Migración de niños no acompañados
Identidad 25/07/2021 08:00 am         


NNA, las siglas que engloban una tragedia social



Un fenómeno en aumento es el éxodo de niños migrantes no acompañados. Están por todos lados, andan sobre todas las rutas, expuestos a cuánto peligro acecha en montes y carreteras. A través de la frontera occidental de Venezuela, todos los caminos conducen a Colombia. Recientemente, organizaciones que trabajan en el terreno y la Defensoría del Pueblo colombiana han advertido que el problema se incrementa exponencialmente, ahora con la pandemia. "Estos muchachos enfrentan un problema muy grave –cuenta Carlos Rodríguez, investigador del Centro de Derechos Humanos de la UCAB– en el momento de salir se cuidan de no ser identificados por las autoridades, a los efectos de no ser deportados al país. Muchos de estos niños no tienen documentación, ni siquiera una cédula de identidad, salen sin padres, sin adultos que respondan por ellos, ni siquiera poseen una partida de nacimiento…"

Es el caso de los niños no acompañados, salen a la buena de Dios. Incluso hay organizaciones que los contratan, los estimulan a salir, les garantizan que van a tener trabajo o, en todo caso, una vida resuelta y mejor. Son muchachos que salen en edades comprendidas entre 12 y 17 años, en términos legales aún niños, aunque sean adolescentes. “Muchos caminan desde Venezuela –dice- la realidad los impulsa a salir, cruzan la trocha pues la frontera colombo-venezolana está cerrada y, al aventurarse por trochas, les esperan toda clase de peligros”.

Los peligros

Los grupos armados irregulares los reclutan, sea la guerrilla o los narcos que los usan para el transporte de droga, además de la delincuencia organizada que se dedica al tráfico o trata de personas, sobre todo en el caso de las hembras con fines de explotación sexual. Pero todo les parece soportable menos ser devueltos a su lugar de origen o, en su defecto, los ingresen a instituciones del Estado en el país donde llegan, lo cual dificultaría sus planes de vida. Si los encierran no tendría sentido el esfuerzo que hacen pues no salen de Venezuela para encerrarse en una institución de menores abandonados, sino para procurarse una vida mejor y enviar dinero a sus familiares en Venezuela, así sea sorteando los peligros que suponen los grupos delincuenciales.

Las organizaciones que trabajan en el terreno contribuyen a identificar a estos niños e intentan captarlos para saber más sobre ellos y poder ayudarlos. Pero se las ven muy complicadas. No es fácil llegar a ellos y menos entrevistarlos. Son evasivos y el enfrentarse solos a semejante experiencia los hace autosuficientes y muy hábiles a la hora de protegerse de las autoridades. No obstante, se ha logrado obtener cifras. Hay estimaciones que confirman que desde el 2015 hasta el 2019, al menos 25 mil niños no acompañados han salido de Venezuela. Estas organizaciones ven posibilidades de que la cifra sea mucho mayor. “Se le ha advertido a Colombia sobre esta realidad para que tome medidas en cuanto le corresponde pero, lamentablemente, a veces los Estados no dan el frente a estos asuntos”.

La investigación

Entre enero y mediados del año en curso, intentaron contactar a estos niños y entrevistarlos, así como conversar con las organizaciones que les brindan algún tipo de asistencia en ruta a esta población de niños no acompañados. En el caso de Colombia, entrevistamos a delegados de la Defensoría del Pueblo, también enfocados en este tema. “Logramos acercarnos a algunos de estos niños colocándonos en las rutas por donde transitan para poder identificarlos. Captarlos y comunicarse con ellos es muy difícil por lo evasivos que son y la resistencia que desarrollan a ofrecer datos acerca de sus vidas y planes. Evitan cualquier contacto con otras personas, temiendo que se trate de autoridades que los detengan y envíen a una institución del Estado”, recalca.

Salen por igual hembras y varones. En el caso de las primeras, muchas de ellas son objeto de ofertas de trabajo a través de las redes sociales. “Pero cuando se topan con la realidad, nada se corresponde con las maravillas que les pintan y caen en las redes de trata de personas sin protección de ningún tipo pues los países receptores tampoco están haciendo mucho para combatir el flagelo”. Ello se refleja en el informe producto de esta investigación. Pero no hay cifras oficiales. Ni los que salen ni los que entran brindan información que conduzca a un mejor manejo del problema. En el caso de Perú, por ejemplo, afirman que del total de la población de niños venezolanos que tienen allá, el 9% son niños solos. Llegaron a Perú con un adulto, pero no necesariamente es su padre, madre o representante legal. Un 1% se compone, claramente, de niños no acompañados por absolutamente nadie.

No hay cifras exactas, son meras estimaciones pero, en todo caso, se trata de una población que está invisibilizada. “Fue esto lo que impulsó al Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello a realizar la investigación y producir este informe. De hecho, cuando revisamos informes de Naciones Unidas sobre la realidad de los migrantes y refugiados venezolanos no encontramos datos sobre este tema”.

Perdidos en medio de la nada

El otro problema es la ausencia de respuesta institucional para encarar el problema. Y la falta de datos la complica aún más. No hay respuestas, sólo en algunos casos y es muy débil. La realidad es que los niños no acompañados–NNA, como se les reconoce en siglas- están perdidos en el medio de la nada. No existen para los Estados ni los gobiernos. La consecuencia es que, para estos menores, el acceso a derechos es cuesta arriba pues ni son mayores de edad, ni tienen documentos, ni figuran en la data. Es una población en extrema vulnerabilidad. “El sólo hecho de ser migrantes y niños ya los hace vulnerables. Estar solos aumenta su fragilidad. ¿Cómo acceden a vías de regularización sin documentos? No pueden. Y ellos los convierte en menos sujetos de derechos como salud y educación en los países receptores”.

Son niños de la calle que migran, pasan las fronteras y deben pagar en ciertos puntos, por ejemplo para pasar a Ecuador a través de Cali en el Departamento de Nariño. El pago a las personas que controlan estas trochas pasa de $200 y estos niños llegan sin dinero pues su estatus socioeconómico es bajo. Deben quedarse en Cali donde se han identificado redes de trata y se han denunciado. Ejercen la mendicidad, captan dinero y con ello pagan a las trochas. “Es una compleja problemática de la que sabemos por las estimaciones de las organizaciones de derechos humanos que están en el terreno –recalca- no por el Estado”. Los estados receptores deben atender esta situación pues no sólo afecta a algunas regiones sino a todo el continente, además de que representa un bolsón delictivo que incuba toda clase de riesgos para la estabilidad de estas sociedades. No es Colombia, es Chile, Ecuador, incluso en los Estados Unidos se siente la presión de este tipo de inmigración.

"Las fronteras sólo están en los mapas"

Hay niños que migran con sus padres y tienen la suerte de ser bien recibidos. Muchos encuentran buena recepción en los países donde llegan pues lo hacen por vías regulares y documentación al día. Es el caso de Luis Alejandro Carrillo, venezolano, residente en México desde hace dos años junto a su familia y acaba de ser seleccionado para dar el discurso en nombre de sus compañeros de primaria, pues obtuvo el mejor promedio de toda su promoción en un colegio de ese país. Su intervención fue sumamente emotiva, tanto que se hizo viral. El pequeño, emocionado, agradeció a los mexicanos haber recibido a su familia con tanto cariño y solidaridad. "Quiero agradecer los brazos abiertos que nos recibieron a mi y a mi familia, y nos han hecho sentir en estos dos años como parte de ustedes".

Las crónicas recogen parte de lo que dijo en su bonito mensaje a sus amiguitos a propósito de los difíciles momentos que se viven en el mundo: "La mejor escuela que tenemos es la vida misma. No debemos olvidar que a pesar de la difícil y dura experiencia que experimenta la humanidad, como lo es la pandemia, nosotros a diferencia de muchos, seguimos aquí culminando con éxito, nuestro primer peldaño académico". Hoy me siento feliz de ser un venezolano que vive en el México de las películas y las aventuras, como si fuera mi propia casa. Gracias México. Vivan los países latinoamericanos"…Y pronunció la frase que sacó lágrimas a los ojos de todos: "Las fronteras las inventaron los hombres y sólo existen en los mapas". Una enseñanza que aprenden los niños migrantes, acompañados o no.

Aleteia








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