunca me imaginé distinto de los otros, ymis libros,
que son mi voz, también me han convertido en presencia, así como entrevistas
como esta, dan rostro. Hay que tomar la iniciativa de hablar.
¿Qué
sueña? ¿Con una palabra revelada? ¿Un mundo mejor?
Sí, siempre sueño con un mundo mejor. Sueño con que yo
mismo pueda ser una persona mejor. Esa es la gran búsqueda. El mundo solo podrá
ser mejor si existe el deseo de encontrar para nosotros mismos los padrones más
altos de exigencia. Antes de mirar los otros, tenemos que mirarnos a nosotros
mismos, siempre.
¿Cuál
es su palabra favorita?¿Con cuál saldría a caminar?
Dignidad. Hoy, esa es mi palabra favorita.
¿Le
teme a los adjetivos?
No se puede temer a ninguna palabra. Todas tienen su
lugar. Uno siempre debe tener la ambición de buscar el lugar más cierto para
cada una.
Una
palabra tuya bastará para sanarme. ¿No es poderosísima esta frase?
Creo que quién escribe libros siempre acredita esa idea.
Lo más probable es que, en algún momento, una palabra lo haya sanado. Sí, el
verbo puede curar y cura todos los días. El verbo es el antídoto más eficaz
contra venenos horribles, como la guerra. La función más noble de las palabras
es aproximar las personas, crear entendimiento.
¿Cómo
es su relación con Venezuela?¿Sigue los acontecimientos del país?¿Qué autores
venezolanos conoce o ha leído?
He estado en Venezuela una sola vez, en 2015. Caracas me
sedujo. Es una ciudad muy fuerte que, para mí, me proporcionó una experiencia
muy intensa. Lo más importante, por supuesto, siempre son las personas. Las personas
de origen portuguesa que encontré en Venezuela me hicieran conocer mejor mi
propio país. Sus historias de coraje y de trabajo me inspiraron y me dieron
mucho que pensar. Se trata de gente que lleva, al mismo tiempo, una
sensibilidad portuguesa y venezolana. Me parece que lo que alcanzarán debe ser
motivo de orgullo tanto para Portugal como para Venezuela. Después de mi visita
a Caracas tuve la oportunidad de leer una buena cantidad de autores venezolanos
actuales, lo que me impactó muchísimo.
¿Qué
autores le influyeron, cuáles son sus indispensables?
Para responder sin fallos a esta cuestión tendría que
enumerar una lista inmensa. Sin embargo, mi respuesta tendría que incluir a
Fernando Pessoa y a José Saramago.
¿Escribir
es una forma de filosofía? ¿Es una urgencia insaciable? ¿Es una forma de
habitarnos?
Escribir es todo eso y mucho más. Escribir es ser.
…..
El
13, día con alas y balas
El año anterior habían avistado un recurrente revoloteo
de alas. Pero eran muy grandes para ser de aves. La conclusión fue que eran
ángeles. Era el preludio de un milagro mayor que así se anunciaba. Debían estar
los tres niños muy atentos a lo que ocurriría el 13 de mayo, según anunciaría aquella presencia
voladora. El día previsto de 1917, en la Cueva de Iria, los celebérrimos
pastorcitos, Lucía de 10 —en proceso de beatificación—, y sus primos, los
hermanos Jacinta de 7 y Francisco de 9 —estos últimos ya en el santoral por las
gestiones del papa Francisco, los canonizó el 13 de mayo de 2017—, verían a
María con sus atavíos nuevos. Lucía describió su visión: “Una mujer más
brillante que el sol, vestida de blanco y lleva un manto con bordes dorados y
un rosario en las manos”. Es la advocación de la Virgen del Rosario de Fátima,
que constituirían la virgen y ellos.
Cuando los muchachitos contaron sobre la aparición en la
encina en sus casas, y la novedad se regó como pólvora por todo el país, las
reacciones fueron diversas: unos pegaron el grito al cielo por semejante
blasfemia, otros llenos de curiosidad emprendieron de una vez peregrinaje a
Fátima desde distintos puntos de Portugal, convirtiendo el pueblo en caos y los
campos en despropósito. Los religiosos de sotana temieron que la fe fuera
ridiculizada y la emprendieron contra los muchachitos mentirosos. ¿Por qué además
aparecérsele la madre de Dios a tres mocosos y no a los que tienen trayectoria
en la administración de los asuntos de la salvación y la fe?
Los niños, blanco de responsos y castigos, no dejaron,
sin embargo, de ir cada 13, cinco veces más, a la cueva. Por eso serían
canonizados; más que por lo que atestiguaron porquenunca les flaqueó la fe,
pese a lo que padecieron. Lucía murió en 2005, los otros, casi inmediatamente
del milagro. De eso se trata el libro. Imbuido de una atmósfera de ensueño, En tu vientre otorga una nueva
dimensión, sutil y profunda, a los celebérrimos episodios que marcaron la
memoria emocional lusa del siglo XX. Peixoto se extasía con el milagro y sus
efectos en Fátima, y entrelaza el mito con la cotidianidad.
También encuentra un filo suculento en el tópico de la
maternidad, como feligrés y como hijo. Es esta una obra donde el protagonismo es
femenino: María, por supuesto; la madre castradora de Lucía —“no pienses que
esta es una casa de mentiras” —, y su propia madre que, instalada en su
conciencia, irrumpe en su proceso creativo y se convierte en parte de él.
Autor también de la novela Galveias, ubicada en su pueblo natal, Peixoto admite que le
preocupa el hecho de que la gente tenga fresco en su imaginario a New York, aunque
nunca lo haya visitado, y en cambio oiga hablar del pueblo portugués y sienta,
asombrosamente, que “está lejos”. “Pues Galveias es más antigua que New York”,
respinga. La trama en este caso teje las
vidas de los personajes con la caída de un objeto desconocido, durante una
noche de enero del orwelliano año de 1984. Meteorito o cualquier cosa que el
lector imagine, Peixoto emparenta a la alter ego de Remedios la Bella y la fe
en los ángeles con las naves espaciales y las ovejas. Y Galveias, el pueblo donde
tiene lugar todo aquello, bien podría estar en Latinoamérica.
Prolijo, el también autor de Una casa en la oscuridad, Cementerio
de pianos, Nadie nos mira, Te me moriste, parece obvio que siente
fascinación tanto por la tierra y lo ancestral como por lo que llega del cielo.
En el caso de En tu vientre, una
aparición que todavía sacude a la humanidad, a creyentes o no, y hasta el sol
de hoy suma secuelas. La Virgen habría venido a este mundo para transmitir
mensajes proféticos y encriptados que los estudiosos han interpretado como la
rogativa mariana de rezar el rosario como forma de salvación, la víspera de
tantas circunstancias terribles, inquietantes y asombrosas que fueron anunciadas
y tuvieron lugar tal cual: la Segunda Guerra Mundial, la inminente construcción
de la Rusia soviética, y el intento de asesinato de Juan Pablo II. Luego
llegarán la glasnot y la perestroika, y la caída de la Rusia comunista —y la
del Muro de Berlín— sin derramamientos de sangre. También tendrá lugar el
atentado al papa san Juan Pablo II justo un 13 de mayo (de 1999). Seis balazos
a los que sobrevive. Y lo que falta.
El 13 de octubre de 1917, último día de la serie de
apariciones en Fatima, la Virgen prometería una prueba de su poder sobre los
cielos y es cuando ocurre eso que la prensa de entonces titulan como el día que bailó el sol. La estrella de
nuestro sistema planetario se habría movido de un lado a otro, y de arriba
abajo como un balón botando y daría además volteretas sobre sí misma.
Unos rezan, otros hacen poesía, y muchos creerán que es
lo mismo.