El Hotel de las Mujeres
Bulevar 25/03/2021 08:00 am         


La historiadora estadounidense Paulina Bren ha publicado el libro “Barbizon: El hotel que liberó y alojo a estrellas como Grace Kelly y Liza Minnelli



Por Aquilino José Mata


El Barbizon 63 fue el exclusivo alojamiento para mujeres más famoso de Nueva York. Llegaban de todas partes de Estados Unidos para probar suerte en la ciudad de los rascacielos. Eran actrices, modelos, estudiantes de arte, ballet o diseño, pero también veinteañeras de buena familia que aspiraban a conseguir un trabajo de secretaria. Ahora la historiadora estadounidense, Paulina Bren, cuenta su historia en el libro Barbizon: El hotel que liberó a las mujeres. Inaugurado en 1928, a finales de los años 40 empezó a recibir a una nueva generación de mujeres que ya no querían vivir confinadas entre las cuatro paredes de su hogar. Soñaban con conocer mundo, divertirse y, sobre todo, trabajar. Muchas también aspiraban a encontrar un buen marido. Para ellas, era su primera experiencia independiente; para sus familias, una opción segura que les garantizaba una vigilancia constante.

Situado en la avenida Lexington con calle 63, en el Upper East Side, vivir en el Barbizon fue la condición innegociable que el acaudalado padre de Grace Kelly le puso a la futura princesa de Mónaco cuando se mudó a Nueva York a finales de los 40. Mientras residía allí, dio sus primeros pasos como actriz y fue fichada por una agencia de modelos. Judy Garland también insistió en que su hija, Liza Minnelli, se instalara en el hotel. Cuando la llamaba por teléfono a su habitación y su hija no contestaba, exigía que los empleados buscaran hasta en el último rincón del edificio. Por allí también pasaron otras actrices como Joan Crawford y escritoras como Joan Didion y Sylvia Plath. J.D. Salinger, el famoso autor de El guardián entre el centeno, solía frecuentar su cafetería para entablar conversación con las residentes, como hacían muchos otros hombres en Manhattan.

Con una rigurosa política de admisión, las solicitantes debían presentar cartas de recomendación y demostrar que tenían medios económicos para pagar el alquiler. Su belleza se convertía en el siguiente criterio de exclusión. Según la historiadora, la reputación del Barbizon dependía, en gran medida, del buen aspecto de sus residentes. Por 18 dólares a la semana, disfrutaban de habitaciones pequeñas de decoración austera y con hilo musical. Las instalaciones incluían piscina, solarium y una espectacular azotea con jardines. Las normas eran muy estrictas: nada de alcohol en las habitaciones y, por supuesto, nada de hombres. De hecho, por las noches, los operarios de los ascensores eran sustituidos por mujeres, por aquello de evitar las tentaciones.

Hasta mediados de los 60, vivió su edad de oro, pero con el auge del feminismo la clientela cambió, así como el modelo de alojamiento para mujeres. En los 70, el concepto había quedado anticuado y aunque sus propietarios lucharon en los tribunales por continuar siendo un establecimiento exclusivamente femenino, las reservas se desplomaron. Después de varias reformas, en 2005 el Barbizon cerró al público y en 2007 se convirtió en un edificio de apartamentos de lujo.

El Universal.







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