Música y Rima con Simón
Identidad 30/01/2020 08:00 am         


Simón Díaz, al alargar la nota alta, pareciera dibujar el cielo de sus llanos



Eleazar López-Contreras

Por su origen y forma de ser, Simón Díaz no solo representaba la venezolanidad llanera, sino que su abierta y acogedora personalidad reflejaba la tradicional bonhomía del hombre sencillo y humilde de nuestro pueblo, dentro de una tradición que por sus sentimientos, simpatía y talento se remonta a Lorenzo Herrera, quien fue justamente llamado “el compositor de los quinientos éxitos”. Cordial, simpático y dicharachero, Simón fue el hombre de los mil amigos y los cien éxitos, si bien éstos no son tantos; pero la calidad suple la cantidad. Esa calidad la demostró en sus diáfanas melodías y letras, todas cargadas de poesía y autenticidad. Nunca quiso Simón abordar lo humorístico, pero Hugo Blanco, quien tenía buena pupila, lo convenció para grabar discos dentro de esa onda. Así se conformó ese formidable binomio de arpa y voz, de las cuales fue Por Elba su primer éxito, el cual surgió de forma inesperada. Hace muchos años, Hugo le dijo a su grupo: “Vamos a meter uno solo (número) de este muchacho Simón Díaz y ustedes lo ayudan a cantar”. Por Elba, que era un relleno, pegó y Simón siguió cantando con Hugo, para convertir en éxito las ingeniosas composiciones y gaitas del compositor de Moliendo café. Después vino el gran salto y, ya independizado, pero siempre en Discos Palacio, donde Ernesto Aue le abrió sus puertas (como lo hiciera con Néstor Zavarce, Chelique Sarabia, las hermanas Chacín y con el propio Hugo Blanco), Simón comenzó a producir una serie de magníficas composiciones que, poco a poco, comenzaron a darse a conocer; todo esto, mientras presentaba sus sentidas y pegajosas tonadas, en las que su diáfana voz siempre parece dibujar la inmensidad de la llanura que tanto amó. Así se convirtió Simón en figura de excepción dentro del panorama musical venezolano, donde se destacó como “rey del falsete”, pues fue el excepcional uso de este recurso vocal el que le permitió escribir y cantar melodías que suben y bajan a discreción, lo cual hace que el impacto se note más, porque, al alargar la nota alta, pareciera dibujar el cielo de sus llanos.

Aunque aprendido de los cantos de ordeño —que de allí parece provenir la tonada llanera, con cierto dejo moro—, en personal soliloquio ante la vaca que se pone contenta y, seguramente, por eso da más leche, alguna vez entre amigos, Simón nos regaló con esos prístinos falsetes en una interpretación que hiciera de La malagueña mexicana. Esos extendidos falsetes con los cuales se lució en esa oportunidad, ya presagiaban la forma que iban a tomar sus eventuales tonadas. Por otra parte, en otra oportunidad, en su propia casa y a orilla de la piscina, demostró su afinado oído silbando, acompañado de un cuarteto de ésos que ahora llaman ensemble; en este caso, silbando él, el papel de la flauta. A pesar de sus grandes éxitos con Hugo Blanco, el punto de quiebre en su carrera ocurrió cuando le dijo: “Mira, Hugo, yo no quiero seguir cantando esas gaitas porque yo quiero que Venezuela se conozca pero con las tonadas, con mis canciones y las tuyas, pero con las canciones venezolanas, no con las gaitas de las locas”. Entonces comenzaron a fluir Mi querencia, Sabana y La vaca mariposa, que fueron la antesala a Caballo viejo y al resto de sus famosas tonadas.

Además de buen cantante y formidable silbador, así como contador de cuentos, de lo cual era un magnífico exponente de literatura oral, también fue conocido por ser un gran echador de broma. Los siguientes versos fueron grabados por él, ilustrados con cortas muestras de canciones alusivas al texto que marcaron época de 1935 a 1950. El guión con la secuencia de estas melodías de moda en ese período lo raspó en poco tiempo, y los versos estuvieron a cargo del propio Simón y de Aquiles Nazoa, que los escribieron en una sola tanda, mediante la inspiración de una botella o dos botellas de whisky en la sede del Círculo Musical en Los Caobos. La grabación se realizó el 1º de mayo de 1967 en los Estudios Continente, y formó parte de la antológica colección Caracas 400 Años que, con motivo del Cuatricentenario de la ciudad se lanzó en el Círculo Musical.

(Disco de Gardel que suena y es cortado repentinamente):
Un momentico, señora/no lo quite/que ése es él…

(Se repone el disco):
Esa voz cautivadora/que se está escuchando ahora/es la de Carlos Gardel… Al compás de esta canción/doy en el tiempo un gran brinco/y, como quien va en avión,/vuelvo al año treinta y cinco/cuando yo era muchachón...

(Sube y baja la voz de Gardel):
Fue muy triste el año aquel…/en junio como se sabe/en un accidente grave/se mató Carlos Gardel.

(Entra “Trago largo… Ay, trago largo… El catorce de febrero...”):
Mas no todo es desengaño;/detrás de un mal siempre hay un bien:/en diciembre de aquel año/se murió Gómez también.

(Suena una conga):
Y resuelta a echar un pie/y sin que haya quien se oponga/llega a Caracas la conga/arrollando como ‘é.

(La conga se disuelve para darle entrada a una rumba):
Con tambora y con maracas/y orquestas de importación/comenzó para Caracas/la gran cubanización.
Lecuona llegó primero/—¡Ave María, caballero!—/con Para Vigo me voy/y más atrás llegó Billo/que se lo metió al bolsillo/y se quedó hasta el sol de hoy.

(Súbito cambio a una ranchera):
Con esa fuerza total/con que México se expande/llegó allá en El rancho grande/en Teatro Principal.

(Entra Pedro Vargas, seguido de las voces de los cantantes que abajo se mencionan):
Con sus hermosos programas/era el radio en la nación/la principal distracción/de caballeros y damas.
Trayéndonos dulces cargas/de melodía y agrado/llegaron Ortiz Tirado/Juan Arvizu y Pedro Vargas.

(Se suceden los títulos que se mencionan):
El dulce Siboney/de los ritmos cubanos era el rey…/Luego, María la O/el corazón nos lo desguañangó.

(Continúa María la O, a cargo de Xavier Cugat, y entra “Ron con Cocacola”):
Del país de Supermán/nos llegó Cugat después/un extraño catalán/que nos pegó ese macán/con sus rumbas en inglés.
¡Qué hombre tan raro, mijita/en lugar de la varita/que usan en su profesión/pa’tocá cualquier cosita/nos mostraba una perrita/¡del tamaño de un ratón! (consecutivamente, entran las piezas que se mencionan) …Y Billo, que lo alternaba/tocó El cadete primero.

(“El cadete” se disuelve y entra “Almendra”):
En nuestro afecto se acendra/por su ritmo y melodía/aquel danzón que decía/¡Almendra! 
 
(“Almendra” le da paso a “El barrilito”):
Esta historia que ahora se cuenta:/la de mil novecientos cuarenta…
Lugar de la gente chic/era el Hotel Majestíc./Allí de modo exquisito/y como el crooner mejor/Maristany, el gran cantor/interpretó El barrilito.
Del dancing los clientes fijos/que llegaban a bailar/pedían a Hilda Salazar/¡tócame Los cinco hijos.

(Se escucha: “Y tengo a mis cinco hijos: Pedro, Pablo, Chucho, Jacinto y José…” hasta disolverse en un merengue criollo tocado por la orquesta mencionada):
Y en aquel ambiente de clara y risueña alegría/nuestro Luis Alfonzo Larrain dirigía.

(Se va disolviendo el merengue para darle paso a “Mamá eu quero”
Y el gran cine de Hollywood/con excelente tino/nos manda una película/de sabor muy latino…

(Va entrando “Brasil”):
Y a modo de propaganda/con su ritmo muy sabroso/nos impuso a Ari Barroso/y a la gran Carmen Miranda .

(Corte a “El caimán”):
Con el candor de un hermano/con cantante y con orquesta/para completar la fiesta/nos llegó el porro colombiano.

(Sube y baja el volumen de “El caimán”):
Que toquen Las pilanderas/que me toquen El caimán/¡que eso es bueno de veras!.../Muchachos, ¡comán, comán!

(Fondo de música venezolana):
Pero este el gran momento/de recordar a un hermano…/¡ahí está Eduardo Serrano/y el merengue Barlovento!

(Suena: Tiquitiquitá-quititá, quiquititá-quititá, y entran las guitarras y las voces de Los Panchos):
Ahora la historia nos recuenta/lo del cuarenta hasta el cincuenta…
Nos llegaron, entonces/dos tendencias,/a la cual más exquisita y singular:/una para gozar con sus cadencias/¡y otra para bailar!

(De “La múcura”, con Bobby Capó, surge el conteo con que arranca el “Mambo Nº 8” de Pérez Prado, que va in crescendo después de la siguiente cuarteta, que cierra la primera cara del LP):

¡Señores, tengan cuidado/señores, mucha cautela/que ha llegado a Venezuela/el famoso Pérez Prado!







VISITA NUESTRAS REDES SOCIALES
© 2024 EnElTapete.com Derechos Reservados