El "Che": Esperanza y Decadencia
Historia 12/10/2019 06:52 am         


Por Arquímedes El Greco: A 52 años de la muerte del “guerrillero heroico”, sirve para darnos un paseo, con nuevas características y realidades, sobre lo que ocurre hoy en Venezuela y en Suramérica



El triunfo de los barbudos de la Sierra Maestra comandados por Fidel Castro el 1 de enero de 1959 marcó un largo y convulsivo tiempo de esperanza revolucionaria, al cual le siguió el ocaso y la decadencia de un proyecto que al final resultó no ser humanista, ni emancipador, ni creador, ni igualitario, si no por el contrario excluyente, represivo y totalitario, como lo fueron sus antecesores, los regímenes de Stalin y la suma de países anexados a la órbita de la URSS después de los acuerdos de Yalta y Potsdam al final de la II Guerra en Europa y la dinastía Kim en Corea del Norte implantada desde 1948.

Ese auge y caída de un caudillismo mesiánico, cuyos latigazos aún se manifiestan con fuerza en Venezuela, bien podía ser representado en la figura mítica del comandante Ernesto “Che” Guevara, plasmada en la icónica fotografía de Alberto Díaz, “Korda” (1960). Un revolucionario nacido en Argentina que fue dirigente del proceso cubano desde sus inicios, para posteriormente lanzarse en la fanática aventura guerrillera del “foquismo”, donde murió al caer prisionero en una emboscada del ejército boliviano y luego ejecutado a la edad de 39 años el 9 de octubre de 1967, hace ya 52 años, en el remoto caserío de La Higuera en las montañas de Bolivia, siendo de esta manera una víctima de sus propios voluntariosos dogmas, compartidos con la dinastía Castro de la teoría de los focos armados en tres continentes: América, Asia y África.

Un fenómeno comparable por su significación y simbolismo al derrumbamiento o caída del Muro de Berlín el 10 de noviembre de 1989 que anunció el fin de la era soviética (1991), surgida de la revolución bolchevique de 1917 que dirigieran Lenin y Trotsky entre otros.
Fidel Castro estuvo en la solidaria Venezuela el 23 de enero de ese 1959. Se iniciaba el tiempo de los gobiernos democráticos con la elección de Rómulo Betancourt como Presidente de la República. Castro y Betancourt representaron dos ópticas distintas que se repelieron, sobre todo cuando el venezolano le negó apoyo económico por la mala situación en que la dictadura perezjimenista había dejado las arcas de la nación.

Castro y su revolución naciente impactó en la juventud venezolana, hecho que supo aprovechar para intentar influir en la distribución de la riqueza petrolera. Luego de la fallida invasión de mercenarios a “Bahía de Cochinos” en abril de 1961, financiados y entrenados por el gobierno de los Estados Unidos, progresivamente fueron montando con el respaldo de las juventudes de AD, URD y PCV un movimiento insurreccional como ocurrió con los golpes frustrados de Carúpano y Puerto Cabello, así como las guerrillas armadas en diversos focos en Falcón, Lara, Trujillo, Oriente y los llanos que, también comenzaron a implementar en otros países de la América Latina, de África y del Oriente Medio. Un esquema que después de un cruento septenio terminó en un gran fracaso.

La conmemoración reciente del 52 aniversario de la muerte del “guerrillero heroico”, sirve para darnos un paseo, con nuevas características y realidades, sobre lo que ocurre hoy en Venezuela y en Suramérica.

Es obvio que las armas de los 60 que formaron parte de la estrategia cubana de ese entonces, han sido sustituidas por el ejercicio omnímodo del poder (Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba) y la agitación populista que se acrecienta en Ecuador, Perú, Argentina y en menor medida en Colombia y Brasil, como una respuesta a las medidas sancionatorias de la administración Trump.

En Venezuela el régimen de Maduro busca vías de sobrevivencia a su difícil y embarazosa situación nacional e internacional. De allí que en su juego de tira y encoge con una dirigencia opositora (G4) que sigue sin poder implementar una estrategia exitosa, estén buscando la vuelta al diálogo en la cual han ido dando algunos pasos significativos como la incorporación de la fracción oficialista a la Asamblea Nacional, en una clara relegitimación de ese poder público; la búsqueda de mecanismos de negociación para nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral en su seno y la díscola política de liberación de presos políticos.

Por ahora todo parece conducir a una negociación de alto coturno, de la cual no serán ajenas potencias mundiales como Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China, las cuales se inclinarán por una salida electoral, donde la gran pregunta entre los extremos de presidenciales o parlamentarias, sigue siendo similar a la de qué fue primero ¿el huevo o la gallina? El quid del asunto.







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