Sus más recientes marcas dejan en evidencia que Yulimar está preparada para grandes hazañas; con 23 años ya es tetracampeona mundial de salto triple y tras su última medalla dorada en el Mundial de Atletismo celebrado en Doha, la criolla consiguió ubicarse a solo 13 centímetros de la mejor marca del planeta registrada por la ucraniana Inessakravets. El momento para superarla parece estar a la vuelta de la esquina o tal vez en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, cita para la cual ya está clasificada junto a otra promesa venezolana de la disciplina, Robeilys Peinado.

El talento de Yulimar se pierde de vista y en ello también ha trabajado su entrenador que es nada más y nada menos que Iván Pedroso, ganador de 9 medallas mundiales, record que ella desea superar por lo cual asegura que su preparación “es bastante agotadora y a su vez satisfactoria”. La reina del salto triple espera poder sumarse en Tokio 2020 a Francisco “Morochito” Rodríguez y Rubén Limardo como los únicos deportistas que cuentan con preseas olímpicas doradas, una en 1968 y otra en 2012, respectivamente. 

Sensible, carismática, buena atleta pero mejor persona y auténtica, son solo algunas de las características que la describen. Es una joven deportista que desde la humildad de su crianza en suelo anzoatiguense junto a una numerosa familia decidió creer y llevar sus sueños a su mejor realidad. La transparencia es un valor agregado en su vida, se muestra al mundo tal cual es y eso la convierte hoy por hoy en un sinónimo de inclusión y tolerancia; en las pistas como en la vida, Yulimar deja claro que lo realmente importante es respetar la posición del otro, no existen barreras en su carrera profesional ni en su vida privada; su humanidad está muy por encima de la religión, el sexo, la condición social o la raza.

Los 15,37 metros de su último salto en el Mundial de Qatar se quedan cortos ante el nivel de ejemplo que ella representa para la sociedad venezolana y mundial; un mundo en el que ser o pensar distinto se convirtió en un error o en un punto débil para quien lo hace y es esa su actitud ante la vida misma lo que demuestra que, sin importar el entorno en el que se desenvuelva cada ser humano el límite se lo pone cada quien y que, como reza su más reciente lema en redes sociales: “¡VUELA, YULI, VUELA!”, la idea es levantar vuelo y si se cae levantarse y despegar nuevamente cuantas veces sea necesario.