La democracia no tiene límites
Opinión Política 24/01/2019 04:42 pm         


El este de bote en bote



Idos tantos, fogueados todos en el soplete de la crisis, la jornada de calle del 23 de enero convocó en Caracas riadas de esperanzados impenitentes que, bajo el solazo, también bajo la garúa, se reconectaron en el recurrente y siempre tentador ejercicio democrático del reencuentro. Performance masivo interpretado por niños, ancianos, jóvenes, adultos, familias enteras iba el caraqueño de nuevo en masa a la comunión, unos con bastón, algunos en silla de ruedas, los más con las suelas desgastadas en el asfalto reconocido, ese de refriegas tristes, piedras versus balas. Consignas mediante, la convocatoria tuvo correlato en todo el país y en ciudades de medio mundo.

Desde antes de las 10 am, gentes de diferentes puntos cardinales, Baruta, Petare, Chacao, El Hatillo, Libertador -difícil sortear las barricadas oficialistas en El Paraíso, allí los uniformados confundieron paz con gas- se reconectaron con la experiencia de compartir el espacio común. Hasta una pereza se unió a la caminata a la altura de El Cafetal, a su ritmo, se abría camino hasta que fue rescatada. Bajó de los árboles de lo más decidida. Eran las 11, las 12 incluso y pasaba del mediodía cuando todavía seguía movilizándose gente desde distintas zonas hasta el lugar de la cita.

Reedición exitosa, contacto apretujado, sudoroso, tenaz, a medida que se avanzaba hacia la concentración en la plaza de Chacao, la sensación era la de que se accedía a través de un embudo denso a la meta y la meta era oírnos, escuchar los discursos de los estudiantes clamando la democracia que llevan en el ADN pero conocen de oídas; a los diputados y líderes políticos ratificando que urge hacer, pero esquivando los peines.

Punto imposible aquel donde también habló Juan Guidó, el presidente de la Asamblea Nacional y quien se juramentó como presidente interino del país –su mano alzada a la vez que las de todos sellaba el compromiso compartido entre vítores- sería aquella dificultad de acceso metáfora de lo arduo que ha significado llegar a este punto, punto de inflexión. Todos parecían estar persuadidos, sin embargo, de que el cambio político, y con él, la posibilidad de cambio existencial, está cerca. Algunos eufóricos apostaban a que está a pata de mingo.

La ciudad era una fiesta que celebraba el regreso a la calle, a la vez que honraba el aniversario de la fecha icónica y se intuía su posible reedición. Se voceaba con felicidad el nombre de Guaidó, nuevo mantra, y cada quien se reconocía en la marcha en el gesto, el guiño, el saludo que confirma la identificación con el sueño común entre caminantes que nunca se han visto, pero se asumen panas. Gemelos dolientes que llevaban tatuadas en el pellejo, como santo y seña, bajo el manto de las banderas, similares cicatrices.

Persuadidos de que el cuerpo que aguanta, el cuerpo amalgamado, orgánico, vivo, movedizo, gritón, el cuerpo uno que éramos es tangible demostración de poder -no solo lo es el de aquellos que cierran filas al grito de firrr-, sería la escena postal conmovedora para por las redes sociales. Los medios locales de comunicación desecharían rampantes la panorámica de la visual proyectada hasta allá. Desconocerían los canales adheridos a la línea oficialista el lleno de las avenidas convertidas en desbordados balcones, la muchedumbre apretada tras la baranda la autopista del Este a reventar, la Andrés Galarraga y las vías aledañas, y la saturación de la Francisco de Miranda con jóvenes empeñados en que había que hacer de la calle trinchera.

“!Quedémonos en la calle!”, pedían algunos el vuelvan caras. “!Viva Venezuela, viva Guaidó!”, compartían otros la novedad de la juramentación que legitimaría sin mayores preámbulos Donald Trump y de seguidas otros países del área. “!Sí se puede!”, coreaban los caminantes. Entonces la tele si abrió la toma al fenómeno para la denostación, “ellos quieren ser gobernados desde Washington y ser títeres del imperio, no la injerencia”, decía mientras sus seguidores alzaban banderas de Cuba.






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