Las Últimas horas de la Dictadura
Análisis 24/01/2021 08:00 am         


El mes de enero de 1958, activa en diversas formas las fuerzas democráticas para el derrocamiento del régimen militar de Pérez Jiménez, hasta la madrugada del 23



Cuando el dictador aislado y sin apoyos decide abandonar el país. 


Desde el primero de enero con la frustrada insurrección de la Aviación y el Cuartel Urdaneta de Caracas encabezados por el capital Martin Parada y Hugo Trejo los siguientes fueron días que auguraban el desplome del régimen. El 14 de enero circula un nuevo manifiesto suscrito por profesionales universitarios que piden el pleno ejercicio de los derechos democráticos y se conoce alarma de nuevo en la Marina de Guerra cuando el personal subalterno desacata a los comandos y acuerdan hablar con el Contralmirante Wolgang Larrazábal y elaborar un orden de operaciones para tomar la base naval de Puerto Cabello. El Comité Cívico-Militar hace contacto con los insurgentes y el teniente José Luis Fernández de la Aviación prepara un plan para detener a Pérez Jiménez en la inauguración de la Escuela Básica, idea que luego se descarta porque podría haber víctimas entre los cadetes y las misiones extranjeras invitadas.

Mientras tanto, la resistencia no cesa en el exilio. En Nueva York Rómulo Betancourt, Jóvito Villaba, el empresario Eugenio Mendoza y el economista Tomás Enrique Carrillo Batalla se convierten en portavoces de la Junta Patriótica que actúa en Caracas. Ya los exiliados en México, Costa Rica, Chile y Colombia preparaban el regreso y Carrillo Batalla logra reunir en un pacto histórico a Betancourt con el general López Contreras. En el país estaba en marcha el llamado a huelga general para el martes 21 de enero. Rafael Caldera, ahora asilado en la Nunciatura Apostólica, recibe el salvoconducto para viajar a Nueva York, al tiempo que se concentran gestiones para la huelga de prensa y los estudiantes y activistas de las juventudes opositoras toman los barrios más populosos, mientras que se inician reuniones para hablar sobre la integración de una Junta de Gobierno.

El lunes 20 Larrazábal acepta dirigir el movimiento insurreccional y los volantes de la Junta Patriótica son escuetos:”La huelga general contra la tiranía es el martes 21”. Ese día en efecto no circulan los periódicos; se intensifican las llamadas telefónicas para sumarse al paro; las calles se tapizan con tachuelas; hay tensión en los rostros de los caraqueños y se realizan compras nerviosas en los comercios. Guillermo Patricio Kelly, asesor de Perón exiliado en el país, distribuye volantes firmados por la Junta Patriótica con un texto confuso y recomienda a la policía teñir de rojo el agua de las unidades antimotines para identificar a los manifestantes, según métodos utilizados en Argentina. A las 12 del mediodía comienza el ruido de las cornetas y el tañir de las campanas; cierran los negocios y prácticamente el tránsito desaparece. En el centro de la ciudad varios autobuses son incendiados y la Guardia Nacional ataca a los activistas y caen los primeros muertos en los pasillos del Centro Simón Bolívar. El gobierno decreta entonces el toque de queda.

El miércoles 22, sorpresivamente parece haber cambiado la situación. Se reinicia lentamente la actividad comercial y tiende a normalizarse el tráfico. La activación en la calle se ha cumplido como estaba previsto pero no hubo la respuesta militar que se esperaba. El pueblo ha puesto nuevamente los caídos y se cuentan más de 200 muertos y miles los heridos. La Junta Patriótica discute la suerte de la huelga y los oficiales de la Escuela Militar aseguran que la sublevación será a la seis de la tarde. Justamente a esa hora se anuncia la movilización de las naves desde Puerto Cabello dirigidas por Larrazábal y los capitanes Azopardo y De La Rosa y estalla el alzamiento. En Nueva York Tejera París comparte con Eugenio Mendoza cuando el empresario recibe la noticia de que será el Presidente de la Junta de Gobierno. Tejera informa a Betancourt y éste le pide que acompañe a Mendoza a Caracas y que no salga del Palacio de Miraflores. Ciertamente cuando el 24 llega a Caracas Mendoza es incorporado al igual que Blas Lamberti como miembros civiles de la Junta y sustituyen entonces a los coroneles Casanova y Romero Villate. La noche del 22 también se declara en rebeldía la Escuela Militar en cabeza del capitán José Vicente Azopardo de la Armada, el capitán Felipe Párraga del Ejército, el teniente José Luis Fernández de la Aviación y el teniente Ítalo Brett Smith de la Guardia Nacional quienes comprometen al director de la Escuela el coronel Pedro José Quevedo, siendo en ello decisiva también la participación del coordinador del Comité Cívico-Militar, el farmaceuta Oscar Centeno Lusinchi. Pérez Jiménez al recibir la noticia llama insistentemente por teléfono a Quevedo, quién le confiesa estar ya comprometido con la rebelión. El coronel Romero Villate se traslada a la Escuela y pregunta al entrar: ¿qué pasa aquí?; y el teniente Fernández sin dilación le responde: “Aquí no pasa nada coronel, la Escuela está en rebeldía contra el general Pérez Jiménez”.

En Miraflores el gobernante y el coronel Luis Felipe Llovera Páez debidamente informados de lo que ocurre, entienden que es la hora de tomar una decisión y que no es otra que abandonar el poder, y se prepara una Junta de Gobierno en la que estarían representadas las fuerzas militares: los coroneles Quevedo de la Escuela Militar, Romero Villate de la Aviación, Casanova del Ejército y Araque de la Guardia Nacional. Pérez Jiménez proponer para presidirla al general Hugo Fuentes por razones de antigüedad sin tomar en cuenta que la Marina tiene el control militar de la situación y que su Comandante el contralmirante Larrazábal se ha pronunciado a favor del Golpe. El coronel Simón Adolfo Medina Sánchez, comandante del “Batallón Caracas” llega con un plan para rescatar Escuela en rebeldía; Pérez lo revisa y comenta: ”Prefiero irme antes que matar cadetes” y luego ordena a su asistente, el mayor José Cova Rey preparar todo lo necesario para salir del país. Al poco tiempo en la madrugada del 23 “La Vaca Sagrada” surca el cielo de Caracas y Pérez Jiménez con su familia huye con rumbo a Santo Domingo.


Entrevista sobre el "23 de Enero de 1958”












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