Caracas cumple años y los sauces, quién sabe adónde lloran, porque los arrancaron de un hachazo dejando a las Tres Gracias más desnudas.
Caracas cumple años y la lluvia no corre presurosa sobre uno de sus pasillos voladores.
Caracas cumple años y está herida. Así me lo confirman tantos rostros cansados de cargar agua y arriar desesperanza.
Caracas cumple años y los mangos resbalan por sus calles empinadas. El verde se salpica de amarillo y se llena el aire de ese dulzor tan conocido.
Caracas cumple años y sus noches son cada vez más largas y más oscuras, como la larga noche de la peste, no la microscópica sino una roja, interminable e impúdica.
Caracas cumple años y no hay retreta, sino el Ávila rodeado de colores, escándalo de voces y guacamayas.
Caracas cumple años y aquí estoy otra vez mirándola de lejos. Pensando en esa estrofa de hace años, "Caracas, Caracas, yo te canto noche y día, para que en mejores tiempos te perfume la alegría".