25 Lecciones de Borges
Bulevar 26/07/2020 08:00 am         


Lumen publica casi una treintena de conferencias impartidas por el escritor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires



Año 1966, Jorge Luis Borges ya había publicado Historia universal de la infamia, Ficciones, y El aleph. Dirigía la Biblioteca Nacional de Argentina y ejercía de profesor titular de Literatura Anglosajona y Norteamericana en la Universidad de Buenos Aires, de donde provienen las 25 clases que la editorial Lumen reúne en el libro Borges profesor, editado y organizado por los profesores e investigadores argentinos Martín Arias y Martín Hadis. Borges aún no era considerado un genio indiscutido como en la actualidad, pero gozaba del prestigio literario que en 1979 le convertiría en ganador del Premio Cervantes. "Yo sé, o más bien me dicen, porque desde luego yo no puedo verlo, que mis clases se llenan cada vez más de alumnos. Debiéramos suponer que quieren oírme, ¿no?", dijo el escritor sobre las clases que impartía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires desde 1956.

Estas lecciones fueron grabadas por un pequeño grupo de estudiantes con el fin de que pudieran consultarlas aquellos alumnos del curso que por su trabajo no podían asistir. Las grabaciones originales en cinta magnetofónica se extraviaron, pero permanecieron las transcripciones. La naturaleza informal de esos registros aporta un punto de vista distinto, pero no por ello menos luminoso: ese Borges de modesta pedantería, que habla como escribe y mantiene la pulcritud de su discurso. Según cuentan Martín Arias y Martín Hadis, la falta de familiaridad de los alumnos con los textos literarios estudiados se hizo notar en todas las transcripciones. En un mismo párrafo Dr. Jekyll aparecía como Jaquil o Shakel y Mr. Hyde como Hid o Hait. Algo parecido ocurría con las citas poéticas, como la que hizo el argentino de Hojas sobre la hierba. Se lee “Walt Whitman, un cosmos hijo de Manhattan” que en el original fue transcrito como “Walt Whitman, un cojo hijo de Manhattan”.

La edición de este libro tuvo que pasar por la tarea de corrección de todos los errores, enmendando las faltas en la transcripción. En su nota introductoria, Martin Arias y Martín Hadis dicen ignorar si Borges conocía de la existencia de estas transcripciones. Destacan su estilo erudito, que pone a los autores por encima de los movimientos literarios: “Frente a las escuelas de crítica literaria que se cuestionan el rol del autor, Borges acentúa el carácter humano e individual de las obras”, aseguran. Para este momento, Jorge Luis Borges estaba casi completamente ciego, y prácticamente inhabilitado para leer, así que las citas provienen de su memoria: Leibniz, Dante, Lugones, Virgilio, Cervantes, Chesterton, Dickens, Wilde, Byron... A lo largo de las 25 clases, el escritor traza un arco que comienza con la llegada a Inglaterra de anglos, justos y sajones, continúa con El Beowulf, las obras de Samuel Johnson, los poetas románticos, la época victoriana y termina en XIX con Robert Louis Stevenson.

Resulta curiosa la naturaleza manuscrita del habla de Borges. “Si a una persona ignorante en historia le fuera mostrado el globo terráqueo, esta persona no pensaría nuca que esa breve isla desgarrada por el mar, esa breve isla en la cual entra el mar, llegaría a ser el centro de un imperio”, dice refiriéndose a Inglaterra. Destaca también su clase número siete, en la que el autor de Ficciones habla de los dos libros escritos por Dios para referirse a la Biblia (“dictada a diversas personas de diversas épocas por el Espíritu Santo”) y el Universo, entendiéndolo como el bestiario anglosajón. Una de las más interesantes corresponde a la sesión número once, que dedica al movimiento romántico, al que define como el más importante de la historia de la literatura. Pero hay muchas más que merecen ser citadas, por ejemplo: las lecciones 15 (21 de noviembre de 1966) dedicada a William Blake o la número 17, dedicada a la vida de Charles Dickens.

“El peligro de la literatura social es que no tiene total aceptación. En el caso de Dickens, la parte social de su obra es evidente. Fue revolucionario (…) Pero Dickens adolece de exceso de sentimentalismo”, dice para referirse a los que considera los rasgos más importantes de la obra del inglés: la soledad y los temores de la niñez, el paisaje de la ciudad y la mezcla de melodrama, tragedia y caricatura. ”Es uno de los primeros que descubre la poesía de los lugares menesterosos y sórdidos”. Parte del tiempo de enseñanza en la Universidad de Buenos Aires coincide con sus años más prolíficos. Entre 1940 y 1977, Borges escribió y publicó junto con Bioy Casares cuentos, traducciones, guiones cinematográficos, crónicas paródicas, antologías. La revista Sur fue su lugar de enunciación y novedad. En 1961, un año después de publicar El Hacedor, compartió el Premio Formentor con Samuel Beckett y ya para 1975 pasa a tener a María Kodama como compañera y secretaria, aunque esta última etapa ocurre diez años después del periodo de estas clases.

No es el primer libro de este tipo que publica Lumen. Ya en 2018 editó El tango. Cuatro conferencias, una serie de charlas que impartió Jorge Luis Borges en Buenos Aires, en octubre de 1975. Entre el público estaba Manuel Román Rivas, un inmigrante gallego y antiguo productor musical, quien grabó con un magnetófono las cuatro conferencias que dedicó Borges al tema. Casi cuarenta años después, en 2002, las cintas llegaron a manos del escritor Bernardo Atxaga, quien digitalizó y confirmó la autenticidad del material reunido en un libro que además de incluir las transcripciones, contiene un código que permite escuchar las grabaciones originales con la voz del argentino. En el caso de Borges profesor, hay un extenso anexo de literatura anglosajona con traducciones del inglés antiguo.

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