Libertadores: ¿Monopolio Argentino y Brasileño?
Bulevar 17/01/2021 08:00 am         


A finales de enero de 2021, cuando haya terminado la actual edición de la Copa Libertadores, en 61 años, entre argentinos y brasileños habrán ganado 45 títulos y 29 subtítulos



Por Hernán Quiroz Plaza


“La Copa Libertadores se ha vuelto aburrida, por repetitiva. Y poco atractiva porque el nivel de competencia se derrumbó desde hace mucho tiempo”, argumenta desde Ecuador el editor de deportes del diario El Universo. Sigue: “En el primer aspecto sufre algo parecido a lo de la Fórmula Uno, donde desde el 2010 hasta el 2020, en once ediciones, dos pilotos se han llevado diez títulos: seis Hamilton y cuatro Vettel. Siempre ganan los mismos. Ricardo Montoya, periodista peruano, también opina que se debe hacer algo: “Hay un problema real en la Copa, una monopolización de los equipos argentinos y brasileños a partir de una mayor jerarquía. Con lo de ahora estamos condenados a que en los próximos treinta años ganen solo ellos. Pienso que habría que volver todo para atrás y empezar a asignar coeficientes que determinen cupos por rendimiento, aunque igual ganarían brasileños y argentinos”.

Otra verdad. La palabra correcta es monopolio. Lo que criticamos de Italia, Francia y Alemania, donde siempre se titulan Juventus, PSG y Bayern Munich, sucede en nuestra histórica Copa Libertadores. Eso resta emoción a la competencia. Los títulos caen siempre en las mismas manos. ¿Hay que hacer cambios? ¿Quitar cupos a Argentina y Brasil? ¿Decirles que no a los mexicanos, que quieren volver? ¿Volver a dos equipos por país? ¿Agregar competidores?

A finales de enero de 2021, cuando haya terminado la actual edición, en 61 años, entre argentinos y brasileños habrán ganado 45 títulos y 29 subtítulos. Una supremacía arrasadora. Y nada indica que vaya a cambiar en un futuro cercano. Cada tanto se entromete un Nacional de Medellín, un Olimpia de Paraguay o una Liga Deportiva Universitaria de Quito pero muy esporádicamente, y cada vez más espaciado. Los uruguayos, antes fuertes animadores, cumplirán 33 ediciones sin una vuelta olímpica. Es curioso, pese a tener un pasado brillante en la Copa, los uruguayos son prácticamente los únicos que no reclaman más lugares en la grilla, ya tienen cuatro y saben que, aparte de Nacional y Peñarol, quizás Defensor, no hay otro con posibilidades reales de hacer una campaña relevante. Así como está es un mano a mano entre los dos grandes y los demás no dan pelea, apenas participan y cobran los premios. Y el que fuera un torneo de atractivo irresistible entró en zona de bostezo para más de la mitad del continente.

“Ganan porque les dan demasiados cupos”, claman desde varios países. Pero ocurre que en los primeros cuarenta años de Copa se repartían dos plazas por país e igual se llevaban el trofeo argentinos y brasileños con casi la misma frecuencia que ahora. Lo real es que los ocho países restantes ya tienen cuatro lugares cada uno y no compiten bien. En la actual edición River le hizo 14 goles al campeón peruano Binacional, 8 a 0 y 6 a 0. ¿Solucionaría algo que entren también el quinto y el sexto de Perú? ¿Le daría más emoción al torneo? ¿No sería mejor que intentaran elevar el nivel de su juego?

En 1999 Brasil y Argentina golpearon la mesa en la Conmebol reclamando mayor participación: “Ganamos los títulos, llenamos los estadios, aportamos las estrellas, atraemos a la televisión y a los patrocinadores, no podemos tener dos equipos igual que los demás”. Argumentos válidos e irrefutables. Así, a partir del 2000 aumentaron su cuota, hasta tener actualmente 7 lugares Brasil, 6 Argentina y 4 los ocho restantes. Y como los campeones de la Libertadores y de la Sudamericana suelen ser también argentinos o brasileños, sus equipos terminan siendo 8 y 7 muchas veces. Hay un tópico adicional: la cantidad de grandes clubes de estos dos países. Brasil ha tenido diez campeones diferentes, Argentina ocho. De los demás, sólo Uruguay presenta dos: Peñarol y Nacional.

Pero lo que no despierta expectativa en los otros países, sí fortalece la salud del negocio. La televisión nunca pagó tanto como ahora por los derechos, por eso todos cobran suculentos montos por intervenir, aunque sean rápidamente eliminados. Y los patrocinadores se pelean por entrar. Hoy hay diez marcas de altísimo prestigio mundial que asocian su nombre al torneo: Ford, Amstel, Betfair, Bridgestone, EA Sports, Gatorade, Mastercard, Qatar Airways, Rexona y Santander.

La Copa Libertadores reúne a 47 clubes, bastante. Y si entran los mexicanos, algo muy probable si se lo pusieron como meta, se elevará el número. ¿Qué hacer entonces? La Liga de Campeones de Europa es un buen espejo donde mirarse. Ellos tienen más problemas que Sudamérica porque son 55 países; no obstante, el criterio de distribución fue por poderío, tradición, títulos, número de clubes y de jugadores. Cuando se hizo el reparto no le dieron un cupo a Inglaterra y uno a Luxemburgo. No; Inglaterra tiene cuatro y Luxemburgo ninguno, debe jugar un repechaje previo.

Sí, sería interesante introducir en la Copa Libertadores el sistema de coeficientes por rendimiento. Quien mejor lo hace, suma porcentajes y obtiene un lugar más. Puro mérito deportivo. También jerarquizaría al certamen la presencia de al menos cuatro clubes mexicanos. Ellos garantizan potencial, público, estadios imponentes, masiva audiencia televisiva, figuras importantes, alta repercusión. Pero de parte de la organización no es mucho más lo que pueda hacerse para diversificar a los triunfadores. Está en cada uno intentar optimizar sus posibilidades, consiguiendo más recursos, reteniendo a sus mejores valores, respaldando proyectos de largo alcance. Si cada uno está esperando que surja una figura para poder venderla y hacer caja, el éxito es esquivo. No alcanza con reducir los cupos de quienes -justamente- posibilitan los contratos que sostienen el torneo.








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