Teodoro Petkoff: socialismo y democracia
Política 31/10/2019 05:00 am         


El 31 de octubre de 2018 fallece Teodoro Petkoff, político, ideólogo, excandidato presidencial, exparlamentario, fundador del Movimiento al Socialismo (MAS)



El 31 de octubre de 2018 fallece Teodoro Petkoff, político, ideólogo, excandidato presidencial, exparlamentario, fundador del Movimiento al Socialismo (MAS) y autor de textos de reconocimiento internacional en los cuales se soporta lo que se conoce como la propuesta del Eurocomunismo en contraposición a la experiencia de la Unión Soviética y los países del Este. Esta conversación fue publicada en el Diario de Caracas en enero de 1980

El 14 de diciembre de 1970 se divide el Partido Comunista de Venezuela. Atrás quedaba una crisis interna de veinte meses. Teodoro Petkoff, junto a varios dirigentes del PCV, había formulado un conjunto de planteamientos que suponían una sensible revisión de los postulados de la “ortodoxia comunista”; el marco exterior e interior era propicio; los tanques soviéticos habían recorrido las calles de Praga; el impacto del “mayo francés” prendía en las juventudes de los países industrializados y el pensamiento de Herber Marcuse circulaba como una ventolera ideológica por el mundo. En el plano interno, los partidos de izquierda venían de una derrota que pasaba a la superficie las diferencias tácticas y estratégicas que se acumulaban en su seno.

“El MAS nació (dice Teodoro Petkoff) como un planteamiento triplemente crítico: contra el capitalismo venezolano – y en este sentido fue una innovación nuestra porque el resto de la izquierda seguía aferrada a una caracterización anticuada del país – y contra el capitalismo mundial. Contra el socialismo existente en algunos países y contra el modelo de partido leniniano-staliniano. Desarrollamos la idea de que debe existir un vínculo muy estrecho entre el socialismo, la libertad y la democracia. Este planteamiento – una vez comprobada su evolución en el país – nos llevó a la conclusión que hoy no tendría sentido un desarrollo revolucionario entre nosotros, si no se incorporan y potencian en él las conquistas de la democracia liberal en el plano político. Nuestra reflexión nos llevó a sostener que la democracia constituye un logro esencial de la humanidad y un componente indispensable en el diseño de una nueva sociedad. La formulación, que le permitió al MAS desarrollar una política de masas, con la incorporación de sectores juveniles y la reactivación política de los núcleos culturales del país, se tradujo en la política del “socialismo venezolano”. Su momento culminante fue la campaña electoral – en apoyo a la candidatura de José Vicente Rangel – que se realizó entre 1972 y 1973”.

En las elecciones de diciembre de 1973 el MAS obtuvo una votación cercana a las 250 mil tarjetas pequeñas que le permitió obtener una representación parlamentaria de 9 diputados, 2 senadores y 5 concejales. Para muchos críticos, básicamente de la izquierda, el planteamiento del MAS suponía en los hechos una incorporación “a la dinámica del sistema”. Para otros sectores la “idea de la democracia en el socialismo” era una simple maniobra, una operación para “disfrazar” los propósitos comunistas de “ese partido”. Otros calificaron al MAS como una versión radical de la socialdemocracia. “Cualquier versión, por radical que sea de la socialdemocracia (Petkoff responde con palabras directas), no supone una alteración revolucionaria del orden social. Lo que ocurre es que algunos sectores – desafortunadamente en una gran proporción de izquierda – estimulan una larga tradición antidemocrática, según la cual el movimiento revolucionario ha terminado por creer que los problemas de la democracia y de la libertad son patrimonio de la socialdemocracia. Nuestra idea es distinta: la revolución no tiene por qué sacrificar en su altar a la libertad y la democracia. Yo añadiría que la socialdemocracia – cuya inspiración inicial era revolucionaria – sí sacrificó en el altar de la libertad y la democracia a la revolución”.

Durante cinco años, el MAS desarrolló una línea de oposición al gobierno de CAP. En los primeros meses planteó la idea de “acompañar al pueblo en su propia experiencia”, lo que significó en la práctica abrir un compás de expectativa en torno a los planes reformistas del gobierno. Posteriormente, acentuó su línea de oposición hasta culminar con su presencia en las elecciones presidenciales de diciembre de 1978, de nuevo con la candidatura de José Vicente Rangel. Los resultados, si bien consolidaron al MAS como la tercera referencia electoral del país, no estuvieron al nivel de las estimaciones de los observadores y los pronósticos de las encuestas. En junio de 1979, la votación del MAS – en ocasión de la consulta municipal – se incrementó sensiblemente. El desarrollo de esta fuerza socialista, es asimilada – por sus planteamientos y por la aplicación de su línea política – con las experiencias de los partidos comunistas de Italia, Francia y España, que se conoce como “la línea eurocomunista”.

“Una de las tragedias del colonialismo cultural es que condena irremediablemente a nuestros países a la condición de naciones incapaces de generar formulaciones originales (Teodoro hace una pausa). En relación al MAS quiero decir, sin temor a caer en la inmodestia, que es la primera fuerza política que el mundo de la izquierda mundial transformó en cuerpo político práctico diversos postulados que, a lo largo de estos tiempos, han ido produciéndose en otras latitudes y que en el caso de los partidos comunistas europeos se conoce como eurocomunismo. A veces me molesta tanto la comparación con el eurocomunismo, que suelo responder con énfasis: nosotros inventamos el eurocomunismo. Si algo nos enorgullece es el haber podido desarrollar una autonomía del pensamiento, vinculada a las mejores experiencias del intelecto revolucionario mundial, pero capaz de producir respuestas nacionales muy propias”.

El MAS es reconocido como un partido de importante presencia política y electoral en el país, aunque a considerable distancia de AD y Copei. No obstante, los hechos prácticos revelan que la repercusión social de ese partido es notablemente inferior. Ello incidiría en las dificultades que confronta el MAS para capitalizar en el seno de las masas los síntomas del descontento popular, que registran las encuestas. Tal situación podría convertir al MAS – despojado del ángel inicial – en un partido con tendencia a la fatiga o el crecimiento vegetativo, lo que limitaría en lo sucesivo las posibilidades de que ese partido emerja como una opción de poder.

“El MAS está en un momento de transición a ese respecto. (El líder socialista se interesa por el tema). Todavía no hemos podido poner en correspondencia cabal una influencia político-cultural relativamente significativa, con la capacidad de hacer de ella una fuerza impulsora de la movilización y la oposición popular. Reconozco que ese es el reto más grande que tiene el MAS por delante. Sin embargo, tengo la impresión de que hay síntomas en trance de superar: nuestra presencia se ha incrementado en el movimiento obrero y en algunos otros sectores en los que se organiza la sociedad, lo cual, a mi juicio, servirá de base para dejar atrás la limitación a la cual nos hemos referido. En el umbral de nuestros diez años estoy confiado que seguiremos siendo un importante eslabón para que pueda producirse esta articulación entre todas aquellas fuerzas que aspiran a superar el falso dilema que nos han querido acuñar: tener que escoger entre el chingo y el sin nariz. Petkoff hace silencio y agrega: “Está claro, ¿no?, entre Copei y AD”.







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