La ciudad por-vernir, la ciudad con-vida
Ciudad Bulevar 24/07/2019 05:00 am         


Caracas, la fiesta en paz



Caracas no se deja, Caracas resiste, Caracas está viva. Ciudad milhojas, ciudad cebolla, ciudad catálogo que narra con su arquitectura y en su paisaje fracturado lo sucedido y asoma pistas en medio del enfado y el desenfado de sus intentos de zurcido y su anhelo de unión, Caracas es una ciudad que jadea herida, que palpita esperanzada, que persiste, que se olvida, que se reinventa en el despropósito y se asume en la desazón. Ciudad sangre y ciudad hambre, asume en el drama la fuerza de Eros y con el descote franco, en el vaivén de su feminidad, rota y tetona, busca fiesta. Arisca y coqueta viene por su reivindicación.

Arbitrada por el verde vocacional que vence entre las grietas del gris y se redime de las aceras que lo encorsetan, que renace con indulgencia en las lomas rebanadas y se esponja agradecido tras el chaparrón, que es retoño en la rama amputada y alfombra mágica sobre el Ávila vertical, la ciudad compendia, en el difuso cuenco donde ocurre la vida, el desconcierto, el anhelo, el extravío, la esperanza, el beso y, en simultaneidad, los tiempos que son historia, el pasado en la esquina, la modernidad en pausa atesorada como reliquia, el presente imperfecto y la certeza de que volverá.

Ciudad donde sin descanso cambia su discurso la luz, ciudad campamento en el cáustico verbo cabrujiano, ciudad infinita que se infiltra y se derrite, que se rehace y deshace con hormigón y cual pompa de jabón, Caracas es un borrón y cuenta nueva a la ene, un archipiélago de heterodoxia y mestizaje, una pausa inesperada a todo color, un escenario híbrido de contrastes y un verso que encontraste, vacas flacas y zamuros, perros tristes e infinitos muros (las tapias caraqueñas miden más que la muralla china), culebras pendientes y pasos de cebras ausentes, mojcaj y guacamayas alegres sobrevivientes a la molotov. Caracas, para ser precisos, es Ave Fénix y de sus cenizas renacerá.

Llena de escombros —donde una obra sicalíptica se erguirá—, rostro inconcluso en el que intervenimos como empíricos cirujanos plásticos, Caracas es rímel chorreado, tacones lejanos, botas en las narices, renovación contante y sonante, y fiebre de fiberglas. Ciudad que muta y nos transmuta, parece que se mueve, a veces que se nos va. Que solo la ocupamos. O desocupamos. Ciudad campamento, ciudad pañuelo de mago, ahora está, ahora no está. 

La suspiramos de día, y la vivimos como un cerco de noche. Parece que nuestra predilección por la picota (el Majestic, la quinta Yolanda, el colegio Chávez, el cine Canaima, el Gastizar, el Galipán, la casa estudio de Mujica Millán,) es expresión de nuestra indestructible inconformidad. Malquerida debe sentirse cuando a veces le concedemos un lánguido quizá. Veintidós ríos embaulados, 50 árboles reducidos a tocón solo en El Cafetal ayer, retahíla de balcones ciegos (¿dónde quedó la bicicleta y el hombre en camiseta? ¿y qué será de Julieta?), la negamos. 

Ciudad de Miracielos a Hospital y de Miseria a Esperanza se busca como el perro a su cola, es tenaz y es rapaz, es guerra y es paz y en la plaza el sábado echamos un pie, los huesos resisten, tenemos tumbao, somos compás.

Abrazados por el Ávila, los cielos despejados sobre el caos, el clima inmejorable en el termómetro, la ciudad se emperifolla, se va de rumba, y aun contenida por las rejas y presa entre garitas, propone volver a la noche, a la calle, al reencuentro, a la libertad. Ciudad que acusa el abandono, sube el volumen cuando goza y no lo baja cuando llora a todo pulmón. Caracas Como dice Rodolfo Izaguirre, debe seguir siendo un bonche pero no debe perder nunca más su consciencia. Amigable y relacional, divertida y entrañable, nunca más perderse. Ciudad para amar, ciudad para desarmar, Caracas es una olla de presión y sartén para la fusión, rapto en la confusión y un Metro de desdén en vez de andén para la difusión.

Ciudad civilidad en Los Palos Grandes, musical en San Agustín, integración en El Calvario, devoción en La Pastora, vuelo en La Palomera, incertidumbre en La Carlota, feliz epicentro en Colinas, fuerza centrífuga en Las Mercedes, enigma en La Casona, resistencia en Catia, asombro en Petare, bululú en la Baralt, la surca el Guaire o quizá Dolores del Río, la tienta el Caribe o quizá mi convive. Ciudad olvido, ciudad en veremos, ciudad en curso, ciudad de creadores que indician y noctámbulos que a la noche van, Caracas es sueño ojalá con cada caraqueño como su dueño que mira risueño el porvenir.
Ciudad de la furia a la que tantos injurian, ciudad rebelde de gasto con botas y gatillos de arrebato, arte en la calle, Soto en la Esfera y Sotillo la letra entera, ciudad nunca vencida, fundada a la tercera, infundada nunca, Caracas tiene con qué. A propósito de sus 452 y tan posible, ciudad caja de sorpresa que cumple, nos corresponde Caracas, cumplir contigo.





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