Serenella Rosas, el horror está servido
Vida 02/12/2019 05:00 am         


Muere la periodista Serenella Rosas Flunger



El 22 de noviembre a las 6 de la tarde Serenella Rosas, Massimo Visconti y Rafael Figueira hablaban de la cocina italiana, que es pasta y también verduras preparadas de manera suculenta, y de su mágica infiltración en la mesa local. Y los italianos llegaron con sus vegetales sería el nombre de la charla en la que nos contaban cómo los spahettis se enseñorearon como plato favorito de estas tierras, la que más los consume en el mundo luego de Italia, y de las acrobacias del calabacín (zucchini) en el menú cotidiano. Con esfuerzo y aceite de oliva, se abrieron espacio los productos de la tierra y así se convirtió la ensalada en manjar.

El 28, luego de llamar a su sobrino a España para felicitarlo por su cumpleaños salió del apartamento al punto del edificio donde vivía en Colinas de Bello Monte para manipular la bomba de agua y encender las máquinas de manera de iniciar el proceso breve y cotidiano de suministro; era su turno. En el país donde se destroza el acuático sur con las concesiones del Arco Minero, en tiempos antiecológicos y de agua racionada, le tocaba hacerse cargo de operar el bombeo de agua a los vecinos. Labor que podría realizar una conserjería experta que no está, en la llamada Ciudad Gotica la historia se repite en la mayoría de los condominios. Qué peligro. Las corrientes eléctricas y las aguas, siempre mal avenidas, produjeron una catástrofe.

Explotó el pulmón, hubo un corto, ella murió. Y no fue un accidente. Su muerte tempranera, al alba, y cuando tenía tanto para dar, es producto de la negligencia establecida, estipulada, organizada. En el rimero de cosas por producir y mantener, desde el suministro de servicios públicos hasta la democracia, hoy Caracas está seca.

Hija de la poesía y esposa del humor, esta despedida tan intempestiva e injusta, tan feroz y tan llena de aristas deja consternados a todos los que te leyeron, comieron de tus recetas, te quisimos. Periodista y chef, Serenella Rosas Flunger falleció. ¿Es posible? Difícil de creer, de digerir, hasta de escribirlo. “Casi 400 años después nos conseguimos con una fiesta caracterizada por la abundancia ( …) Muy temprano el mismo jueves empieza la preparación del pavo, cuya cocción toma varias horas, lo que permite la elaboración, en paralelo de contornos, salsas y postres”. Amanecen organizando los ingredientes para cocinar el día de Acción de Gracias, escribe en su columna Bueno, bonito y sabroso la nota que publica el periódico de La Florida Acento. ¡Acción de Gracias! ¡El jueves! Ella esta mañana está muriendo.

Tenían ella y su esposo, el Enano (José Rodríguez), un restaurante, La Factoría del Enano, al lado de la Libreria Ago, en Colinas de Bello Monte, aún conserva el nombre. Era un espacio para la cocina sabrosa, de ella, y el humor de él. Se reunían allí los pares: Claudio Nazoa, entrañable de el Enano, y Zapata, Laureano... los que entonces comenzaban Bobby Comedia... Cuando Enano murió, al poco tiempo ella vendió pero siguió en lo suyo. La vi hace una semana en la rueda de prensa a la que convocó la embajada de Italia para anunciar la semana de la gastronomía italiana que, en Caracas, sería en El Hatillo.

La hija del poeta Jesús Rosas Marcano murió electrocutada manipulando la bomba de agua del edificio, rutina del país en crisis que exacerba, por las consecuencias, la pena. La desazón. Tanto aun en el tintero, y pucheros, tanto por dar, que horror este fin de menú. Este cierre de nota.   








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