En los últimos días se han venido dando algunos pasos, por parte de las distintas instituciones públicas, que pudieran ser el inicio de diálogos enfocados en el interés nacional y en la búsqueda de medios de entendimiento que faciliten soluciones a la compleja coyuntura en la cual se encuentra el país. Recientemente se publicaron extraordinarios documentos elaborados por la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y otro por Fedecámaras conjuntamente con centrales sindicales, gremios de profesionales y otras instituciones. Lo expresado en estos documentos representa el sentir y opinión de la gran mayoría de los venezolanos. Lo cual se manifiesta en las distintas consultas de opinión pública realizadas. Las instituciones que tomaron estas iniciativas son la representación de una sociedad civil que busca sus espacios y desea ser escuchada y el alto grado de credibilidad con que ellas cuentan en el sentir nacional le da esa representación.

Los nuevos pasos que se puedan dar, tienen que demostrar la buena fe de los distintos actores que participen en lograr propuestas que den esperanzas a los venezolanos de que sí se pueden lograr soluciones que cuenten con un amplio respaldo popular. Las experiencias pasadas de las múltiples reuniones realizadas han sido decepcionantes para la Nación, ya que las prolongadas sesiones para buscar salidas convenientes para todos no han dado ningún resultado; lo contrario, se han convertido en frustraciones y tristes decepciones para la gran mayoría de los ciudadanos que aspiraban que se podían alcanzar alternativas que llevaran al país a una senda de progreso y bienestar para todos.

No hay duda que la mayor responsabilidad de alcanzar estas soluciones recae en los que ejercen el poder, al actuar sin demora en facilitar los medios para recuperar la confianza del voto como el elemento más representativo de la soberanía popular; permitiendo la conformación de un organismo electoral integrado por reconocidas figuras independientes que no estén subordinadas al tutelaje partidista y que generen la confianza en los ciudadanos, de que habrá elecciones transparentes que garanticen que nuestros votos serán respetados y los candidatos elegidos serán nuestros representantes legítimos en cualquiera de las instituciones del Estado.

Hoy Venezuela enfrenta retos y desafíos que lucen insalvables para buena parte de sus habitantes; ello se puede observar en las consultas de opinión popular, donde los elevados porcentajes de insatisfacción y desencanto se expresan fuertemente. Son realidades que tienen que ser observadas y resueltas de la manera más expedita posible. No se puede seguir en una confrontación permanente que desgasta a la Nación y genera grandes angustias a quienes se encuentran sometidos a una serie de circunstancias que ensombrecen el futuro. La casi totalidad de los venezolanos apoyan salidas que por la vía del diálogo sirvan para fortalecer la democracia, sus instituciones y mejorar las condiciones de vida. Es por ello que los responsables de alcanzarlos no le pueden seguir dando largas de nuevo a cualquier posibilidad de lograr alternativas creíbles para una Nación que los observa y les exige soluciones.