Quebrada de Jaspe: Un Tesoro Natural
Identidad 07/06/2020 07:00 am         


Un lugar deslumbrante que parece de otro mundo. El agua circula sobre piedra semipreciosa



Es una verdadera joya natural. Podría haber sido un lugar sembrado en el Paraíso bíblico. Pero está al alcance. Es un sitio de ensueño ubicado en lo profundo de la Gran Sabana, al oriente de Venezuela. La Quebrada de Jaspe es uno de los más impactantes monumentos naturales del país. Su nombre se debe a que el fondo es de una piedra semipreciosa llamada jaspe de un color rojo muy fuerte. Se puede caminar por una pequeña vereda bajo la sombra de un bosque de galería. A mediodía, el sol incide directamente sobre la piedra de jaspe, encendiéndola de una manera espectacular y todo el fondo del río que es de ese material se vuelve rojo brillante. El visitante puede deslizarse por piedra pulida. Es un verdadero disfrute lanzarse por esa especie de tobogán, según relata el portal Viajero Feliz “sobre la resbaladiza laja pulida por el paso del agua en lo que se ha denominado “El Tobogan de Jaspe” o recibir masajes en los pequeños saltos cuando te bañes en las diferentes caídas en que se divide la quebrada. Además, el silencio de la selva que se rompe de vez en cuando por el canto de los pájaros o el rugido de algún animal en la lejanía, dan a este lugar una atmósfera de misterio y paz”.

Según una leyenda contada por la etnia pemón, se dice que dos enamorados fueron castigados por su dios convirtiéndolos en piedras (La Abuela y El Abuelo). Estas piedras se encontraban en este parque y en el año 1998, el escultor alemán Von Schwarzenfeld seleccionó la piedra de jaspe conocida como Kueka (La Abuela), con un peso de 30 toneladas, como parte de una muestra escultórica en homenaje a la paz, llamada “Global Stone”, ubicada en el Parque Municipal Tiergarten, de Berlín, Alemania. El conflicto por la piedra Kueka llevaba años. La comunidad indígena pemón reclamaba a Alemania su devolución. El artista que la sustrajo alegaba que el monumento “está mejor” en un parque de Berlín. El antropólogo Esteban Emilio Mosonyi, por años estudioso de lenguas indígenas de Venezuela, explica que “para los pemones, las piedras son como seres protectores, espíritus tutelares, intermediarios, divinidades y, en el caso de Kueka, es como una madre”. “Cuando le falta esa madre, ocurren desgracias, calamidades, el pueblo se desubica, ahí puede haber hasta tragedias”, asegura. De hecho, para esa cultura, la piedra en cuestión era el ancestro pemón. Los indígenas pemón, ubicados en el estado Bolívar, al sureste de Venezuela, consideran que la causa de los desastres naturales y el desequilibrio de la naturaleza se deben a la sustracción de este monumento natural de 30 toneladas.

“El arroyo de las piedras del fuego”, en realidad, eso significa su nombre en dialecto aborigen, Kako Paru. Se encuentra cerca de Santa Elena de Uairén, en el kilómetro 273. Allí se topa el excursionista con la imponente quebrada de Jaspe. Es uno de los lugares más visitados en la Gran Sabana. Esa gran laja es quizá el lugar más famoso y popular de La Gran Sabana, constituido por un manantial que cae a través de una piedra de jaspe muy lisa, de unos 300 metros de longitud con un nivel de agua que no sobrepasa los 5 centímetros. El fondo es de una piedra semipreciosa llamada Jaspe, que es en realidad un compuesto de cuarzo y sílice, con fuerte presencia de hierro lo que le define un color rojo muy fuerte. Es un paraje fascinante rodeado de árboles; los temporadistas disfrutan deslizándose sobre esta resbaladiza laja muy bien pulida por el paso del agua, sobre una especie de suave colcha petrina que combina a la perfección el rojo y el negro. El jaspe rojo debe su color rojo-pardusco a su contenido en hematites. El nombre de jaspe proviene del griego “iaspis”, que significa “piedra manchada”. Se encuentra en filones hidrotermales, en rocas volcánicas y en rocas sedimentarias. El jaspe se encuentra típicamente en las grietas de las rocas volcánicas, y por lo general sólo se produce en depósitos relativamente pequeños, pero en las montañas de Guayana, las intrusiones de magma en el lecho de roca sedimentaria han dado lugar a la formación de inmensas losas de la piedra que a veces son de cientos de metros de largo. Allí hay una impresionante sucesión de lajas de intenso color jaspe que forman parte de la superficie geológica más antigua de Venezuela y del planeta.

No se debe remover ni romper el jaspe, está terminante prohibido llevarse éste o cualquier otro material natural de la zona. Llena de mitos y hechizos, esta zona parece alertar a quienes se atrevan a desafiar la integridad y armonía de uno de los lugares más emblemáticos de la selva venezolana. Las gentes del lugar aseguran que allí comenzará el Apocalipsis. No se sabe de dónde sacaron tal convicción pero lo cierto es que, por los momentos, el sitio es tan idílico, bucólico y paradisíaco que deja pasmados a todos los que llegan por aquellos lados.

Aleteia







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