La situación es delicada. No creo en el escenario de una confrontación abierta o de una invasión como muchos sugieren, pero sí hay el riesgo cierto de graves tensiones y provocaciones que sólo pueden evitarse si tanto los gobiernos de Venezuela y Colombia actúan con mayor prudencia en el manejo del lenguaje y evitan ciertas amenazas que resultan provocaciones.

De entrada no se puede descartar porque sin duda en la medida que crecen las amenazas y se desarrolla la llamada “diplomacia de micrófono” dada la naturaleza de la zona, cualquier paso indebido o incluso las meras imprudencias pueden provocar un incidente mayor, como se sabe no es un asunto entre dos países sino que se trata de un escenario particularmente sensible para la economía y por supuesto para la paz mundial.

Yo creo que nunca estuvo planteada en verdad, pese a que la situación venezolana ha estimulado factores muy radicales del gobierno norteamericano que suelen apostar a lo que aparentemente es la salida más fácil a la confrontación pero que como se sabe es la más costosa e impredecible.