Mafalda de 55, qué niña tan madura
Bulevar 20/05/2019 05:00 am         


Mafalda, símbolo pop libertario convertido en masificado material de consumo



Traducida a más de treinta idiomas, tira humorística de prensa favorita en Latinoamérica y Europa, Mafalda, símbolo pop libertario convertido en masificado material de consumo —su imagen en franelas, tapas de cuadernos, afiches, ropa de cama, vasos ¡y su figura como esculturas urbanas!— es el celebérrimo personaje que da nombre a la saga creada por el humorista gráfico argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, o sea, Quino (Mendoza, 17 de julio de 1932), cuya edad, la de Mafalda, suma este 2019, 55. Historieta que primero fue concebida como idea publicitaria, para promocionar la marca de electrodomésticos Mansfield que, por cierto, nunca vio luz, luego alcanzó la celebridad de la manera en que su autor la desarrolló, que es como todos la conocemos. Y amamos.

Mafalda, comprometida desde sus parlamentos desparpajados, inteligentes, cuestionadores, compasivos, nihilistas, críticos, ocurrentes, irónicos y precoces según se vea, si niña que ve con honesto realismo al mundo y se conduele, si la voz del autor en su boca, es una suerte de Pepe Grillo que muestra sin ambages su empatía y preocupación por la humanidad y sus problemas, defiende la paz mundial y se rebela contra sus mayores. Primer plano de la cotidianidad doméstica pero no necesariamente local en tiempos en que el mundo lee la prensa escrita pero oscila con vibración acelerada hacia un futuro incierto, entre los cambios políticos y sociales que tienen lugar —los movimientos de liberación femenina, sexual, hippie, antirracistas, las invasiones y los golpes de estado—, Mafalda, según los estudiosos de la comunicación es un espejo de la clase media argentina y de la juventud progresista; pero sin duda se extrapola y universaliza en el detalle y el tiempo común. 

Ilustre trazo parlante que rezuma a rutina y a hábito a la vez que resume profundidad, comienza a publicarse en la revista semanal Primera Plana a razón de dos entregas por semana. Primero aparecen como personajes Mafalda y su padre; el 6 de octubre de 1964 entra en escena la madre ¿qué se habrán creído? La historia que se casará con los derechos de la mujer culmina en 1973, formalmente. En realidad es de esas genialidades que no dejan de conmover y se vuelven impermeables al tiempo. 

Disruptiva y pícara, Mafalda enloquece a sus progenitores, a Susanita, la que tiene como sueño de vida el anillo de bodas en su dedo, a sus amigos —Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Libertad— y su hermanito Guille, y a los personajes con las que se entrompa que asumen los preceptos morales como verdades blindadas; unos más soñadores, otros más acérrimos y recalcitrantes, la mayoría con nombres más que sugerentes: Libertad, tan chiquita, Democracia, la tortuga. Imaginarla pisándole la bota a un milico maluco —bota para el pie derecho o izquierdo, tan iguales— no es una desmesura aunque Quino fue siempre tan libre como elegante. Eso sí, nunca cerraría su la boca. O daría su trazo a torcer.

Mafalda, cuyo nombre lo toma Quino del filme Dar la cara (1962), basado en la novela homónima de David Viñas, donde hay una bebé que lleva ese nombre, fue perfilándose como referente de las causas liberales y la democracia. En 1976, el artista realizó un afiche para el UNICEF que ilustra los principios de la Declaración de los Derechos del Niño con los personajes de Mafalda. Fue imagen de apoyo a la Cruz Roja Española y sin medias tintas, en el quinto aniversario del retorno de la democracia a Argentina, Mafalda expresaría su gratitud a la ejemplaridad política y moral Raúl Alfonsín. El 23 de octubre de 2009 Mafalda aparece en el diario italiano La República para criticar las declaraciones misóginas del primer ministro italiano Silvio Berlusconi.

Umberto Eco, quien escribió la introducción a la primera edición italiana de Mafalda, dijo amarla “muchísimo” y considera muy importante leer la tira para entender Argentina; con perdón del sabio italiano de las comunicaciones, su versión a otros idiomas hace más que aproximar una realidad a otra, pareciera traducir al lenguaje propio los tics universales de la sociedad y la familia, los resabios y convenciones rezagadas y que salen a flote tanto en las marchas, la tele o en las reuniones de té.

Lanzada por primera vez la página oficial de Mafalda, en el sitio web oficial de Quino en diciembre de 2012, Mafalda habría nacido el 15 de marzo de 1960, aunque la tira apareció publicada por primera vez el 29 de septiembre de 1964. Entusiasta de Los Beatles, el Pájaro Loco y los panqueques, detesta en cambio la sopa. Cerebro ágil que incomoda con sus cuestionamientos a lo establecido, Mafalda está convencida del progreso social de la mujer y se imagina a sí misma no como su mamá, una pianista devenida ama de casa, sino estudiando idiomas y trabajando como intérprete en las Naciones Unidas.

El 30 de agosto de 2009 fue inaugurada una escultura a tamaño natural de Mafalda en el barrio de San Telmo, en la esquina de las calles Chile y Defensa de la ciudad de Buenos Aires, con la presencia de Quino. Fue realizada por el artista plástico Pablo Irrgang por encargo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En oportunidad de la inauguración de la estatua también fue descubierta una placa en el edificio donde vivió Quino mientras dibujaba la tira —en la calle Chile número 371—, lugar donde, en la historieta, también residía Mafalda. La placa reza “Aquí vivió Mafalda”. Ella en todas partes vive.





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