En la Línea Dura
Análisis 08/03/2020 07:00 am         





La reunión entre Donald Trump y el presidente de Colombia, Iván Duque, en Washington concluyó recientemente con una categórica declaración: “Es necesario acentuar las sanciones aplicadas al gobierno de Nicolás Maduro”. En la misma línea voceros de Brasilia, reiteran el llamado a endurecer medidas restrictivas en el plano económico contra el gobierno venezolano aunque en fuentes militares, según ha trascendido, no se descarta la posibilidad de operaciones militares, lo cual se explica por cuanto como se conoce la presencia del Ejército carioca es fundamental en el ejercicio presidencial de Jair Bolsonaro. Si bien es cierto que en los últimos meses la posibilidad de la intervención militar como manera de encontrar solución a la crisis venezolana bajó de tono, toda vez que declaraciones de la propia Casa Blanca apostaron a una salida por la vía del consenso y el mecanismo electoral, está claro que en el caso del gobierno de Bogotá persiste cada vez con mayor fuerza la tesis de una operación de fuerza sobre la base de que en Venezuela operarían grupos subversivos de ese país y que cada día se tornan más graves los problemas internos generados por la masiva diáspora de venezolanos.


DUQUE A LA OFENSIVA

Para el gobernante venezolano (y en alguna medida en su momento también lo consideró Álvaro Uribe e incluso Juan Manuel Santos) no se trata de relaciones con un vecino histórico sino de confrontaciones con un gobernante que ha promovido un proyecto político que contradice la concepción de gobernabilidad del Palacio de Nariño. Esta contradicción que si bien por otras razones no es nueva en el intercambio diplomático entre las naciones herederas de la Gran Colombia, ahora cobra mayor peso tomando en cuenta los alcances de la crisis venezolana. Álvaro Uribe en su momento denunció la presencia en Venezuela de los activos armados de la FARC y el ELN y las discrepancias entre él y Maduro, además de la ruptura de relaciones diplomáticas, llegó a asomar la posibilidad de la confrontación armada. Chávez en su lenguaje desaforado en ese entonces llegó a amenazar con la presencia de los Sukhoi rusos sobre el cielo colombiano. Ciertamente durante el gobierno de Santos las cosas variaron sustancialmente e incluso las gestiones de Maduro se consideran decisivas para fijar los términos del Acuerdo de Paz entre el gobierno y la guerrilla, cocinado durante un buen tiempo en La Habana.

La situación planteada ahora se explica por el fenómeno de la migración masiva de venezolanos hacia territorio de Colombia que obviamente, en particular en el caso de Cúcuta, comporta dificultades crecientes para el gobierno de Duque. Aunque resulta necesario destacar que también la famosa diáspora venezolana ha representado un importante incremento para el comercio vecino y que incluso las cifras oficiales registran un impensado aporte de capitales venezolanos en el plano de la inversión. Pero más que los conflictos binacionales, en el contexto hay que tomar en cuenta el distanciamiento y la gravedad del distanciamiento entre Maduro y el gobierno norteamericano que ha significado la activación de las alarmas de la comunidad internacional.

Mientras el Grupo de Lima, el Grupo Internacional de Contacto y la Unión Europea apuestan por una salida pacífica y negociada, el grupo radical de la Casa Blanca que encabezan Elliot Abrams, Mike Pompeo y John Bolton, asumieron la línea dura de la confrontación la mayoría de las naciones latinoamericanas encabezadas por los gobiernos de Argentina y México confían en la necesidad de las negociaciones y los acuerdos.


BLOQUEO NAVAL

En los últimos días se ha dibujado un nuevo escenario en el cual se plantea la posibilidad de endurecer las sanciones contra Maduro y en buena medida contra la economía venezolana con la posibilidad de la presión militar tomando como pretexto el hecho de que si el planteamiento (tal como parece ocurrir) es asumido por los gobiernos de Duque y Bolsonaro ello no solo complicaría el escenario ya de por sí crítico en el plano económico sino que obligaría al estamento militar a una respuesta que lógicamente implicaría el llamado “quiebre castrense” con la salida de Maduro. ¿Es ello posible? En todo caso la respuesta está confiada al futuro, el hecho cierto es que hoy en día los grupos radicales de los gobiernos de Colombia y Brasil con la anuencia de Perú piensan y trabajan en esa dirección que la cercanía de un nuevo aniversario de la fundación de la Organización de Estados Americanos (OEA) el 30 de abril de 1948 sería un pretexto válido para reivindicar la presencia del organismo ostensiblemente disminuida por la gestión del Secretario General Luis Almagro y suscribir el apoyo a una operación de embargo naval que podría contar una vez consumado con el apoyo de otras naciones del continente y también de instancias internacionales que apuestan a un cambio de poder. ¿Es ello posible? Como suele decirse en la historia, “nada está escrito hasta que sucede”.





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