ONU: ¿Gobierno Mundial?
Política 01/10/2020 08:00 am         


Si el mundo avanza hacia un sistema económico capitalista global, cuyo funcionamiento ya no está regulado por leyes nacionales, ese cambio histórico ¿qué figuras jurídicas requerirá?



Por Reinaldo Rojas


La Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta cumpliendo este año 2020 setenta y cinco años de existencia. Tiene su origen en la Carta firmada por cincuenta Estados el 24 de junio de 1945 con un gran objetivo: “Salvación de la paz mundial, defensa del hombre, igualdad de derechos para todos los pueblos, aumento del nivel de vida en todo el mundo.” Nacida de las cenizas de la II Guerra Mundial, su prioridad ha sido intervenir en los conflictos para evitar las guerras, pero en este tiempo muchos otros problemas ha tenido que enfrentar este organismo, que si bien ha tenido resultados a veces limitados, es evidente que el mundo sería más cruel sin la presencia activa de las Naciones Unidas.

Cuando celebramos este aniversario, la ONU está hoy en el centro de la tormenta desatada por el Covid-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por ejemplo, ha sido cuestionada por Estados Unidos por su falta de claridad y rapidez en los inicios de la pandemia. Su intervención en conflictos como el de Siria no han dado resultados y el problema de los refugiados en el mundo es una tragedia. Pero, ¿es que todos esos problemas los tiene que resolver la ONU? ¿Dónde está la responsabilidad de los estados nacionales?

Para dar respuesta a esta compleja situación, hay que entender que el mundo de hoy es diferente al de la postguerra. Entre 1945 y 1989 el escenario internacional estuvo dominado por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la polarización ideológica entre liberalismo y marxismo, socialismo y capitalismo y en el equilibrio del terror por las posibilidades de una guerra atómica. Era un mundo binario.

Después de 1991 el escenario mundial cambió de manera sustantiva con la desaparición de la Unión Soviética, la mundialización del capitalismo y la revolución de la información, abriéndose con ello el tiempo histórico de la globalización. En este nuevo contexto, ¿qué papel le ha tocado jugar a la ONU?

Lejos de lo que se aspiraba, el siglo XXI no ha sido un periodo de paz para la Humanidad y el capitalismo global no ha significado bienestar y calidad de vida para todos. Los efectos de un modo de vida y producción fundados en el consumo de hidrocarburos se ha transformado en una amenaza para el planeta. Y la pobreza, las dictaduras militares, el fanatismo religioso y el terrorismo se han adueñado de regiones, países y continentes poniendo en riesgo la estabilidad mundial, impulsando procesos de migración forzada que han terminado generando una gran crisis humanitaria, como la que protagoniza Venezuela en este continente.

En verdad, con el siglo XXI hemos entrado en una época de incertidumbres que algunos analistas han calificado como una geopolítica del caos, ya que el actual capitalismo global y cibernético no ha podido ni podrá funcionar sólo a merced de las leyes del mercado. Susan George, en El Informe Lugano, de 1998, alerta a los dueños del capital acerca de los peligros que esto plantea con el surgimiento de un capitalismo gangsteril que podría socavar las bases de la economía mundial al no existir a nivel internacional controles estatales y regulaciones jurídicas. Esta advertencia es ya una realidad representada por el poder financiero del narcotráfico, el contrabando de armas, el blanqueo de dinero, la corrupción, el tráfico de seres humanos, animales, órganos y todo lo que no puede ser regulado, porque no hay como hacerlo.

Por otro lado, la desaparición de la URSS dejó solo a Estados Unidos en el escenario geopolítico mundial, situación que Zbiniew Brzezinski aborda en su libro El dilema de EEUU, publicado en 2004. Para este exconsejero de Asuntos Exteriores, Estados Unidos tiene que escoger entre asumir la dominación global o construir un liderazgo global. Un dato: los resultados electorales en Estados Unidos tienen efectos globales, porque quien ocupa la Casa Blanca gobierna el mundo. ¿Una exageración?

Sin embargo, la ruta hacia un imperio global norteamericano, que Michael Hardt y Antonio Negri abordan en su obra Imperio, no es recto, no es fácil y no es sostenible ni para el pueblo norteamericano ni para el resto del mundo. Volvemos entonces al principio. ¿Puede la ONU gobernar este Nuevo Orden Mundial? Con la organización actual eso no es posible. La ONU está fundada sobre el respeto a la soberanía nacional, sus organismos no regulan y su autoridad es delegada.

La pregunta entonces sería: si el mundo avanza hacia un sistema económico capitalista global, cuyo funcionamiento ya no está regulado por leyes nacionales, ese cambio histórico ¿qué figuras jurídicas requerirá? ¿Cómo quedan los principios de la guerra y la paz? ¿Cuál es el camino a seguir? La respuesta es de dimensión global.

El Universal








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