El Esequibo: Otro Conflicto
Análisis 20/01/2021 08:00 am         


Recientes acontecimientos introducen un significativo cambio en el curso de la reclamación venezolana con Guyana.



Como se había advertido la disputa de Venezuela en reclamo del territorio Esequibo, primeramente ante Inglaterra y a partir de 1966 con la excolonia de Guyana, cobra ahora una nueva dimensión. El abandono de las gestiones del “buen oficiante” acordada por las Naciones Unidas durante varios años, dio paso en buena medida a un retroceso en la posibilidad de lograr un entendimiento entre las partes mediante las negociaciones establecidas por el “Acuerdo de Ginebra” el 17 de febrero de 1966. Cuando el tema fue referido por el actual gobierno guyanés el año pasado a la Corte Internacional de Justicia de La Haya para que emitiera una opinión al respecto, lo que lógicamente fue desconocido por las autoridades venezolanas, resultaba claro que el viejo litigio pasaba a una nueva fase y seguramente gobernado por las alternativas del juego geopolítico. 

En su decisión de diciembre pasado, el CIJ si bien reconoció su competencia para conocer el asunto, lo cual de hecho desechaba las vías anteriores para ventilar la disputa, remitió el criterio final a una declaración que debería de producirse en los próximos días por parte del titular del organismo. Como era lógico, Venezuela habría de rechazar una vía que ahora ya no sólo respondía a los intereses de dos países, sino que estaba intervenida por la presencia en ella de poderosas empresas norteamericanas y de otras naciones presentes en una zona de comprobada riqueza energética.

Los últimos hechos confirman la previsión. Desde el lunes 11 de enero, Fuerzas Navales Estadounidenses realizan maniobras en el área aun no determinadas que apuntalan de este modo la posición guyanesa. El propio Jefe del Comando Sur Craig Faller, visitó la zona para reafirmar el decidido apoyo de su país a la pretensión territorial del vecino. Explico además, que se trataba de una política de la administración Trump en correspondencia con el acuerdo de seguridad bilateral USA-Guyana ratificada recientemente el pasado diciembre con la presencia en ese país del Secretario de Estado, Mike Pompeo como parte del llamado “Tratado Shiprider” que contempla la posibilidad de maniobras conjuntas en las costas guyanesas para evitar “actividades ilegales”. 


VENEZUELA RESPONDE
Como era previsible, la respuesta del gobierno venezolano no se hizo esperar. Nicolás Maduro tal como había señalado una declaración anterior de la Cancillería Nacional, cuestionó y desconoció la opinión de la CIJ en un asunto que de común acuerdo entre las partes estaba confiando a las gestiones de buena voluntad bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Pero no solo ello, sino que anuncio además, la creación de un Territorio Especial para el Desarrollo de la Fachada Atlántica con la presencia de autoridades civiles y de la Fuerza Armadas Bolivarianas en lo que puede interpretarse como un muro de contención en la faja venezolana de eventuales injerencias de tropas guyanesas o tropas americanas. Al mismo tiempo, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional se declaro en emergencia al considerar que lo ocurrido configura un cuadro de extrema gravedad y que incluso no se descarta el riesgo de futuras acciones bélicas entre los dos países y por supuesto también de la injerencia de los Estados Unidos. Como respuesta el vocero del Departamento de Estado de Washington, Michael Kozak, rechazó la postura venezolana y ratificó el apoyo de su gobierno de manera incondicional a la política de Georgetown en esta materia. 


RIESGO BÉLICO

El Presidente de la Comisión de Exteriores de la AN, diputado Timoteo Zambrano, ha considerado que se trata de un nuevo giro de la ya tradicional confrontación por motivos territoriales entre ambos países y que no se descarta dado que ahora se impliquen también en ellas poderosos intereses económicos extranjeros vinculados al industria petrolera, lo cual podría conducir a un cuadro de mayor conflictividad posiblemente prebélica que obligue a que la materia sea considerada incluso por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Para algunos analistas, para la nueva situación estimulada por la Casa Blanca guardaría relación con varias decisiones recientes como el anuncio de mayores sanciones para Irán y la denominación de Estado Protector de Terrorismo de Cuba, como acciones finales del mandato de Donald Trump en la línea de entregarle al sucesor Joe Biden un panorama poblado de dificultades y situaciones críticas que podrían hacer más exigentes los primeros meses de su mandato a partir del 20 de enero.








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