El jueves 5 a las 6 de la tarde Donald Trump se dirigió a los estadounidenses a solo 6 votos de colegios electoral para la elección del Presidente de la República, para denunciar fraude en las votaciones del martes 3. El mandatario comentó una serie de manejos “tramposos y fraudulentos” y dijo que durante dos días se habían repetido en los conteos de los votos adelantados, los enviados por correo y los consignados en los centros de votación.

En su tono de presentador televisivo acuso-obviamente sin prueba alguna- a los opositores del Partido Democráta de tratar, mediante todas las formas posibles, de alterar un resultado que le sería favorable y garantizaría su reelección por un nuevo período de cuatro años frente al contendor Joe Biden. ¿Es común que un gobernante denuncie fraude en unas elecciones? ¿No es usual que sean los opositores los que reclamen y protesten cuando consideren alterada la voluntad de los electores? Podría alegarse que la legislación norteamericana no concede al gobernante los poderes ilimitados de otras nacionales, no obstante, no parece lógico ni prudente que desde el poder se hagan señalamientos sin haber sido previamente investigados y comprobados. Las palabras de Trump fueron de tal manera inesperadas y graves, en un momento de tensión nacional, que varios canales de televisión suspendieron su transmisión y la red twitter advirtió sobre la gravedad del mensaje.

El mandatario insistió de la necesidad de suspender el conteo de los sufragios faltantes y de remitir el caso a la Corte Suprema de Justicia. Mientras tanto Biden y sus partidarios insisten en una inminente victoria con 6 sufragios que aportaría a Pensilvania y así llegando a la Casa Blanca.


HACE 20 AÑOS

La situación planteada remite con los resultados de las elecciones lo ocurrido el 7 de noviembre del 2000 en la disputa de Al Gore y George W. Bush, con la victoria del primero con una ventaja de 327 votos populares en Florida, que fueron cuestionados por el contendor quien alegaba una pequeña diferencia a su favor en los colegios electorales, un tema que fue remitido a las instancias electorales y creó una expectativa de 35 días, hasta el 12 de diciembre cuando según conto Al Gore a la prensa: “hace unos momentos, he hablado con Bush y lo he felicitado por convertirse en el presidente numero 43ª de los Estados Unidos”.


¿LARGA EXPECTATIVA?

La decisión de Trump en apelar a la justicia para dictaminar el resultado de la votación, habrá de generar un largo vacio pero a diferencia de 20 años atrás en un clima de polarización política, de caída de la economía por el efecto del Covid-19 y por ultimo pero nos menos importante, las tensiones y enfrentamientos callejeros en la principales ciudades del país. También en el seno del Partido Republicano personajes estrechamente ligados a Trump como el senador Mitch McConnell, el asesor Chris Christie y el parlamentario de Florida Marco Rubio, han expresado su desacuerdo con la declaración y denuncia de fraude y la decisión de apelar a la máxima instancia judicial. Analistas también consideran que el tema del fraude se ha convertido en una suerte de pretexto en otros países para ocultar derrotas y como mecanismos de descredito de los gobiernos.

Para el politólogo Fernando Mires: “Fraude significa lo mismo en Bielorrusa y en Estados Unidos, pero que distinto es cuando lo protesta un pueblo contra gobiernos de una dictadura, que cuando la grita un Presidente en contra de instituciones de su pueblo”.

Para el analista Jesús Seguías: “En USA gane quien gane, vienen tiempos difíciles por su nueva configuración demográfica y cultural, los retos de gobernanza y la pérdida de competitividad económica y la amenaza china. Son retos sistémicos que deberán enfrentar tanto Biden como Trump.