El Fenómeno “Drácula”
Política 01/09/2019 05:00 am         


Por Carlos Roque: Rafael Lacava, imagen de lo que podría denominarse el “madurismo moderado” o el “madurismo pragmático”



Carlos Roque

Abanica un lanzamiento, se acomoda la gorra, mira a la tribuna en el estadio José Bernardo Pérez y con su uniforme del Magallanes declara en Instagram: “Como fanático del beisbol que soy, vengo a mostrar mi repudio en contra de Leopoldo López y Juan Guaidó por pretender también quitarnos el beisbol; Guaidó nada tiene que ver tu disociación por llegar a la Presidencia de la República con el beisbol; ¿por qué nosotros los venezolanos tenemos que renunciar a este espectáculo?; pidieron a los gringos que impidieran que cualquier pelotero que esté inscrito en las Grandes Ligas pueda venir a jugar para acá; es una locura y una insensatez; es un crimen pedirles a los gringos que traten de censurar el beisbol venezolano”.

Jesús Brito, en la barra del restaurant Marchica lee el mensaje y exclama: “Ahora sí nos jodimos, Drácula también es pelotero”. Y es que para los carabobeños ya resultan comunes las ocurrencias de Rafael Lacava, quien a los pocos días de haber sido electo como aspirante del PSUV y del Gran Polo Patriótico en octubre de 2017 y ante el auge de la delincuencia inventó el “Carro de Drácula” como una novedosa patrulla en algunos casos conducida por él mismo, para enfrentar no solo los atracos y crímenes en las calles sino también para poner orden a los abusos de los comerciantes especuladores. ¿Por qué el polémico exalcalde de Puerto Cabello, conocido por sus excentricidades pero con indudable valoración por su obra en el cargo –tanto que le facilitó el camino de la gobernación cuando se pensaba imposible ante la fortaleza de su contendor, el entonces jefe regional Francisco Ameliach- invoca el famoso mito del Conde de Transilvania recreado por Vlad Tepes e instalado en el imaginario como un vengador fantasmal, para enfrentar las dificultades en una de las principales regiones de un país enfrentado a una grave crisis económica y social?

Ello habría de ser el comienzo de un curioso mandato bajo la sombra del misterioso personaje rumano consentido de la literatura y del cine y en consecuencia alejado de la “tierra de las mujeres bellas” y que habría de estar presente además en el nombre de una marca de cerveza, de ropa, de gas doméstico, de piezas musicales, e incluso haber restablecido con su mano los peajes de la autopista eliminados hace años entonces por Hugo Chávez. 

Se trata de la gestión de un mandatario chavista-madurista que a diferencia de sus pares tiene, según las encuestas, un considerable reconocimiento de su labor al margen de la asfixiante disputa política. Un dato que sin duda hace que el nombre de Lacava hoy se considere como posible candidato del oficialismo junto al gobernador de Miranda Héctor Rodríguez en una eventual escogencia sobre la base de un nuevo escenario de convivencia institucional.


LA RUTA DE SALAS ROMER

Cuando la alianza madurista asomó el nombre de Lacava como aspirante a la gobernación, luego de enfrentar la estructura partidista controlada por Ameliach y el sector radical del viejo chavismo, pero apuntalado por el efecto exterior de la influyente colonia comercial italiana, el aspirante, según los sondeos, no tenía la menor posibilidad de victoria frente a la candidatura del entonces alcalde de San Diego, Alejandro Feo La Cruz, que reivindicaba una reconocida labor y contaba con el acompañamiento de las fuerzas opositoras que en aquel momento protagonizaban una intensa acción de calle. El especialista José Antonio Gil Yépez, de la empresa Datanálisis, suele repetir como un hecho notable que a lo largo de sus investigaciones durante años nunca se había registrado el caso de un precandidato que diera un salto de más de treinta puntos en menos de un mes, tal como ocurrió entonces con el “vampiro valenciano”. Resulta claro entonces que más allá de las razones estrictamente políticas y partidistas, se trataba de un aspirante que reflejaba una realidad local, es decir, una relación con factores sociales y afectivos vinculados a la comunidad y que no siempre están presentes en la definición de las opciones partidistas.

Un caso que podría asimilarse a lo ocurrido con Henrique Salas Romer a partir de 1989 cuando fue electo y luego reelecto gobernador y transfirió su caudal incluso a su hijo en dos oportunidades y que convirtió en su gobierno a Carabobo en una referencia nacional que con el tiempo lo llevó, careciendo de la tradicional estructura partidista de AD y Copei a perfilar la organización Proyecto Venezuela que disputó en 1999 la Presidencia con Hugo Chávez y que hubo de contar incluso con el apoyo de estas viejas organizaciones. Sin duda, la gestión material de los Salas conocida como el “territorio de lo posible” que ahora gobierna Lacava, generó entonces una significativa influencia nacional.

Nacido en Puerto Cabello, economista y miembro de una familia de reconocido poder monetario, Lacava fue electo alcalde de su ciudad natal en 2008 y luego habría de ser embajador en Italia y representa hoy para algunos observadores la imagen de lo que podría denominarse el “madurismo moderado” o el “madurismo pragmático”, toda vez que ha logrado establecer en su región vínculos de comunicación con sectores empresariales y con factores sociales que a nivel nacional lucen claramente divorciados de las políticas de Miraflores y lo cual en el escenario de una confrontación interna posiblemente con su par de Miranda (quien luce atado a la versión original del chavismo) le otorgaría una ventaja en materia de alianzas y apoyos.


LA MODA POLÍTICA

El gobernador se abstiene de hablar de sus aspiraciones por ahora, incluso advierte a sus seguidores que no deberían dar pié alguno para ello; pero está claro que maneja un fuerte sistema de apoyo en las redes sociales, básicamente en Instagram, y la escogencia de Drádula como su padrino publicitario le añade un valioso elemento para una campaña electoral presidencial, sobre todo cuando se ha comprobado que en los últimos años el entramado de las redes sociales en algunos casos sustituye la eficacia organizativa de las estructuras partidistas en la caza de los votos. 

Donald Trump en Estados Unidos, con mayor razón Jair Bolsonaro en Brasil, el presidente de El Salvador Nayib Bukele -quien gobierna con una mano en el Twitter-, y sin duda la sorpresiva gestión de Boris Johnson en el Reino Unido, son datos que fortalecen lo que sin duda sería la verdadera intención del mandatario carabobeño: la Presidencia de la República.







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