Juventud divino tesoro, carne de cañón
Vida 04/03/2019 08:00 am         


Niños y adolescentes blancos del poder



Las estadísticas son rojas e insoportables, los niños y adolescentes son blanco del poder. Pero qué tenaces.

Vivir siempre ha sido un riesgo, pero los jóvenes en Venezuela, según las cifras del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), tienen todo que perder: son el blanco. Cuando Maduro —el del apellidoimpropio, así como el proceder— le dice a Juan Guaidó “muchachón” no apenas intenta con ello descalificarlo, si eso fuera posible o razonable. Admite el de la ¿experiencia?, ¿en qué? la animadversión que le tiene al futuro. Y ratifica el desdén que le dedica el ya ancienregimen a la genuina vocación de cambio de los que, sin otro paradigma existencial que este despropósito, han logrado mantener la voluntad inquebrantable dentro de esta cápsula de tiempo. Son un desafío.

La mayoría de las víctimas de la violencia son niños y adolescentes. “Una vez más, en forma irrefutable, los datos confirman que son los jóvenes las principales víctimas de muertes violentas en todos los estados del país: 64% son adolescentes y jóvenes de hasta 29 años de edad; son 14.736 jóvenes los que murieron asesinados en 2018”, asegura el más reciente informe suscrito por el Observatorio. Entretanto, impresiona que en rueda de prensa el mismo Maduro felicite a los científicos per sé ignorados y en plena cadena anuncie—¡además de que les regalará automóviles!— que ahora sí repararán las incubadoras “dañadas en todo el país”, cosa que en pocos meses los bebés puedan empezar sanamente sus vidas. ¿Y por qué no se tomaron antes cartas en el asunto? ¿Qué puede justificar semejante confesión de partes, semejante horror?

Así como sorprende que en tiempos acérrimos gane en Harvard la delegación venezolana en el intercambio mundial estudiantil del Modelo de Naciones Unidas, asimismo deja helados a todos que sean apresados por el gobierno niños de 10 y 11 años. Las circunstancias son adversas, la represión y las balas no son una sensación. ¿Cómo es esto posible? Contra todo pronóstico, los jóvenes hacen acopio de la memoria, de las referencias históricas y de la raigambre, y no cejan; no hay manera de detenerlos, aunque se esfuerzan por hacerlo.
 
De mil formas y todas vinculadas a la paz se le plantan al mandamás que intenta contenerlos con todas las armas. Mientras el gobierno se consagra como un devorador de destinos, persisten los muchachos contra viento y marea. Asumen los bachilleres y universitarios la política como vanguardia y le hacen frente al castrador —el apellido Castro le es entrañable al régimen—porque, como dice el escritor Alberto Barrera Tyzska, el venezolano lleva la democracia en el ADN.

La chamba juvenil, trabajo sobre la marcha, no es un argumento a favor del apoyo a ese sector de la población tan expuesto; quizá solo sea la excepción que confirma la regla. Y la regla es que los menores son carne de cañón. Por desnutrición, violencia, abandono, los muchachos corren altísimo riesgo, y con todo, intentan vencer el oprobio con escudos de latón.

“Felicito a los jóvenes venezolanos por su talante democrático inquebrantable”, saludó el 12 de febrero, Día de la Juventud, Beatriz XXX, vicepresidente de la Comisión de Derechos Humanos del parlamento europeo. “Los inhabilitan, deben exiliarse, son atacados y persisten, cada vez vemos generaciones más jóvenes tomar el testigo para no dejar la lucha, son los venezolanos un pueblo valiente”, dijo a propósito de la fecha que en el país celebra la audacia de aquellos que se inmolaron por la causa de la independencia, en 1814.

Según los datos recabados por el Observatorio de Violencia la criminalidad arrasó en 2018 con la vida de 14.736 jóvenes en el país. Es decir, murieron 40.283 cada semana, 40 cada día del año. ¡Un aula de clase cada 24 horas! Los detalles exacerban el dolor. “Por causa de la violencia murieron cada día 4 niños y adolescentes menores de 17 años, fallecieron 22 jóvenes entre 18 y 24 años, y 14 entre 25 y 29 años. Una parte importante fueron víctimas de la violencia policial, la cual le arrebató la vida a 5.364 jóvenes, 14 víctimas cada día del año”. 


Cifras del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV)

Todos llevan un fardo encima que no es el difuso futuro sino el mal tiempo. Los que no se desplazan e intentan abrirse espacio afuera de su país, vaya injusticia, en casa son el objetivo. La presa. Cada día del año 40 jóvenes mueren como resultado de violencia delincuencial y violencia policial; niños y jóvenes mueren, además, de hambre y falta de medicinas en los hospitales del país. “De los que han quedado aquí, la mayoría lucha y sueña por la libertad del país, a todos les ha tocado trabajar y sacrificarse para contribuir con su hogar, muchos dejaron sus estudios, otros están en las calles buscando comida”, asegura el traumático estudio.

“El 12 de febrero de 1814 fueron jóvenes estudiantes quienes se enfrentaron y derrotaron en La Victoria, Aragua, a un poderoso ejército que amenazaba con someter a toda la población”, subraya el informe, “hoy nuevamente Venezuela es testigo de una juventud que hace historia y tiene como enemigos el crimen organizado, el autoritarismo y el abuso policial. Tenemos muy presente el dolor de tantos jóvenes muertos, torturados y encarcelados en los últimos años, cuando ejercían su legítimo derecho a manifestar. Su recuerdo es inolvidable por el sacrificio de sus vidas en la lucha por la libertad de nuestro pueblo”, dice la gente del OVV en mirada panorámica.

Queda más. Del total nacional de las muertes que se califican como muertes por “resistencia a la autoridad” (7.523), del total de estas víctimas de presuntos enfrentamientos con cuerpos policiales, 71% son jóvenes menores de 30 años de edad, “una cifra que conduce claramente a preguntar si la política de seguridad está concebida para pacificar el país y detener la mortalidad, o si se ha planteado como propósito el aniquilamiento de los sectores jóvenes, que se identifican o estigmatizan como población peligrosa”, añade el OVV.

Estar atentos, no cejar, no exponerse. La política se cunde de caras nuevas, nadie se da por vencido. Líderes treintones que apuestan al país y organizan en fundaciones solidarias de alimentación, con el verbo unir, desde el discurso comprometido en la plaza, el barrio, la universidad, toman el testigo con convicción y devoción por el país que sueñan. Sí, hacen historia, la escriben en vivo. Que permanezcan enteros. Voluntariosos. Labrándose su propio destino. “Guaidó se reunió conmigo”, dijo Maduro para volver a descalificarlo, admitiendo que él mismo no es buena compañía. Nadie le creyó. Queda claro sí que este joven, imagen de la transformación, encarna la ausencia de rémora, la transparencia, el futuro pues. Es David contra el goleao.





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