En un último intento para lograr la presencia de observadores de la Unión Europea en las elecciones del 6 de diciembre, el Alto Representante de la Política Exterior del organismo Josep Borrell envió a Carcas el jueves 24 a los funcionarios Enrique Mora y Javier Niño para hablar con representantes del gobierno y la oposición, en busca de nuevas condiciones para el evento electoral. La gestión (considerada “clandestina” y criticada por otros miembros de la UE) buscaba en verdad conversar con Henrique Capriles quién ha puesto como condición para llamar al voto, la presencia de la delegación y la aprobación no del aplazamiento de la votación, pero si una apertura en las condiciones del CNE que transmita confianza a los electores y a los países que han criticado el rumbo del proceso político venezolano. Luego de los contactos con los actores de la confrontación, los delegados consideraron que se trató de un simple intento sin resultado alguno.

En el alto gobierno se toman medidas en previsión de la llamada “sorpresa” de octubre que consistiría en una operación militar desde Colombia diseñada por Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre para apuntalar con el voto venezolano-cubano la reelección de Trump. La denuncia ha sido hecha por el embajador ante la ONU Samuel Moncada y advertida por el propio Maduro. La reciente visita de Mikel Pompeo, Secretario de Estado a Brasil, Guyana, Surinam y Colombia, las operaciones militares norteamericanas con el Ejército colombiano e incidentes como el registrado hace pocos días en la frontera en la zona de Apure, serían datos que comprobarían la amenaza. El jueves 24 se realizó en todo el país .pero de manera especial en las fronteras, una amplia movilización y ejercicios de la FANB como advertencia de lo que podría pasar si de la denuncia se pasa a la acción.